: 4 :

10.2K 1.5K 932
                                    

Seokjin fue empujado al frente hacia una pequeña puerta de madera a un lado del pasillo.

—Recuerden, niñas su deber es entretener a los clientes. Bailen, sirvan las bebidas, coqueteen, pero no sean tan fáciles —advirtió la mujer de vestido amarillo con hombreras que los acompañaba rumbo a la habitación.

Seokjin estaba casi temblando de los nervios, no sólo porque temía tropezar con aquellos tacones de aguja de quince centímetros cada que daba un paso, sino porque estaba a punto de hacer algo que jamás imaginó. Taehyung, en cambio, iba casi saltando de emoción, su vestido rosa alzándose con cada uno de sus movimientos hiperactivos mostrando parte de su bóxer negro.

—Sonrían~ —fue lo último que dijo aquel extraño personaje antes de abrir la puerta y arrojar a ambos chicos al interior.

Seokjin tropezó al entrar, Taehyung soltó una pequeña risita burlona. Ambos levantaron la mirada y por un momento el tiempo se detuvo.

Había cerca de una docena de hombres enfundados en trajes oscuros, miradas severas y aspecto amenazante que los observaron apenas entrar. Seokjin sintió que caería al suelo cuando vio las armas de esos desconocidos a plena vista. Por algún motivo parecía la escena de una película de mafiosos.

Taehyung se movió incómodo, bajando la falda de su vestido intentando cubrir un poco de sus piernas, fingiendo una sonrisa amable. Seokjin ni siquiera podía forzarse a sonreír. Sus ojos captaban cada pequeño detalle, hasta que su mirada cayó sobre un rostro conocido.

Aquel hombre, Hoseok, a quien conoció tiempo atrás en la calle, estaba sentado junto a un moreno elegante que sonreía con tranquilidad a pesar de tener un arma apuntando directo a su rostro. Los segundos en silencio se extendieron hasta que ese mismo moreno desvió la mirada tras analizar al par de chicos.

—Como estaba diciendo —continuó Namjoon, mirando al hombre mayor frente a él.

Choi apretó los puños, sus ojos temblaron con rabia en tanto Namjoon tomaba los documentos que Hoseok le había entregado. Seokjin no sabía a donde voltear. Un chico bajito que se encontraba cerca de la pared se llevó el dedo índice a los labios indicándoles que guardaran silencio. Taehyung miró a Seokjin con duda antes de que ambos se dirigieran hacia la esquina más lejana.

—Supongo que ha escuchado sobre el clan Yang —Namjoon pasó las hojas hacia Choi.

El hombre observó sin dejar de apuntarle en ningún momento y entonces empezó a reír.

—¿Ahora intentas usarme como uno de tus sirvientes? —se burló—. ¡Yo tengo décadas en el negocio! Tú apenas unos años y ya crees que puedes llegar tomando todo sin permiso y haciendo lo que te da la gana.

—Bueno, usted mismo lo dijo: a mi padre le gustaba levantar putas en cada esquina. Debo tener algo de él porque a mí me gusta levantar putas que están en la ruina, como usted —sonrió Namjoon.

El puño furibundo de Choi se levantó apretando el arma con fuerza y apuntando directo entre ceja y ceja. Seokjin estuvo a punto de soltar un grito de terror, Taehyung se pegó tanto a la pared como pudo.

—¿Y qué si no quiero? —retó Choi.

Namjoon ladeó la cabeza antes de responder:

—¿Ha escuchado sobre el hijo de Jeon Hyewoo?

Y casi al instante la puerta de la habitación privada se abrió de nuevo con una patada. Jungkook apareció con rostro serio y tranquilo llevando un bulto envuelto en sábanas sobre su hombro izquierdo. La entrada más dramática y extraña que Seokjin había visto en su vida. El pelinegro dejo caer, lo que sin duda era un cuerpo humano, al suelo y prosiguió a remover las cobijas que lo cubrían.

HOME » NJ•KVWhere stories live. Discover now