Capítulo 34.

927 98 16
                                    

—Oye—hablo Molly—¿sabes si aún queda gente en el pueblo? Digo, sé que había pero tu hermano estaba muy empeñado en deshacerse de ellos así que…ahí mi pregunta.
— Murieron.

Fue todo lo que Vincent contestó, Molly hizo una mueca y se esforzó todo lo que pudo para ignorar aquello y continuó.

— ¿quieres dar una vuelta por el pueblo?—cuestiono girándose para observarlo—de paso me muestras figuras que aún no vi, en lo posible que solo sean de cera ¿si?—pidió, el pelinegro asintió. 

Ambos se adentraron al pueblo y comenzaron a recorrerlo, las figuras de cera que contenían cadáveres dentro simplemente eran ignoradas,  pero las demás se detenían a verlas con detenimiento. Molly nunca fue una fanática del arte, le gustaba ver algunas cosas pero nada más, no obstante sentía muchísimo interés por cualquier cosa que Vincent creara, estaba fascinada con su modo de trabajar, su rapidez y como le resultaba tan sencillo cuando para otros—incluida ella misma—, hacer siquiera un dibujo era un desafío. 

— Amo ver tus creaciones, pero no puedo dejar de sentirme inútil en cierto punto—comento encogiéndose de hombros, sin quitar la mirada de aquellas figuras de cachorros en la tienda de mascotas—¿nunca consideraste salir de aquí y estudiar …? Digo, no es que necesites aprender mucho más porque tienes demasiado talento, pero quizá, no lo sé, podrías vivir de esto tranquilamente ¿lo sabes, verdad?—volteo a verlo, pero Vincent no contesto—te estoy aburriendo ¿no?—rio.

Vincent volvió a guardar silencio, no obstante permaneció mirándola. Pocas veces se había tomado el trabajo de apreciar lo que hacía, generalmente hacía las figuras y listo, también estaba el hecho de que a pesar de todo el tiempo oír cumplidos sobre su arte, jamás habían significado gran cosa para él hasta ahora. Que fuese Molly quien le dijera todas esas cosas significaban más para él de lo que hubiese querido. 

— ¿Por qué me ves así?—pregunto la blonda un poco nerviosa.

Vincent—aun en silencio—, fue extendiendo de a poco su mano hasta la de Molly. No buscaba incomodarla,  tampoco sobrepasarse, él no era ese tipo de persona. Solo quería poder tocar, siquiera rozar y sentir el calor de su piel un momento.

— ¿estoy interrumpiendo algo?

La voz de Bo los hizo tomar ligera distancia, fue un acto prácticamente inconsciente, en especial en Vincent quien dio unos cuantos pasos atrás y se encorvo un poco ,  intimidado ante la presencia de su gemelo. 

— ¿Qué estaban haciendo?
— Solo hablábamos—contestó Molly percatándose del cambio en Vincent—¿Qué quieres?
— Entrara gente al pueblo, Lester me aviso—soltó Bo—tienes que estar atento, son un grupo grande al parecer, debemos ser rápidos—indico a su hermano, quien apenas asintió con la cabeza—ahora vete. 

Vincent no lo dudo, enseguida se marchó dejándolos solos. 

— ¿Tienes que mandarlo como si fueses su padre o su dueño? ¿Es necesario?—pregunto la joven de mala gana, cruzándose de brazos—no es un niño ni tampoco es tu hijo, es tu hermano y es adulto , tratalo como tal. 
— ¿Terminaste?—pregunto Bo enarcando una ceja, viéndola con total seriedad—¿qué te importa a ti el modo en que trato a ese idiota?  ¿Qué se traen ustedes dos?
— No le digas idiota ¿y qué demonios es esa pregunta?
— No creas que soy estúpido ¿crees que no sé que salen todos los días al bosque a hacer quien sabe que?
— Suficiente, no me quedaré aquí escuchando tus estupideces. 

Molly enseguida dio media vuelta para caminar de regreso a la casa, odiaba cuando Bo comenzaba a fastidiarla pero más odiaba cuando lo hacía por llevarse bien con Vincent.

— Ven aquí—la llamo, en vano porque ella no se detuvo—maldita sea niña, detente.
— Déjame en paz, hablaré contigo cuando dejes de sugerir tonterías.
— ¿Tonterías? ¿En serio?—pregunto alcanzando a tomarla del brazo para que se voltee—ni siquiera conmigo sales del modo en que sales con él ¿qué demonios quieres que piense?
— ¿Qué? 

Le costó un poco a Molly formular una respuesta ante aquellas palabras, lo cierto es que esperaba de todo menos aquella especie de escena de celos por parte del mecánico. 

— Disculpen—una voz femenina los hizo voltearse—estoy buscando a Bo, trabaja en la gasolinera según me dijeron pero fui y no encontré a nadie ¿ustedes saben dónde podría encontrarlo?
— Ya lo encontraste—informó él esbozando una amable sonrisa, fue para la blonda bastante impresionante el modo en que su semblante y actitud cambiaron ante la presencia de aquella chica—¿en que puedo ayudarte?
— Estoy viajando con unos amigos, nuestro carro se averió ¿crees que puedas echarle un vistazo?
— Desde luego—volvió a sonreírle—pero primero debo ir por mi cajón de herramientas, nos tomará un minuto. 
— Claro, no hay problema—sonrió aquella chica notablemente agradecida.
— Uhm…oye ¿gustas esperar aquí conmigo?—pregunto Molly.

Bo enseguida volteo dándole una mirada prácticamente asesina, estaba interfiriendo en sus planes a plena consciencia, pero Molly no podía permitirse dejar ir a esa chica en compañía de Bo sabiendo que posiblemente moriría. 

— ¿Tú no tienes que ir a casa?
— No—contesto Molly—ve por las herramientas, nosotras aquí esperamos. 
— Molly—pronunció entre dientes, ella negó con la cabeza y lo hizo temerosa, sabia que enfadarlo no era buena idea.
— ¿Puedo hablar contigo un momento?

Bo presionó sus puños con fuerza pero se contuvo, no la golpearía, no desquitaría su rabia en ella, si no lo hizo antes menos que menos lo haría ahora.

Ambos se alejaron de aquella joven para poder hablar, lo hicieron en un tono de voz lo suficientemente bajo para que ella no pudiese escuchar nada.

— ¿Qué mierda crees que estás haciendo?
— No lo hagas—fue lo primero que Molly pudo decir—por favor, es solo una niña… no le hagas daño.

Aquella joven era apenas una adolescente y existía la enorme posibilidad de que sus amigos también, si bien Molly hubiese accionado así ante cualquier persona, se sensibilizo más al verla ser apenas una jovencita de pocos años menos que ella.

— Solo déjalos ir, ayúdalos con su auto pero déjalos ir, por favor.
— ¿Porque haría eso?—cuestiono Bo—te lo dije una vez, las cosas son así hace mucho tiempo, incluso antes de que tú nacieras niña, no va a cambiar ahora.
— ¿Realmente es necesario matarlos? ¿Qué es lo que te causa satisfacción en eso?—le pregunto ella otorgándole un empujón—¿Qué es lo que tienes en la cabeza?
— Escúchame bien—la arrinconó con brutalidad contra la pared—un par de acostones no significan nada, no seas incrédula. No cambiaré quien soy por unas dulces palabras y unas caritas de tu parte.

Molly sintió miedo, si, pero también se sintió enfadada y ridiculizada. Realmente una pequeña parte suya creyó que estaba significando algo para él y quizás si se lo pedía, cambiaría. Pero no fue así, Bo continuaba siendo el mismo de siempre y ella solo su prisionera. 

Love and Death| [House of wax]Where stories live. Discover now