-7- Capítulo Abierto

621 64 6
                                    

[SANTIAGO]

Jazmín se sienta en el sofá de mi sala cuidadosamente, y el solo hecho de pensar que no lleva nada puesto debajo de esa camiseta me altera. —¿Quieres un vaso de jugo, agua, o algo?— Le pregunto intentando no mirarla más de la cuenta.

—Te lo agradecería— Responde un tanto distante, y camino hacia la cocina. Le sirvo el vaso de jugo de naranja, y vuelvo a acercarme a ella.

El destino definitivamente me está jugando una mala pasada —Aquí tienes— Digo entregándole el vaso.

Ella me mira de manera tímida —Me da mucha vergüenza estar así ¿será que puedo ducharme? ¿Tendrás una camiseta más larga o un albornoz... no sé algo? — me pregunta en un tono lleno de dudas.

«Esto era lo que me faltaba» pienso —Eh si, claro. Si quieres usa mi ducha. Ven.— Le ofrezco caminando hacia el baño. Siento sus pasos descalzos detrás de mi. —Aquí tienes una toalla y si quieres utiliza mi albornoz.— le explicó entregándole ambas cosas.

—Muchas gracias.— Me dice con una gran sonrisa.

La dejo y vuelvo a la sala. No sé que es todo esto, pero no es bueno. Los recuerdos del pasado no pueden estar confundiéndome de está manera. Ha pasado demasiado tiempo lo sé, pero es que saberla así de cerca de mi y sentir que está volviendo a despertar todo lo que una vez sentí por ella. «Lo que tuvimos fue demasiado fuerte...» Pienso y por más que intento ahuyentar los fantasmas, no lo consigo.

Me quedo aquí sentado sobre el sofá esperándola hasta que la veo salir con su cabello mojado y mi albornoz puesto. No sé si lo está haciendo a propósito o qué, pero no puedo controlar lo que me sucede. —Jaz...— Pronuncio con algo de nerviosismo.

Ella me mira un poco confundida —¿Que sucede Santiago?— Cuestiona con dudas.

—Nada... déjalo así.— Le respondo ya que no quiero que nos confundamos. Supongo que es normal que el verla así me ponga de está manera, en el fondo soy un hombre y ella una mujer guapísima.

—Te conozco mucho.— Me dice tímida —Siento muchísimo todo esto, te aseguro que si tuviera mi ropa esperaría al cerrajero en la puerta o en otro sitio.— Explica.

—Es que ese es el problema Jaz, me está costando muchísimo hacer como si no hubiera sucedido nada entre nosotros.— Le confieso finalmente sin poder si quiera mirarla.

—Es complicado, pero han pasado seis años.— Habla tratando de restarle importancia, o al menos pretendiendo.

—Si, pero entre tú y yo ha sucedido de todo... no han sido tan solo unos simples besos.— Le digo esta vez con mi mirada clavada en la suya.

—Santiago, no hagamos un desastre de esté encuentro entre nosotros. Tú tienes novia... yo tengo novio, lo nuestro ha sido pasado.— Expone.

Entiendo claramente todo lo que me dice, pero ¿como le explico eso a mi corazón, mi mente y mi cuerpo? —Sé claramente todo lo que pasa a nuestro alrededor. Escuche muy bien como él te decía que lo volvías loco. Sé muy bien que acabas de estar entre sus brazos...— Hablo y cuanto más lo digo peor suena.

—Al igual que tú con tu novia— Me interrumpe.

—Si, eso también lo sé... soy consciente que apenas nos hemos vuelto a reencontrar, pero me estoy dando cuenta que realmente nunca te he olvidado, que no eres un capitulo cerrado en mi vida— Le digo acercándome a ella.

—Santiago... por favor.— Me suplica dando un paso hacia atrás.

—No sé que es está revolución que has causado.— Explico volviéndome a acercar.

—Esto es un desastre... no debía de haber regresado a aquí.— Intenta caminar hacia atrás un poco más, pero ella choca con la pared.

Acorto toda distancia entre los dos y la acorralo colocando mis manos sobre la pared a cada lado de su cuerpo —A veces un buen beso es la solución a un desastre.— Le digo y luego la comienzo a besar. «Cómo extrañaba sus labios...» Es recién en este momento que tengo la certeza que jamás ha formado parte de mi pasado porque nunca la he olvidado.

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now