-63- Tarde o Temprano

342 31 0
                                    


[JAZMÍN]

Estoy abrazada a él después de lo que ha sido una tarde perfecta amándonos como nunca, o mejor dicho como siempre. Los meses y años pasan, pero nuestro amor parece no cambiar, sino todo lo contrario, crece a cada día y no lo pienso porque estemos esperando a nuestra Antonella.

—Me haces demasiado feliz. — Me dice y su brazo me aprieta más contra él.

Es tan romántico, tan guapo, es tan perfecto para mí, aunque sé que como todos los humanos también tiene defectos... y son muchos, pero honestamente yo no los puedo ver; el amor no me deja hacerlo.

Con mis dedos comienzo a acariciar ese perfectamente tonificado torso lleno de lunares y dibujo líneas imaginarias. Es como si quisiera unir los puntos de sus lunares. —Tú también me haces demasiado feliz.— Le respondo perdida en él.

—¿Divirtiéndote con mis lunares?— Pregunta riéndose.

—Mucho ¿Será que nuestra hija también tendrá tantos lunares como tú? — Pregunto con mucha curiosidad.

—No lo sé, pero si me preguntas a quien quiero que se parezca, debo decir que a ti. — Dice acariciando mi espalda —Quiero que tenga tu color de ojos, tu color de cabello, muero si hereda tu sonrisa, en fin quiero una mini tú correteando por toda la casa y que me pida de todo y yo como todo un padre embobado le diga que sí— Habla sonriente y me provoca comérmelo a besos.

Sin poderlo resistir me acomodo sobre su cuerpo y lo miró fijamente. —Yo a ti te como a besos Santiago Suarez— Le advierto y comienzo a hacer lo que dije.

Claramente las caricias que provocan que este lugar se queme no tardan en llegar y cuando estamos perdidos en sensaciones el ruido del timbre nos interrumpe —¿Esperas a alguien? — Pregunta serio.

—No, ¿y tú? — Inquiero.

—Tampoco... ignorémoslo; seguramente se van— Propone y vuelve a besarme, pero el timbre suena nuevamente.

—Amor, ve a ver quién es— Le pido y claramente no está muy de acuerdo, pero se coloca su bóxer y va a la puerta.

Me estiro sobre la cama acomodándome para cuando él regrese, pero unas voces provenientes de la sala me hacen sentar «¿Sus padres? ¿Pero qué hacen aquí?»

A los pocos minutos él entra a la habitación y me mira con una media sonrisa. —Cariño, tus suegros han venido a vernos— Anuncia.

—¿Y te han visto así? — Pregunto entre risas.

—Bueno, no es la primera vez que me ven en bóxer— Se explica y comienza a vestirse.

—No, claro que no... pero claramente se han dado cuenta que han interrumpido algo, ¡Qué vergüenza! —Exclamo cubriendo mi rostro con mis manos.

Al destapar mi cara mi esposo me observa detenidamente levantando sus cejas. —Cariño, ¿acaso crees que ellos no se dan cuenta que tú y yo no nos podemos despegar? — Me pregunta serio.

—De acuerdo, sé que piensan eso, pero, de ahí que lleguen y nos vean así es otra cosa. Diles que en unos minutos salgo; iré a ducharme rápidamente— Le explico.

—Lo hare, pero date prisa que han traído para cenar— Me explica y sale a la sala.

[...]

—Buenas noches— Saludo cuando salgo de la habitación después de haberme duchado y cambiado de ropa.

—Buenas noches, hija, discúlpanos haber llegado así sin avisar, pero queríamos darles una supresa— Se excusa Lena.

—No se preocupen— Respondo intentando no sonrojarme.

—Cariño, ya la mesa esta lista— Dice él haciendo que todos volteemos para verlo.

—Jazmín, hija... Debo felicitarte tienes adiestrado a mi hijo. — Bromea mi suegro.

—Es que está feliz porque hoy supimos el sexo del bebé— Les explico entre risas y nos acercamos a la mesa.

—¡¿Qué es?! — Preguntan al unisonó.

Me acerco a mi esposo quien me abraza desde atrás y lo miro dejándole saber que tiene luz verde para dar la noticia —Tendrán otra nieta— Anuncia con orgullo.

—¡Una niña! ¡Qué bonita noticia! — Exclama Lena.

—Antonella— Digo.

—¿Ese será su nombre? — Pregunta su padre.

—Así es, su nieta se llamara Antonella.— Les informa él.

—Sabemos cuánto la han esperado y lo mucho que esa bebé significa para ustedes.— Expresa Lena sonriente.

—Así es madre, pero finalmente está aquí y crece bastante rápido— Comenta Santiago mientras me aparta la silla para que me siente.

—Definitivamente esta niña llegara a iluminar nuestras vidas.— Declaro muy feliz.

El solo hecho de pensar por todo lo que hemos pasado para estar así me genera melancolía, pero cuando veo como es que estamos ahora y lo mucho que aún nos queda por vivir juntos, sonrió como una tonta y hace que quiera vivir con gran intensidad cada momento juntos. No puedo dejar de pensar que no importa cuánto tratemos de alejarnos de nuestro destino; si está escrito va a suceder tarde o temprano.

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now