-11- Mi Sufrimiento

602 62 5
                                    

[SANTIAGO]

Le agradezco al cielo que Ana tuviera una noche de chicas con sus amigas, sinceramente quería estar solo, creo que debería de hablar con ella, no me estoy sintiendo a gusto a su lado y por consecuencia le estoy mintiendo y no quiero eso para mí. Enciendo el televisor y busco mi serie favorita mientras me acomodo en mi cama.

Estoy demasiado concentrado en la serie cuando unos gritos me interrumpen —¡Déjame en paz!— «Es ella» Pienso y de inmediato bajo un poco el volumen para poder escuchar y realmente me preocupo cuando escucho un golpe en la pared. «¿Qué está sucediendo?»

—¡Eres una basura!— La vuelvo a escuchar gritar. No sé qué hacer ¿me quedo aquí? ¿Golpeo su puerta? —¡Suéltame!— «No me gusta nada lo que estoy escuchando...»

Sin pensarlo más, me pongo de pie y salgo de mi piso. Voy frente a su puerta y golpeo, pero nadie me abre —¡Suéltame!— vuelvo a escuchar. Intento abrir la puerta y afortunadamente no está cerrada con llave. Entro al piso y camino buscándola hasta que voy a su cuarto y lo encuentro al imbécil ese acorralando a Jaz contra la pared e intentando besarla.

—¿No has escuchado que te dijo que la sueltes? Porque yo sí, y vivo en el piso de al lado.— Le grito.

Él voltea, y me mira enfurecido —¿Quién rayos te crees que eres para entrar así?— Dice sin soltarla.

—¿La sueltas o te hago que la sueltes?—Le pregunto acercándome a él.

La observo y sus ojos están rojos al igual que esta mañana «¿estaba así por él?» —Santiago...— Me dice con un hilo de voz.

—¡Suéltala ya si no quieres que te rompa la cara!— Le vuelvo a gritar y esta vez él la suelta.

—Me tienes que escuchar— Le pide ignorando mi presencia.

—No te quiero volver a ver... ¡Vete!— Le exije ella.

Finalmente, él se va dejándonos solos y Jaz se deja caer al piso rodeando sus piernas con sus brazos mientras llora desconsoladamente. Me acerco, me agacho a su lado y levanto su rostro para que me mire. —¿Qué ha sucedido? ¿Te ha hecho daño?— Le pregunto muy preocupado por ella. Ella no me responde, simplemente sigue llorando y yo me estoy alarmo —Jaz, por favor dime que ha sucedido— Insisto.

—¡Esta comprometido!— Habla finalmente y luego sigue llorando.

Esto sí que no me lo esperaba... —¿Él te lo ha dicho?— Le pregunto cómo puedo a causa de lo sorprendido que estoy, en verdad odio verla llorar así por ese imbécil.

Ella niega con su cabeza y luego vuelve a mirarme —No, se olvido su cartera ayer... fui a regresársela a su casa y me abrió su prometida... Es un imbécil... me ha engañado durante casi dos años.— Me responde con mucha angustia.

—Es un idiota...Ven...— La tomo de las manos y la ayudo a ponerse de pie. Hago que se siente en el borde de la cama y me sorprende que me abrace de la manera que lo hace. Es realmente una tortura que este con su rostro apoyado en mi pecho llorando por lo que le hizo él. Con una de mis manos acaricio su espalda intentando tranquilizarla y de verdad no puedo creer que él le haya hecho eso.

—Tengo tanta rabia...— Dice entre sollozos.

—¿Qué es lo que hacía aquí?—

—Vino en busca de su cartera y a darme una supuesta explicación...— Me cuenta.

—¿Te dijo porque lo hizo?— Le pregunto y no estoy seguro de querer escuchar la respuesta.

—Dijo que se había enamorado de mi... que dejaría a su prometida, pero yo no puedo creerle.— Explica sin apartarse de mi pecho.

—Entiendo... ¿quieres que te traiga un té o algo?— Me ofrezco.

—No, solo no me dejes sola por favor...—Me pide.

Sus palabras me alarman «¿Qué no la deje sola?»

—Jaz... yo...— Intento decirle.

Ella me mira —Por favor... quédate y abrázame— Insiste.

«Esto es lo que me faltaba... ser su consuelo, pero ¿cómo le digo que no?»

—Vale... ven vamos a la sala.— Sugiero.

—No, quédate aquí, por lo menos hasta que me duerma... por favor.—

«¿Alguna manera más cruel de sufrir?» Pienso.

—De acuerdo...— Es lo único que sale de mi boca. 

Por Verte Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora