-18- Recuerdos Nuestros

575 55 3
                                    

[JAZMÍN]

Al día siguiente

El haber aceptado esta cita con él ha sido todo un reto para mí. He intentado convencerme de que él estaba en el pasado, de que lo había olvidado, pero el que haya dicho que aún seguía enamorado de mí, fue todo lo que tomo para hacer temblar mi mundo. Después de haberme decidido por un vestido color negro con mangas largas de encaje, tomo mi bolso y ya estoy lista. Estoy igual de nerviosa que como aquella primera cita después de que él me besara por primera vez hace un tiempo atrás.

De verdad creí que Santiago era un asunto superado, pero en este momento al ver cómo me estoy poniendo por una simple cita me doy cuenta de que no. El desfile de lencería de ayer no me pareció tan importante como lo es esto, lo de ayer fue simplemente un reto cumplido, algo que me divirtió al ver como cambiaba su cara al verme, pero esto es completamente diferente porque no comprendo bien mis sentimientos. Es claro que no me he olvidado de él, pero ¿lo sigo amando? ¿O simplemente estoy confundida con todo lo que ha sucedido con David? Sea lo que sea debo descubrirlo porque no quiero lastimar a Santiago, él no se lo merece.

El golpe en la puerta me distrae haciendo que mi corazón lata mucho más rápido «Respira» me digo y camino hacia la entrada. Abro la puerta y no sé ni que decirle, se ve guapísimo con un traje color negro y una camisa con los primeros botones desabrochados. —Que elegante— Logro pronunciar y lo saludo dándole un beso en la mejilla.

Él coloca su mano en mi cintura y también me da un beso en mi mejilla como un gesto tan simple —Tú también te ves muy elegante, estas preciosa.— Me dice al oído y puedo sentir como toda mi piel se ha erizado ante sus palabras. —¿Preparada para nuestra segunda, primera cita?— Me pregunta y dobla su brazo para que me sujete de este.

—Supongo que sí.— Le digo con una sonrisa mientras que salgo del departamento, cierro la puerta y tomo su brazo para así caminar con él los pasillos del edificio.

—No te oyes muy segura, ¿te has arrepentido?— Averigua.

—No, solo que esto es muy extraño.— Comento con sinceridad.

—Te entiendo perfectamente, pero no te preocupes. Solo relájate y disfrutemos de la velada.— Habla sonriente cuando ya estamos llegando a su auto y de inmediato me abre la puerta para que suba.

—Lo intentare.— Me limito a contestarle.

Él da la vuelta y se sube del lado del conductor. —Espero que no te moleste que me haya tomado la molestia de elegir el sitio donde iremos.— Advierte antes de comenzar a conducir.

—No, para nada. Hace dos años que no estoy en la ciudad, así que como podrás imaginar no estoy al tanto de que sitios están de moda en estos momentos.— Le explico.

—Comprendo, y hablando de eso ¿te ha gustado vivir en Londres?— Me pregunta.

—No me quejo, es decir, no ha estado mal, pero amo esta ciudad, el sol, y sus playas.— Le respondo con una sonrisa.

Él me mira y se ríe —Estoy de acuerdo con eso y me alegra mucho que hayas decidido regresar. Te estuve buscando mucho tiempo, pero tu familia no me quería dar información.— Me confiesa ahora un poco serio.

—Sabes bien que mis padres no estaban muy felices contigo.— Le digo y sé que él entiende de qué hablo.

—Lo sé. Ellos nunca me perdonaron que te dejara embarazada a los 19 años...— Dice con una media sonrisa llena de disculpas.

—Exactamente.— Rebato y me quedo en silencio.

Él me observa por un instante y luego vuelve a mirar a la carretera —¿te puedo preguntar algo?— Dice con dudas.

—Si claro.—

—¿Tú me has perdonado?— Inquiere y siento como mi cuerpo se tensa ante su pregunta.

—¿Te refieres a que haya quedado embarazada o a que haya perdido al bebé?— Le pregunto algo nerviosa.

—Las dos cosas...— Responde en un susurro.

—Nunca te culpé por haber quedado embarazada, los dos nos debimos de haber cuidado más, y lo de haber perdido al bebé... en estos días estuve pensando mucho en eso y debo pedirte disculpas por haberte culpado. Si bien no quería que saliéramos ese día, sé muy bien que el accidente no fue tu culpa y por eso quiero aprovechar este momento para pedirte perdón.— Expreso y puedo ver como una leve sonrisa se dibuja en su rostro.

—Jaz, no me pidas perdón. Sé que todo eso ha sido muy difícil, con que tu sepas que yo nunca quise hacer nada para que perdieras a nuestro hijo es más que suficiente.— Expresa.

—Claro que lo sé Santiago, yo fui la primera en ver la felicidad que sentiste al enterarte de mí embarazo.— Le digo con mi voz quebrándose y siento como las lágrimas quiere escapar de mis ojos al recordar ese momento.

Él me mira y con una de sus manos acaricia mi rostro —No preciosa, no llores...— Dice y seca mis lágrimas.

—Lo siento...— Murmuro triste.

—No, no sientas nada. Es un pasado que nos duele a los dos ¿de acuerdo? pero hoy decidí que recordáramos lo bueno.— Expresa misteriosamente mientras estaciona el auto.

Al levantar la vista me sorprendo al ver que ha estacionado frente al restaurante donde vinimos en nuestra primera cita. —No puedo creer que siga existiendo.— Hablo sonriente, pero aun con lágrimas en mis ojos.

—Si, existe... lo único es que ahora es un poco más lujoso.— Dice entre risas. —Vayamos a ver si sigue igual que antes.— Propone.

—¿No has vuelto a venir aquí?— Inquiero sorprendida.

—No, no regrese, siempre me dije que, si venía de nuevo, seria contigo. Es con la única persona con la que me interesa volver a pisar este lugar que tan buenos recuerdos me trae.— Me confiesa mientras toma mi mano con la suya y yo siento que mi corazón se saldrá del pecho.

Por Verte Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora