-49- Como Son Las Cosas

368 38 0
                                    

[SANTIAGO]

—¡¿Qué se han qué?!— Grita Héctor y se acerca a mí.

—¡Que nos hemos casado!— Le replica mi esposa con seguridad.

—¡Yo te voy a matar!— Expresa enfadado y se para delante de mí queriendo intimidarme.

—Cariño no lo hagas— Le pide Alicia.

—Es que ¿tú no has entendido que no te quiero cerca de mi hija?— Me pregunta sin hacerle caso a su esposa.

—Si, me di cuenta cuando nos separó hace seis años atrás, pero yo amo a Jazmín y no voy a permitir que ni usted ni nadie me vuelva a alejar de ella.— Le digo mirándolo fijamente.

—Amor, por favor...— Me suplica Jaz tomándome del brazo para que me aleje de su padre.

—Santiago, Jazmín tiene razón.— Dice mi madre poniéndose de pie y se acerca a mí.

—Creo que deberíamos conversar como gente civilizada.— Intercede mi padre.

—Eso es lo que quise hacer con esta cena, pero al parecer no se puede.— Explico.

—¿Quieres ser civilizado? ¿Por qué no fuiste civilizado y me pediste la mano de mi hija?— Me reclama.

—Porque era claro que dirías que no.— Intercede mi esposa.

—Es que ha arruinado tu vida y tu pareces no entenderlo— Le dice con enfado esta vez a ella.

—¡No, no me ha arruinado la vida! La vida me la has arruinado tú cuando me has obligado a separarme de él. Siento mucho que no te guste la noticia, pero Santiago y yo estamos casados y no nos separaremos porque a ti no te guste la noticia. Quien quiera apoyarnos bien, y quien no... bueno lo sentimos mucho.— Anuncia haciendo que un enorme silencio se genere en el salón.

Ignorando a su padre por completo la tomo entre mis brazos y la abrazo fuertemente contra mi pecho intentando que se tranquilice. «Lo siento por nuestras familias, pero estoy totalmente de acuerdo con ella.»

—Hijo, saben que cuentan con nosotros.— Habla mi padre.

—Así es hermanito.— Apoya Tamara y me sonríe.

—Veo que ustedes tres no.— Les reclama Jaz a su familia.

—No.— Sentencia su padre serio y después hace que su esposa y Nicolás se pongan de pie y se marchen del salón.

—¿Por qué es así?— Me pregunta entre lágrimas y sin soltarse de mi abrazo.

No puedo verla llorar así. Es realmente triste que su padre no sea capaz de aceptarme como su yerno —Tranquila cariño, no es bueno que te pongas así.—

—Hija, Santiago está en lo cierto. Ven toma asiento.— Le sugiere mi madre intentando reconfortarla.

—Gracias Lena.— Le responde entre sollozos y toma asiento.

—Bueno familia, a pesar de que no es la mejor circunstancia les presento a mi esposa y de verdad muchas gracias por apoyarnos.— Digo tratando de que todo esto no nos afecte más de la cuenta.

—Hermano, nosotros sabemos cuánto se querían.— Dice Sergio.

—Así es, ustedes siempre se han querido; no nos sorprende que hayan terminado juntos nuevamente.— Añade mi madre sonriente.

—Lo hemos intentado.— Les explica ella.

—Si, pero ha sido imposible cariño.— Digo y luego beso su frente.

—Felicidades hijo, no solo por haberte casado con quien siempre ha sido el amor de tu vida, pero también por haber sido valiente de haber enfrentado a su familia.— Dice mi padre.

—Si, aunque nos podrían haber contado de su relación, ¿no?— Nos regaña Tamara.

—Cuñi, lo siento, pero he sido yo quien le pidió a Santiago que no dijéramos nada.— Se explica.

—¿Pero por qué?— Le insiste mi hermana.

—Es que sentíamos que si hablábamos no saldrían bien las cosas...—

—Entiendo— Murmura.

Sé que la noticia de nuestra boda ha sorprendido, pero al menos mi familia nos apoya y supongo que su padre en algún momento recapacitara, o al menos eso espero yo.

—Bueno, si quieren claro esta... mañana podrían venir a casa a almorzar así los niños conocen a su tía.— Propone mi madre.

—Si claro Lena, iremos.— Responde sonriente. —De verdad muchísimas gracias por aceptarme como parte de la familia.—

—No hay nada que agradecer, sé muy bien todo lo que Santiago te amo y sufrió cuando tú te marchaste; de verdad estoy muy feliz por ustedes. Ahora basta de lágrimas y olvidémonos un poco de todo y celebremos su matrimonio. Ya habrá tiempo de solucionar el resto de las cosas.—

—Eso es verdad, celebremos.— Propongo y de esta manera el interrogatorio de mi familia acerca de nuestro encuentro, de nuestra boda, y de nuestros planes a futuro inicia, haciendo que nos olvidemos un poco de todos los problemas.

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now