-38- Juntos de la Mano

379 36 0
                                    

[SANTIAGO]

"No sé si pueda ser madre" sus palabras dan vueltas en mi cabeza tal como si fueran una condena. Sus ojos reteniendo las lágrimas que quiere derramar me miran expectantes, impacientes —Dime algo por favor— Vuelve a decirme.

¿Cómo le digo que la amare sin importarme nada? ¿Cómo pronuncio esas palabras sin herirla, sin hacerla sentir mal? Quiero entender por qué me dice eso, pero realmente tengo miedo.

—Santiago...— Me repite y esta vez su voz esta entrecortada.

No, yo no quiero que este así. —Jaz, mi amor, ¿tú sabes cuánto te amo?— Le pregunto mientras nos sentamos frente a frente en la cama.

La observo colocarse mi camiseta y realmente desapruebo que lo haga —Lo sé, pero no sé si sea lo suficiente— Pronuncia.

—Es mucho más fuerte que todo, pero ¿podemos hablar del tema? Es que no te quiero lastimar.— Le pregunto intentando ser lo más honesto que puedo con ella.

—Si, tu mereces que te cuente todo y que me hagas todas las preguntas que quieras.— Respondo acariciando mi rostro.

—Primero que nada, tú has dicho que no sabes si puedas ser madre, ¿está confirmado?— Indago tratando de saber en qué panorama nos encontramos.

—No, pero me dijeron que sería muy difícil. Se supone que debía de haberme hecho estudio, pero no quise.— Admite.

—¿Esto es por la pérdida de nuestro hijo?— Cuestiono en un susurro.

—Si... me dijeron que era muy joven, que mi perdida no fue normal, que la cirugía que me hicieron pudo afectarme, en fin, tantas cosas...— Explica angustiada y solo siento esta necesidad de abrazarla, de darle mi hombro para que ella desahogue su dolor.

—Cariño, tranquila. No llores... no lo resisto.— Digo intentando calmarla, pero es imposible.

—Yo sé cuánto tú quieres ser padre Santiago...— Habla entre sollozos. —Debí de habértelo dicho antes. Debí de haberte dado la oportunidad de elegir si querías estar conmigo a pesar de esto.— Pronuncia sorprendiéndome.

—Jazmín, mírame.— Le pido tomando su rostro entre mis manos.

—¿Qué?—

—Quiero que entiendas una cosa. Yo no elijo estar contigo porque puedas o no puedas darme un hijo. Yo elijo estar contigo porque te amo.— Digo enfatizando esas dos palabras. —Mi amor por ti no va a cambiar por esto. No es una cuestión de amarte más o menos porque tengamos un hijo o no. Ahora, si tú quieres y repito solo si tú quieres, podemos ir juntos a un especialista, explicarle tu situación y que nos diga las opciones que tenemos, pero solo si tú sientes el deseo de ser madre, no quiero que lo hagas por mí. Quiero que lo hagas por ti, ¿de acuerdo?— Le explico.

—Santiago, claro que quiero ser madre. Es lo que más quiero desde que perdí a nuestro hijo, pero solo quiero eso contigo. No quiero simplemente un hijo por el hecho de convertirme en madre. Quiero un hijo del hombre que amo, y más amare en mi vida entera. Quiero darte ese regalo. Quiero volver a verte sonreír de la manera que lo hiciste aquel día cuando te dije que la prueba dio positiva... quiero oírte cantarle a mi vientre como lo hiciste y tengo terror de que no pueda volver a vivir eso contigo. Tengo pánico de condenarte a una vida a medias a mi lado.— Expresa.

La escucho decirme esas palabras y solo puedo sentir que la amo más a cada segundo ¿es eso posible? —Contigo mi vida nunca será a medias. Al contrario, estos años separados de ti estuve viviendo a medias. Sentía que me faltaba algo, que respiraba, pero que el aire no alcanzaba. Fue volver a encontrarte para darme cuenta de que el oxígeno vuelve a mis pulmones cuando te veo, cuando estas a mi lado. No me condenes a vivir de nuevo de aquella manera por miedo. Solo dame tu mano y recorramos este camino juntos sobrepasando cualquier obstáculo que se nos interponga así sea tu familia, o intentar tener un hijo, ¿Qué dices? ¿Me das tu mano e intentamos todo juntos?— Le pregunto abriendo una de mis manos.

Su mirada se clava en la mía casi como indagando en mi alma, como queriendo leer mi mente y luego mira mi mano con dudas, pero al mismo tiempo con esperanza. Es difícil describir lo que veo en sus ojos en estos momentos.

—Claro que te doy mi mano. Te doy mi mano para sobrepasar los obstáculos y hasta saltar de un precipicio si es que hay que saltar. Nunca deje de amarte, pero en este instante siento que te amo más que nunca. Te amo...— Responde dándome su mano y sin soltarme, sus labios se funden con los míos haciéndome probar la mezcla de sus lágrimas y su sonrisa mientras me besa.

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now