-31- Inesperado

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[JAZMÍN]

Como siempre, él tan puntual, ocho de la noche y llama a mi puerta. Busco mi bolso y abro, verlo acelera mi corazón y no importa si lo he visto esta mañana en la oficina —¡Hola, mi amor!— Digo muy entusiasmada, lo abrazo y luego busco sus labios para besarlo y hacerle saber lo mucho que lo necesitaba.

—Hola cariño.— Responde con una leve sonrisa y sus manos se posan sobre mi cintura. —Me gusta el sabor del labial que llevas puesto.— Comenta con sus ojos negros clavados en los míos.

—Fresa.— Le respondo divertida.

—Es delicioso y mezclado con el sabor natural de tu boca es un dulce exquisito.— Habla y sin duda alguna, él siempre es romántico «como lo extrañaba»

—¿Vamos?— Le pregunto ya que él no toma la iniciativa de moverse a ningún sitio.

—Bueno, es que no te he dicho un detalle.— Explica de manera misteriosa.

—¿Qué cosa?— Pregunto entrecerrando mis ojos.

Sin decir una palabra él me toma de la mano y hace que salgamos del piso. Cierro la puerta y mientras tanto, él abre la puerta de su piso. Pensé que iríamos a cenar fuera y honestamente me decepciona un poco —Pasa.— Me pide, y al entrar a la casa mi cara cambia completamente. Hay una mesa perfectamente decorada en medio de la sala que ahora no tiene mueble alguno más que esa mesa y las sillas que la acompañan —¡¿Qué has hecho?!— Le pregunto sorprendida mientras observo las velas, la mesa, y las rosas que hay por ciertos rincones de la sala.

—He transformado mi casa en un restaurante exclusivo para los dos, eso si no cocine yo, he contratado un chef.— Me cuenta con una enorme sonrisa en su rostro sabiendo muy bien que no confió en sus habilidades culinarias.

—¿Hay alguna ocasión especial de la cual me haya olvidado?— Le pregunto preocupada mientras camino hacia él de manera muy lenta.

Con sus brazos rodea mi cintura haciendo que la distancia entre su cuerpo y el mío sea inexistente —Si, esta noche celebraremos que tú existes.— Me susurra al oído causando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.

Sus labios se apoderan de los míos de una manera que refleja desesperación y demasiado amor —No me iré de tu lado.— Expreso cuando tengo la oportunidad.

—Eso me hace feliz, pero, ¿Por qué lo dices?— Me pregunta y con una de sus manos juega con mi cabello.

—Porque me besas como si fuera nuestra última noche.— Le explico.

Sus labios se mueven queriendo dibujar una sonrisa, pero no lo consigue —No cariño, te beso con miedo a que alguien nos separe.— Pronuncia y puedo sentir ese temor en su voz.

—No amor, nadie nos separara.— Le afirmo acariciando su bello rostro.

—Mejor cenemos.— Propone cambiando de tema y me lleva de la mano hasta la mesa. Aparta mi silla para que me siente y después de servir la comida que el chef ha dejado preparada en sus respectiva bandejas, él hace lo mismo en la silla del lado opuesto de la mesa.

—¿Me dirás que te sucede?— Le pregunto antes de probar la comida. —Desde que te has ido de la revista esta mañana que estas así.— Añado al notar que sigue en silencio.

Él respira profundo —Me sucede que estoy preocupado porque León me ha pedido consejos para conquistarte después de saber que éramos amigos. Ocurre que quería decirle que soy tu novio, pero quiero esperar a hablar con tu familia primero. Me sucede que no me ha gustado nada la manera en la que habla de ti y también pasa que tengo pánico de volver a perderte, de que te arrepientas de esta segunda oportunidad. Siento que no hay otra mujer en este ni ningún otro planeta que me haga sentir lo que tú me haces sentir. Jaz, estuve seis años perdido sin ti y han sido los peores de mi vida, no quiero volver a pasar por eso, me moriría si te enamoras de otro o si te pierdo por cualquier otro motivo.— Expresa sin pausa entre sus palabras.

«Necesito decirle esto de una manera en la que cual él entienda» Pienso y me levanto de mi silla para así caminar hacia él, le dejo en claro mis intensiones y se ve obligado a alejar su silla de la mesa para que yo me siente sobre sus piernas —Santiago, amor... no, no me perderás. Yo te amo a ti, ¿lo entiendes?— Le pregunto mientras acaricio su rostro.

—Yo también te amo y por eso tengo tanto miedo de que él quiera intentar algo contigo.— Insiste.

—No tienes por qué tener miedo, para mí solo existes tú ¿Cómo podría fijarme en otro con todo lo que tu significas para mí? Te deje ir una vez y créeme que nunca más cometeré el mismo error.— Advierto.

—Ni yo te dejare que te vayas. Entiende que eres el amor de mi vida y no quiero que volvamos a alejarnos. Por eso quiero pedirte algo.— Me dice y creo que el corazón se saldrá de mi pecho.

—¿Qué?— Pregunto casi sin poder respirar.

—Tengamos todo juntos.— Pronuncia y no entiendo bien de que habla.

—Amor, no entiendo...— Murmuro.

—Jaz, quiero todo contigo. Casamiento, vivir juntos, hijos, mascotas, viajes, casa, todo lo que tú quieras.— Me dice y ahora sí que me he quedado muda, no esperaba nada de todo esto y mucho menos esta noche ¿Qué se supone que debo de hacer? Apenas puedo pensar.

Por Verte Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora