-54- Emocionados

397 37 2
                                    

[SANTIAGO]

Dos días después

Si hay una cosa que mi esposa no deja de hacer, es sorprenderme. Anoche me he ido a dormir con la noticia de que hoy tenía cita con el doctor para el primer ultrasonido, en otras palabras, hoy veremos a nuestro hijo por primera vez. Después de habernos alistado, ya estamos camino al consultorio y honestamente, me tiemblan las piernas. Estoy ansioso, nervioso, y demasiado emocionado.

—Amor, se supone que debo de ser yo la que este nerviosa.— Dice burlándose de mí.

—Lo sé, pero no sé, esta vez estoy más nervioso que cuando éramos dos adolescentes, creo que los años me han afectado.— Comento riéndome de mi mismo.

—Vaya... al parecer me he casado con un anciano.— Señala entre risas y la verdad que lleva razón.

—Lo siento mi amor, se supone que debo de estar apoyándote en todo estoy y resulta que estoy más nervioso que tú.— Digo acariciando su pierna.

—Tocándome así no me ayudas.— Se queja quitando mi mano.

Me causa gracia que haya quitado mi mano —Me agrada saber que te pongo nerviosa.— Le digo con una media sonrisa.

—Tú conduce y después te dejo que me pongas nerviosa.—

Sus palabras cobran un sentido totalmente diferente, me remontan al accidente que tuvimos y a aquel momento donde todo cambio. Llevo mis dos manos al volante y lo tomo firmemente. —Lo siento.— Digo serio y creo que ella se ha percatado de lo que me sucede.

—Amor, no te lo he dicho por eso.— Explica acariciando mi hombro.

—No cariño, tienes razón. Ya no somos solo tú y yo, ahora también tenemos un hijo que cuidar y así lo hare.— Le explico.

—No quise que te sintieras así...— Murmura.

—No te preocupes, no me has hecho sentir mal. Es solo que como te dije, ahora somos tres.— Le vuelvo a decir, pero esta vez le doy mi mejor sonrisa. Nunca en mi vida me perdonaría que algo le sucediera a ella o a este hijo que estamos esperando; ya demasiado culpable me he sentido por lo que sucedió hace años.

—¿Sabes que te amo? ¿no?— Me pregunta mirándome fijamente.

—Claro que lo sé mi amor. Yo también te amo.— Le respondo.

—Lo siento, no quería hacerte sentir mal.—

—No lo has hecho...— Le aseguro.

—Amor, no me mientas. Sé que te lastimo lo que he dicho.—

—Cariño, yo estoy bien y muy feliz porque veremos a nuestro hijo.— Le insisto.

—Vale, hare de cuenta que te creo...— Dice con una media sonrisa.

Unos cuantos minutos después, finalmente llegamos al consultorio del Dr. Martínez y después de registrarnos tomamos asiento y esperamos —¿Qué te gustaría que fuera?— Le pregunto mientras observo las diferentes láminas de niños que hay en las paredes de este lugar.

Pensar que la he acompañado durante algunos meses aquí después de que decidiéramos ver a un profesional y cada vez que veía estas laminas no quería ilusionarme para no lastimarla a ella, pero ahora todo ha cambiado. Estamos esperando un hijo y yo siento una alegría que invade cada rincón de mi ser.

—No tengo una preferencia.— Me responde regresándome a este sitio. —¿Y tú?—

—Tampoco, aunque si es una niña y se parece a ti, yo sería un padre que necesitaría un babero.— Le digo sonriente.

—Puedo imaginarte con una niña entre tus brazos.— Comenta y apoya su cabeza en mi hombro.

—¿Te sientes bien cariño?— Le pregunto al ver que se ha puesto pálida.

—Solo nauseas...— Expresa sosteniéndose de mi brazo.

—¿Quieres que te acompañe al baño?—

—No... ya se me pasara...—

—Vale...—

Permanecemos unos cuantos minutos en silencio y solo acaricio su espalda ya que no hay mucho que pueda hacer por ella. Ya cerca de la hora de nuestra cita, la asistente del doctor la llama y la seguimos hasta el consultorio donde Jaz se recuesta sobre la camilla siguiendo las indicaciones de ella.

Una vez que mi esposa esta lista, el doctor entra y nos saluda a ambos. Él comienza a preparar el ecógrafo y yo sigo nervioso. El doctor, comienza a buscar a nuestro hijo hasta que finalmente lo encuentra y sin soltarle la mano a ella, me quedo hipnotizado viendo la pantalla.

—Aquí esta.— Dice sonriente.

—¿Ese es mi hijo?— Le pregunta emocionada.

—Si Jazmín, es tu hijo. Aun es muy pronto para saber el sexo del bebé, pero ¿quieren escuchar su corazón?— Nos pregunta y asentimos apenas termina la pregunta.

—Pero ¡qué rápido que late!— Habla emocionada y yo solo puedo sonreír y emocionarme al escuchar como galopa el corazón de esa criatura que lleva mi sangre. Estoy tan emocionado, que las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas.

—Te has emocionado...— Me dice mirándome con una amplia sonrisa.

—Demasiado, te amo mi amor.— Le digo y le doy un beso sin importarme quien esté aquí.

—El embarazo va perfecto, Jazmín te veo el próximo mes, ¿sí?— Le indica después de que termina.

—Si doctor.— Responde ella con entusiasmo.

Él se retira para que ella se acomode y yo solo siento ganas de besarla. —Te amo, te amo, te amo...— Le digo entre beso y beso.

—Y yo a ti amor—

—Los cuidare tanto...— Digo volviéndola a besar.

—Lo sé.— Susurra sonriente.

—No sabes lo feliz que soy—

—No más que yo amor, tendré un hijo tuyo, nuestro sueño hecho realidad.— Me dice poniéndose de pie y abrazándome. Solo puedo abrazarla más fuerte y perderme en este momento que es de esos que me inspiran para seguir el resto de mi vida luchando por ellos. 

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now