-23- Inevitable

469 49 5
                                    

[JAZMÍN]

Hoy es mi primer día de trabajo en la empresa de mi padre, así que, aquí voy. Entro al edificio de la revista y prácticamente de inmediato, Miriam, la recepcionista, me da la bienvenida. —Jazmín, bienvenida ¿Cómo has estado?— Me pregunta y me da un abrazo como los que me daba cuando era pequeña.

Hace tiempo que no la veía, y la verdad, es que ella siempre ha sido muy buena conmigo —Muy bien Miriam, ¿y tú? ¿Cómo ha ido todo?— Pregunto amablemente.

—Bien, aquí trabajando para que "Express" sea la mejor revista de todas.— Responde entusiasmada, pero ven. Tu padre me ha llamado y me dijo que te llevara con León para que él te ayude.— Me informa y hace que la siga.

—¿León? ¿Quién es él?— Pregunto algo confundida.

—Es el director creativo.— Me explica mientras camina.

—¿Y qué sucedió con Miguel?— Inquiero confundida.

—Él se ha retirado— Informa y vaya que el tiempo pasa de prisa.

Un momento después, ella golpea la puerta de la oficina de este hombre y apenas él da la orden, Miriam abre la puerta y entramos. Al pasar, me encuentro con un hombre bastante joven, él es rubio, y tiene los ojos verdes, porque no admitirlo es muy guapo. Él está sentado detrás de su escritorio y al verme detrás de Miriam, se pone de pie y se acerca a mí.

—Hola, tú debes de ser Jazmín.— Dice observándome detenidamente.

—Si, mucho gusto.— Respondo y estrecho mi mano con la suya de manera profesional.

Él sonríe —Tu padre me ha hablado muchísimo de ti y quiere que te enseñe todo lo que conozco de la revista.— Expresa con entusiasmo —¿Porque no tomas asiento?— Me sugiere y luego la mira a ella —Gracias Miriam.— Le dice y ella solo le sonríe para después retirarse de la oficina.

Tomo asiento al otro lado del escritorio y atentamente escucho todo lo que él me comienza a decir acerca de su cargo en la revista mientras que se vuelve a sentar n su puesto. La verdad es que todo lo que me va explicando, me parece muy interesante y supongo que quizás después de todo no sea tan malo trabajar aquí.

—Mañana vamos a entrevistar a alguien que se ha vuelto muy codiciado en su industria.— Me dice de manera misteriosa.

—¿A quién?— Inquiere sin saber de qué se pueda tratar.

—Sé que eres la hija del jefe, pero no puedo decir nada, ya sabes, temas legales y cosas así, pero, si quieres puedes presenciar la entrevista y de paso ves cómo se hace para que tú hagas la entrevista del jueves.— Comenta.

«¿Entrevista? ¿yo?» Pienso un tanto alarmada —No creo que quieras que haga una entrevista durante mi primera semana en la empresa— Le digo bastante nerviosa.

Él vuelve a sonreír —Es una entrevista importante y creo que deberías hacerla tú. Tu padre nos ha dicho que tienes una maestría en relaciones públicas, creo que esto será una gran experiencia para ti.— Me explica con entusiasmo y es que al parecer confía más en mí que yo misma.

No puedo decirle que no, no cuando me tiene tanta confianza sin siquiera conocerme. —De acuerdo, hare la entrevista, pero ¿a quién debo entrevistar?— Le pregunto.

Una media sonrisa se dibuja en su rostro —Te daremos las preguntas. Solo debes improvisar según creas necesario.— Responde, pero sigue sin decirme lo que necesito.

—Si, pero ¿quién es?— Insisto.

—Por tu propio bien no te lo diré. Si lo hago y alguien se entera tendrás una multitud de mujeres intentando convencerte de que le hagas ciertas preguntas. Solo te puedo decir que es un hombre que se ha vuelto muy popular últimamente y no por su trabajo necesariamente— Dice entre risas.

—Eres muy extraño, pero está bien lo hare.— Admito y ahora reímos los dos.

—Gracias por entender.— Me dice con una gran sonrisa. —Ya llevamos horas aquí conversando, ¿quieres ir a almorzar?— Me propone.

—¿Juntos?— Le pregunto un poco confundida y al parecer ha sido una pregunta bastante tonta.

—Solo si quieres.— Indica tímidamente.

—Está bien— Accedo y es que no veo ninguna razón por la cual decirle que no.

—Perfecto.— Dice con una sonrisa en su rostro y se pone de pie para que salgamos de a oficina, vayamos a almorzar.

[...]

Después de una tarde agotadora aprendiendo toda la parte administrativa de la revista, por fin llego a casa. Me dispongo a abrir la puerta de mi departamento, cuando escucho el sonido de la puerta del elevador. Miro hacia el final del pasillo y ahí está Santiago —Hola vecina— Me saluda sonriente mientras se acerca a mí.

—Hola vecino— Me limito a responderle mientras mis ojos se entretienen mirándolo.

—Te ves preciosa.— Me dice y su mirada recorre mi cuerpo de pies a cabeza haciendo que los nervios vayan en aumento.

—Esta vendría a ser la versión seria de mí.— Le explico riéndome y doy una vuelta para que me mire bien.

—A mí me gustan todas tus versiones— Habla de manera provocativa y me toma por la cintura. —¿Cenas conmigo?— Me pregunta al oído.

—¿Cocinas tú o tengo que cocinar yo?— Le pregunto mientras escucho su respiración a milímetros de mí.

—¿Te parece comida a domicilio?— Me pregunta sonriente.

—Me encanta la comida a domicilio.— Le respondo de la misma manera.

—¿Tu casa o la mía?— Averigua ahora pegando su cuerpo más al mío.

—La mía...— Respondo bastante nerviosa y es que su cercanía me altera.

—Me parece perfecto— Responde mientras voy abriendo la puerta.

«Otra vez aquí con él, pero, es que me resulta prácticamente imposible mantener distancia de este hombre. Es como si todo mi ser pidiera a gritos estar a su lado.» Me digo y una vez más voy buscando motivos para ser fuerte.  

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now