-24- Intentémoslo

426 40 1
                                    

[JAZMÍN]

Entramos a mi casa y mientras Santiago ordena la comida china, yo voy a mi habitación a cambiarme. Me coloco un pantalón corto bastante ajustado, una camiseta holgada para estar cómoda y salgo regresando así al salón. Apenas me ve, él me observa con una media sonrisa sentado desde el sofá y sonrió por dentro —Vaya cambio— Dice y luego se ríe.

—Ahora estoy cómoda.— Explico y me siento a su lado.

—Y sexy— Agrega. —Me encantaba cuando utilizabas mi ropa.— Comenta haciendo que los nervios comiencen a consumirme.

—A mí me gustaba usarla, tenía tu perfume impregnado...— Le confieso de manera tímida.

Él inclina su cuerpo un poco más acortando la distancia entre los dos y siento como el aire no está llegando correctamente a mis pulmones —Muero por volver contigo y porque utilices mi ropa después de hacer el amor como lo hacías cuando estábamos juntos.— Habla y siento como los latidos de mi corazón han aumentado drásticamente.

—Santiago... por favor no me hagas esto— Le suplico.

—¿Qué cosa?— Me pregunta acercando su cuerpo al mío. De a poco me voy inclinando hasta que prácticamente estoy recostada en el sofá y él se ubica sobre mí.

—Esto— Consigo pronunciar.

—¿Decirte lo que siento?— Me pregunta acariciando mi rostro.

—Si...— Respondo casi sin poder reaccionar.

—Lo siento, pero sigo completamente enamorado de ti Jaz, te amo— Me confiesa y sin que pueda decir nada, sus labios se posan sobre los míos.

Me besa de una manera lenta, pero muy sutil para que cada nervio de mi cuerpo reaccione a su roce. De a poco su lengua va pidiendo acceso a mi boca y no puedo más que dejarle entrar y jugar con la mía. El beso se va intensificando y nuestras manos en un acto involuntario juegan con el cuerpo del otro. Mis manos acarician su espalda y lentamente van colándose por debajo de su camiseta, mientras que las suyas acarician mi pierna subiendo hasta mi muslo volviéndome absolutamente loca. No sé en qué momento ocurrió, pero instintivamente mis manos levantan su camiseta hasta quitársela. Las suyas hacen lo mismo dejándome en sujetador y el sentirlo así enciende cada uno de mis sentidos... no puedo más, lo necesito «¿Por qué me complico tanto si él es el amor de mi vida?» Me pregunto por dentro.

—Te necesito— Me susurra al oído mientras sus labios besan mi cuello. Sus manos acarician mi muslo, suben hasta mi vientre y sigue subiendo, acariciando mis pechos y siento que moriré aquí mismo.

—Yo también te necesito— Le respondo de la misma manera.

—Dime que si...— Dice sin dejar de acariciarme.

—¿Qué?— Le pregunto sin poder razonar.

—Dime que aceptas volver conmigo— Murmura.

—Santiago...— Logro decir con mi respiración entrecortada. Estoy por decirle lo que pasa por mi mente cuando tocan el timbre.

—Dime— Insiste.

—Están llamando a la puerta— Insisto intentando respirar de manera normal.

—Dime...— Repite.

—Abre... después hablamos.— Le digo e intento separarme de él.

—Esto no se queda así eh...— Advierte entre risas mientras busca su camiseta en el suelo. Solo puedo sonreírle y buscar la mía en el mismo lugar. Muero de calor...

Lo observo mientras le paga al hombre del delivery y no puedo creer lo que acaba de suceder aquí; de no ser por el timbre hubiéramos terminado haciendo el amor...

Me levanto del sofá —¿Gaseosa, vino, agua o cerveza?— Le pregunto mientras camino hacia la cocina.

—Lo más frio que tengas— Responde riéndose.

—Todo está frio— Replico de la misma manera.

—Cerveza estaría bien.—

—De acuerdo— Pronuncio y busco las dos botellas de cerveza para después volver a la sala bajo su atenta mirada. —No me has respondido.— Me dice.

—Es que Santiago, creía que tú y yo habíamos quedado en algo.— Le respondo con una sonrisa.

—Por favor te lo suplico, intentémoslo...—

—¿Volver a tener una relación?— Le pregunto intentando que esto ser lo más clara posible.

Él se pone de pie y se acerca a mí. Me toma de la cintura pegando mi cuerpo al suyo —Si Jaz. ¿Quieres ser mi novia?— Me pregunta y siento que he retrocedido en el tiempo con esa pregunta. Lo miró fijamente a los ojos intentando reconocer todos estos sentimientos que me invaden y solo quiero que todo esto no nos lastime.

Por Verte Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora