Por Verte Otra Vez

-10- Verdades al Descubierto

[JAZMÍN]

Estos últimos días no han sido nada fáciles, creo que debí de haberme quedado en Londres y nunca haber regresado a mi tierra. Desde mi llegada, todo ha ido de mal en peor. Primero, ha sido el encuentro con Santiago y haber removido todo ese pasado que intente enterrar mil veces para que el dolor no me volviera a consumir. Ahora, David esta comportándose de una manera demasiado extraña, ya no pasa sus noches junto a mí como cuando estábamos en allá y necesito saber qué es lo que le sucede. Miro una y otra vez su billetera, la cual ha olvidado ayer en casa y realmente no sé si es correcto buscar su identificación e ir a verlo. «No tiene nada de malo... después de todo es mi novio y ya llevamos un tiempo juntos» Me dice mi subconsciente. Abro la billetera, busco su identificación y miro la dirección. En un acto de valentía, decido ir a visitarlo y solo espero que esto no haga que las cosas empeoren entre los dos.

[...]

Estoy llegando a la puerta de una casa bastante grande y moderna ubicada en una zona muy bonita de St. Pete, y con un poco de nervios toco el timbre. Hasta este momento no conozco a su familia y seguramente les parecerá muy atrevido que haga esto y mucho peor a él... Espero mirando a mi alrededor hasta que de pronto una mujer no mucho mayor que yo abre la puerta —¿Hola?— Habla un tanto confundida.

—Hola, busco a David.— Le digo tímidamente.

Ella me mira extrañada—¿Y tú quien eres?— Me pregunta observándome detenidamente.

—Mi nombre es Jazmín Insua.— Me presento.

—¿Y cómo es que conoces a mi prometido?— Cuestiona.

Su pregunta me deja helada «¿Prometido? ¿Ha dicho prometido? Esto no puede estar pasando...» —Eh tuvimos clases juntos en Londres.— Le respondo intentado retener las lágrimas que quieren escaparse de mis ojos y de verdad siento que el pequeño mundo que creía haber construido se derrumba encima de mi.

—De acuerdo... mira, él ahora no está, pero yo le dire que has venido ¿le digo que te llame?— Me pregunta sonriente, mientras que yo siento que el mundo se ha abierto en dos y aquí estoy yo cayendo en un lugar desconocido.

—Si... por favor. Es que tengo que regresarle unas cosas que se ha olvidado en la última clase.— Le pido inventando una excusa.

Pienso que debería de decirle la verdad a esta mujer y hacerle saber con la clase de imbécil que se está por casar, pero no tengo fuerzas para eso, simplemente quiero huir de aquí y llorar intentando sacar fuera toda la rabia que hay en mi interior. No pude haber sido tan estúpida.

—Perfecto, le diré— Me dice y con una forzada sonrisa me despido de ella para luego prácticamente salir huyendo de aquí.

[...]

Camino por la playa mientras me ahogo con mis propias lágrimas ¿Por qué a mí? Yo realmente lo amaba. Veía mi vida junto a la suya... Me siento sobre la arena, y observo el mar, ese que tan feliz me ha hecho tantas veces y solo quisiera tener alguien con quien pudiera hablar, desahogarme, pero simplemente todas mis amistades ya no están aquí, mi familia está en Francia... estoy absolutamente sola y pasando por este momento... uno de los peores de mi vida, aunque, nada se compara a aquel "lo siento mucho" que me dijo el doctor aquel día.

Todo el dolor que siento ahora se mezcla con el pasado, solo las imágenes de los peores momentos que he vivido pasan por mi mente y ya no sé ni porque estoy llorando. Siento la mirada de la gente a mi alrededor clavada en mi y la verdad que no quiero que nadie se me acerque, ni que me pregunte lo que me sucede. Con mis piernas temblando me pongo de pie y camino hacia mi piso.

Estoy abriendo la puerta de mi piso con mis ojos enrojecidos, cuando Santiago sale de su casa y me observa preocupado —¡Jaz! ¿Qué te sucede?— Pregunta

—Nada... no es tu problema.— Le respondo de manera fria y entro a mi casa cerrando la puerta detrás de mi sin siquiera mirarlo.

Lo que menos necesito ahora son su preguntas y mucho menos su cercanía. Su presencia también me hace daño, me hace acordar a mi hijo a ese que quisiera que estuviera conmigo en este momento.