-30- Aléjate

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[JAZMÍN]

Sus labios se apoderan de los míos y yo simplemente no tengo fuerza de voluntad para separarme de ellos, sino que, todo lo contrario, solo puedo responder a su beso y de esta manera mi cuerpo aclama por sus manos —Santiago, amor... por favor...—Le suplico entre beso y beso —Puede entrar León o cualquiera.— Le intento explicar.

—¿León? ¿El tipo que me recibió?— Pregunta y deja de besarme por un instante.

—Si, el mismo. Si quieres seguimos esto hoy a la noche en alguna de nuestras casas.— Le digo sonriente y bastante agitada.

—¿No crees que como la hija del dueño puedas cerrar la puerta con llave?— Pregunta y luego vuelve a besarme.

—Llevo tan solo cuatro días trabajando aquí— Le explico mientras nos separó.

—Te amo— Susurra y parece no entender.

—¡Santiago por favor!— Le grito entre risas. —Compórtate— Continuo y rio.

—Contigo es imposible— Explica.

—Inténtalo— Le pido.

—¿Me recompensaras?— Pregunta tomándome por la cintura y volviendo a pegar mi cuerpo al suyo.

—Lo prometo, pero por favor terminemos la entrevista.— Le suplico.

—De acuerdo, pero no me hagas más preguntas que hagan que quiera dejarte las cosas en claro.— Me dice con una picara sonrisa.

—De acuerdo...— Accedo y me muerdo los labios.

Sigo haciéndole las preguntas que están escritas en el papel y afortunadamente no hay ninguna otra pregunta incómoda para él, lo cual agradezco mucho porque no podría resistirme a otro ataque de besos como ese.

—Bueno eso es todo Santiago, muchas gracias.— Digo y apago la grabadora.

—Un placer señorita Insua.— Responde y extiende su mano para estrecharla con la mía.

—El placer es mío.— Le contesto siguiendo su juego.

Él inclina su cuerpo poniéndome muy nerviosa —Te invito a cenar esta noche cariño.— Me dice al oído.

—De acuerdo.—

—Paso por ti a las 8 de la noche— Anuncia.

—Perfecto...— Quiero decirle algo más, pero justo en ese momento la puerta de la sala de reuniones se abre.

—¿Cómo va todo?— Pregunta León mirándome fijamente.

—Recién terminamos la entrevista.— Le dejo saber alejándome de Santiago.

—¿Te has sentido cómodo Santiago?— Le pregunta.

—Si, mucho.— Dice y clava sus ojos en los míos.

—Me alegro, ella es la hija del dueño de la revista.— Le explica y Santiago y yo intentamos no reírnos de la situación «si él supiera»

—Dígale al señor Francisco Insua que lo felicito por la hija tan guapa que tiene.— Le dice y la cara de León se transforma.

—¿Conoces al señor Insua?— Le cuestiona algo sorprendido.

—Si.— Le informa Santiago muy seguro. —Desde hace muchos años lo conozco.— Explica y me mira con una media sonrisa.

—¿A ella también?— Pregunta serio.

—Si.—

—¿Por qué no me has dicho nada Jazmín?— Me pregunta casi como si fuese un reclamo.

—Porque hasta el momento que entre aquí no sabía quién era la persona a la cual entrevistaría.— Respondo sin entender.

—¿Algún problema con eso?— Le pregunta Santiago.

—Eh... no... Santiago, ¿podría hablar contigo a solas?— Le cuestiona y luego de que Santiago accede salgo de la sala de reuniones.

La verdad es que no entiendo absolutamente nada «¿De qué querrá hablar con Santiago?» Le entrego la grabación a Paola, quien es la encargada de transcribir todo y luego voy a mi oficina. Estoy muy intrigada acerca de que pueden estar hablando allí dentro. Unos cuantos minutos después, León regresa a mi oficina y me explica que Santiago ya se ha ido para luego pedirme un resumen de la entrevista.

—¿De qué has hablado con Santiago?— Le pregunto una vez que me atrevo.

Su mirada se clava en mí de una manera que me incomoda bastante. —Ha sido algo personal.— Explica sin darme pista alguna.

—De acuerdo, bueno, seguiré trabajando entonces.— Comento dándole a entender que pude retirarse.

—Igual te felicito, Santiago me ha dicho que le ha encantado la entrevista.— Concluye y se va.

No sé qué ha pasado allí dentro, pero sea lo que haya sido sé está comportando de manera extraña. Intento volver a concentrarme en mi trabajo, pero esta vez es mi móvil quien me interrumpe. Al mirar la pantalla me sorprende que sea Santiago.

—Hola amor ¿Ya me extrañas?— Lo saludo sin dejarlo hablar.

—Claro que te extraño, pero te llamo para pedirte que te alejes de León. Esta noche te explico.— Habla y sin decir nada más termina la llamada.

«Ahora sí que no entiendo nada ¿Qué ha sucedido?»

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now