-65- ¿Y Ahora?

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[JAZMÍN]

Observo cada detalle de la casa y aun me cuesta asimilar que este es el regalo de aniversario que me ha hecho. Lo que mi esposo no comprende, es que todo él es mi mejor regalo. Cada detalle de él es perfecto para mí. Cada lunar de su cuerpo, la manera en la que me sonríe, la forma que sus manos me acarician, esa protección que me ofrece... todo, absolutamente todo él es algo que jamás podría haber ni siquiera imaginado.

Aquel adolescente que fue mi novio y el que volví a encontrar años atrás será el mejor padre del mundo y es el mejor esposo que puede existir. Ha puesto algunos proyectos en pausa por mí y su hija. Yo sé lo mucho que le cuesta alejarse de su trabajo, pero aquí está a mi lado mostrándome cada rincón del ahora nuestro hogar con muchísima ilusión, y sobre todo con ese toque único que solo él sabe darle a cada lugar; solo puedo contagiarme de su sonrisa y mirarlo como una tonta.

—Y este... este es el cuarto de nuestra princesita.— Dice abriendo la puerta de la habitación.

Al entrar me quedo totalmente sorprendida. Todos los muebles que habíamos escogido están aquí y la decoración es exquisita; colores rosa, café, y blanco adornan las paredes de una manera harmoniosa. —¡Esto es bellísimo!— Digo emocionada.

Giro sobre mi eje para apreciar cada detalle y debo decir que el nombre Antonella pintado sobre la pared donde está la cuna me encanta. —Me alegro muchísimo de que te haya encantado.— Dice a mi oído mientras me abraza desde atrás y coloca sus manos sobre mi vientre. —Cariño, tu panza está demasiado dura.— Comenta algo preocupado.

—Es normal amor, en nada nace nuestra hija.— Le explico ya que de verdad lo noto muy preocupado con esto.

—Si tú lo dices...— Habla entre risas. —¿Te muestro el resto de la casa?— Me pregunto con entusiasmo.

—¡Claro que sí!— Contesto y lo tomo de la mano para que comencemos a caminar por el resto de las habitaciones que nos quedaron. Cada rincón es hermoso y quien haya sido que haya decorado la casa, que supongo que ha sido Tamara; ha pensado en todos los detalles. Lo que me encanta de esta casa es que él ha pensado en todo, incluso en un estudio donde pueda trabajar para estar más cerca de nosotras.

Lo miro mientras me cuenta acerca de las cualidades de su estudio y de cómo quiere que su hija este con él aquí y solo puedo pensar en que no me he equivocado en la segunda oportunidad que nos dimos. La vida nos separó una vez, pero también se encargó de que nos volviéramos a ver y de que nos enamoráramos igual o más de cómo lo estábamos cuando éramos simplemente dos adolescentes. Nunca olvidare el día que toco la puerta de mi piso y me encontré con esos ojos negros mirándome de esa manera tan intensa y llena de confusión que lo hicieron. Cada momento de nuestra historia ha sido y es perfecto, y sé que cada día que pasamos juntos escribimos un capítulo nuevo, uno donde el amor se hace más fuerte.

—Ven amor, vamos a que veas el jardín.— Propone sonriente y solo lo sigo tomando su mano porque sé que si es junto a él puedo caminar hacia cualquier lugar que la vida nos lleve.

—¡¿Jardín?!— Pregunto al ver lo que es este lugar —Esto es un campo... es inmenso.— Comento mirando a mí alrededor y notar la cantidad de espacio verde que hay.

—Bueno cariño, esto es para que Anto disfrute.— Me explica sonriente.

—Ya veo...—

Camino algunos pasos para apreciar la vista de mejor manera y al avanzar un enorme dolor me invade «¿Una contracción? No... eso es imposible, me quedan algunos semanas más todavía»

—¡Cariño! ¿Qué sucede?— Me grita mientras se acerca a mí.

Quiero responderle, pero otra contracción me invade haciendo que ni pueda hablar. ¡Qué dolor!

—¿Contracciones?— Me pregunta preocupado mientras intento respirar con normalidad.

—Llévame al hospital.— Logro decirle.

—¡Ya mismo!— Exclama y me ayuda a caminar.

El dolor cada vez es más fuerte y mucho más seguido... tengo pánico... no quiero que nada le pase a mi niña.

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now