-42- El Partido de mi Vida

357 33 0
                                    

[SANTIAGO]

Nuestro primer amanecer en Mykonos y este día promete mucho. Hoy comienza todo para nuestra boda, por fin nuestras vidas se unirán, para que nunca más nadie pueda hacer nada para separarnos —¿En qué piensas?— Me pregunta mirándome mientras que estoy aquí sentado en el sofá y ella termina de vestirse.

Vuelvo a la realidad, para mirarla detenidamente. —Futura señora Suarez, se ve usted deslumbrante con ese vestido.— Le confieso y me obliga a ponerme de pie para ir y besarla.

—Gracias, suena tan extraño eso de señora Suarez— Comenta mientras que rodeo su cintura con mis brazos.

—¿Extraño? Para mi suena demasiado sensual. Ya me imagino cuando te susurre al oído "señora Suarez, me vuelve loco"— Le digo de manera provocativa al oído.

—Santiago... no podemos quedarnos en la habitación todo el día.— Se queja entre risas al notar que mis intenciones van hacia un sitio específico.

—¿Quién dice eso? Además, estamos buscando...— Muerdo mi lengua antes de continuar y es que no quiero herirla.

—Dilo, estamos buscando que quede embarazada.— Me dice dibujando una sonrisa en sus labios y no estoy seguro si su sonrisa es genuina o forzada.

—Lo siento...— Murmuro.

—No, no te disculpes. Es verdad, estamos buscando que quede embarazada— Habla muy segura y luego sus labios me besan tomándome por sorpresa «¿Por qué me hace esto? Intento ser un caballero, trato de que salgamos de esta habitación, pero la manera en la cual su lengua traviesa explora cada rincón de mi boca me altera»

—Si quieres que salgamos de aquí, no me beses así...— Le suplico cuando nos vemos obligados a tomar aire.

—Quiero salir de aquí, pero también quiero que sigamos buscando a nuestro hijo— Explica de una manera mucho más que provocativa.

—¡Por el amor de Cristo! Cariño, de verdad, ten piedad de mi... soy tan solo un hombre completamente enamorado de la mujer más preciosa que hay en este planeta, que eres tú, y que se enredaría en tu cuerpo por toda la eternidad.— Le confieso separando mi cuerpo del de ella dando un paso hacia atrás, para intentar recobrar la normalidad en mi cuerpo.

—Pobrecito, este hombre enamorado...— Pronuncia burlándose de mí y dando un paso hacia delante para nuevamente remover la distancia entre los dos.

—Estas jugando con fuego...— Le advierto.

—¿Tienes miedo de que me queme?— Me pregunta a modo de reto.

«¿Puede ser más sexy?»

—En realidad tengo miedo de quemarme yo.— Le aclaro volviendo a tomarla por la cintura.

—Bueno, para que ni tú, ni yo nos quememos, te propongo que esta noche sigamos con estas prácticas...— Comenta sonriente.

—¿Practicas?— Le pregunto sorprendido.

—Si...—

—Oh no guapa, que yo no estoy practicando ¿eh? estoy jugando la final del mundial contigo.— Le aclaro.

Ella me mira sorprendida a causa de mi metáfora futbolística —Vaya, me has sorprendido... tenía entendido que no eras fanatico futbol.— Dice riéndose de mí.

—Pero, si me gusta el mundial... en fin cariño, la cosa es que tú eres el partido de mi vida y yo aquí no estoy ni en pre-calentamiento, ni práctica, ni amistoso, ni nada de eso. Estoy saliendo a la cancha a todo contigo.— Le aclaro y sin darle tiempo para que se siga burlando de mí, la beso desesperadamente.

—Pensé que me pedias piedad— Me dice entre risas mientras vamos recobrando el aliento entre beso y beso.

—Olvídate de lo que he dicho, estamos de vacaciones, que importa si nos retrasamos un poco— Le digo y de esta manera le comienzo a quitar el vestido que se acaba de colocar.

—Veo que quieres ganar el mundial— Habla mientras quita mi camiseta y esta cae en el suelo de la habitación.

Sonrió ante su comentario y la vuelvo a besar —Digamos que quiero ganar el partido de mi vida contigo, quiero saciar esta necesidad que generas en mi... quiero todo a tu lado...— Digo agitado.

—¡Cállate y bésame!— Me exige y solo puedo ser un esclavo de sus deseos.

[...]

Nuevamente nos vestimos, pero esta vez con la determinación de salir de aquí. No sé cómo lo hacemos, pero aquí vamos saliendo de la habitación finalmente —No podemos seguir así.— Me dice entre risas mientras vamos caminando hacia el elevador.

La observo haciendo que nos riamos más —¿Por qué no?— Le pregunto.

—Amor, parecemos dos adolescentes...— Murmura.

—Estamos enamorados, es eso.— Le respondo subiendo al elevador.

—Estamos "on fire", es eso...— Me responde riéndose como nunca.

—También, pero me encanta estar "on fire" contigo.— Le confieso guiñándole un ojo.

—A mi también...—Susurra.

—Entonces no veo el problema por ninguna parte, solo disfrutemos de este amor.— Sugiero.

—Me parece una idea genial, pero necesito desayunar, o almorzar... o lo que sea que sea a esta hora...— Dice confundida y miro la hora.

—Almorzar— Le aclaro caminando por el lobby del hotel después de haber bajado del elevador.

—Bueno eso—

—De acuerdo, y después averiguamos todo para casarnos.— Le propongo.

—Me parece un plan perfecto...— Responde segura.

—Muero porque finalmente nos casemos.— Admito.

—No te mueras que te necesito vivo a mi lado...— Dice parando en seco en medio del lobby.

—No lo hare, tengo muchas cosas que hacer a tu lado...— Informo.

—¿Muchas?—

—Demasiadas... y ¡Jazmín Insua, no me provoques más!— Le digo entre risas jalando de su brazo para que continúe caminando.

—Está bien, lo siento— Responde de manera inocente.

«Como amo a esta mujer. Es tan especial, tan divertida, tan única... ¿Cómo no amarla como lo hago? ¿Cómo no querer convertirla en mi esposa?»

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now