-67- Por Verte Otra Vez [Final]

811 43 8
                                    

[SANTIAGO]

Dos semanas después

Miro a mi niña mientras la cargo en mis brazos y la llevo a su cuna, sin dudas es mi princesa. Cuidadosamente la acuesto y le canto un trocito de esa canción que se ha vuelto mi favorita.

Casi como si entendiese lo que le acabo de cantar, me lanza una sonrisita seguida por un bostezo que me deja saber que se está quedando dormida —Te amo con toda mi vida, princesa— Le hablo y le planto un beso en su pequeña frente.

Le echo un vistazo por última vez y cruzo la arcada para ir donde esta nuestra cama, y donde me espera la mujer de mi vida. Al pasar, ella me mira sonriente —¿Se ha quedado dormida?— Me pregunta con una sonrisa que me enamora más de ella como si eso fuese posible.

—Si cariño, como cada noche le he cantado y se ha quedado dormida.— Le explico mientras me meto a la cama junto a ella.

—Tu voz la calma. Se ha acostumbrado a ella, como siempre le hablablas durante el embarazo— Dice mirándome fijamente.

Me acomodo a su lado y extiendo mi brazo con la clara intención de que duerma abrazada a mí. —Siempre lo hare. Mi voz y todo lo que soy será siempre para ustedes dos. Son mi vida y las amare siempre.— Le digo mientras se abraza a mí.

—Amor, sabes... nos veo aquí abrazado, hablando de nuestra hija, y así enamorados, y no puedo dejar de pensar en que las segundas oportunidades no siempre son malas— Expresa sonriente.

Mi mirada se cruza con la suya diciendo miles de palabras que no son necesarias de decir con nuestros labios y lentamente me acerco a su boca para besarla con todo este amor que siento por ella —No guapa, las segundas oportunidades definitivamente no siempre son malas, y los reencuentros no siempre traen tristeza.—

—Para nada.— Afirma.

—Si no te hubiese vuelto a encontrar, no sabría lo que era ser padre. No me veía siendo padre con ninguna otra mujer que no fueses tú. Creo que la vida nos dio una oportunidad de retomar lo que habíamos dejado, de hacernos saber que no todo era malo en nuestra historia de amor. Cuando golpeé tu puerta aquel día y vi que eras mi vecina, todo cambio. Sabía que ya no había marcha atrás, que lo que creía haber olvidado, no lo había hecho. Siempre has sido el amor de mi vida y si tuviese que repetir la historia mil veces con su dolor y todo, lo haría por volver a estar en esta cama contigo y con nuestra hija aquí al lado, sabiendo que así será como pasaremos el resto de nuestras vidas.—

—¿Eso quiere decir que me volverías a elegir?— Me cuestiona.

—Una y mil veces... te amo con todo lo que soy.— Le aseguro.

—Y yo a ti Santiago, definitivamente el primer amor nunca se olvida.—

—Jamás...— Afirmo.

—En este caso, no solo no se olvida, si no que nunca se supera.—

—Sería imposible superar a alguien como tú.— Le digo al oído.

—Bendita la hora que regrese a esta ciudad— Me dice y solo puedo sonreír.

—Bendita la hora que alquile aquel piso porque quería vivir en calma y solo.— Respondo sonriente.

—Tengo muchas cosas que agradecerle a la vida, pero la más importante es darme la capacidad de entender que el orgullo no es un buen consejero, y que hay veces que hay que dar una segunda oportunidad—

—Así es... ahora mi vida, descansemos que mañana nos espera un día hermoso para celebrar con nuestra familia.— Le propongo.

Ella me mira y comienza a reírse como tanto me gusta que lo haga. —No nos han perdonado perderse la boda... Aun no puedo creer que hayan organizado una renovación de votos a escondidas nuestro— Me dice sin dejar de mirarme.

—Bueno... lo confesare.— Digo finalmente.

—¿Qué cosa?—

—Quería que nos volviéramos a casar, pero con toda nuestra familia presente. Fui yo quien le pidió a Tamy y a tu madre que organizaran todo— Le digo intentando no reírme.

—Pero ¡qué bien guardado te lo tenías! Me dice subiéndose sobre mí y plantando besos por todo mi cuerpo—

—Quería que nuestro primer aniversario fuera especial... y vaya que lo ha sido. Tú me has regalado a nuestra hija, y yo te regalo una boda con toda la familia.—

—Regalos inolvidables...—

—Tú eres inolvidable— Digo y la beso.

[...]

Un año de casados, dos bodas, y una hija, ese es el resumen de lo que ha sido nuestro reencuentro «¿Quién dice que el fuego muere? ¿Quién dice que no se puede amar dos veces a la misma persona? Quien lo haya dicho estaba muy equivocado, nos hemos dado un segundo "Si" en una ceremonia muy sencilla y especial con nuestra familia. Es una manera de reafirmar nuestro amor y hacer partícipes de este a todos los que en algún momento dudaron que realmente nos amábamos, de que era solo un caprichoso de adolescentes; esto es mucho más que eso. Es un amor especial, único, y que nos hizo crecer de una y mil maneras.

FIN

Por Verte Otra VezOnde as histórias ganham vida. Descobre agora