-60- Este Amor

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[JAZMÍN]

Después de haber escuchado todas las palabras bonitas que ha dicho en la radio sobre mí y sobre nuestro hijo, lo único que se me ocurre es sorprenderlo de la manera más especial que puedo. Tamara me ha ayudado muchísimo a decorar todo el piso para cuando llegue Santiago y como siempre sus bromas no han faltado, pero ya nada de eso me importa. Él es mi esposo y lo más normal es que tengamos estas veladas románticas, pero claro, lo ideal sería sin que mi cuñada se entere de ello.

Miro una última vez todas las velas, vuelvo a revisar que la canción que he elegido este lista para cuando pulse reproducir, y me miro en el espejo nuevamente. Me veo tan extraña, tengo una barriga que ya es bastante difícil de ocultar, y para ser honesta ni esta lencería tan delicada y sexy me hace sentir sensual. Supongo que a Santiago le gustara, tengo miedo de dejarle de parecer atractiva, pero también sé que hemos esperado tanto a este hijo, que dudo que él deje de amarme —¡Basta Jazmín! ¡No seas idiota!— me grito a mí misma mirándome en el espejo para espantar todas las tontas ideas que se me pasan por la mente.

Escucho la puerta del piso abrirse y solo me quedo quieta en la habitación esperando que él siga el camino trazado de la velas. «Debería acostarme sobre la cama» Pienso y automáticamente me recuesto lentamente sobre la cama intentando sostener una posición sexy.

Puedo sentir sus pasos más cerca y me siento como una niñita la cual está por cometer una travesura, es increíble como él me hace sentir. Finalmente, él termina de abrir la puerta, la cual estaba semi-cerrada y al verme se queda inmóvil bajo el marco de la puerta.

—Eh... wow...eh... luces... es que... ufff...— Dice y luego se ríe de su propia torpeza —no sé ni que decir— Continua.

—¿Te gusta? ¿O ya te dejé de parecer sexy con esta panza?— Pregunto con dudas.

—Definitivamente tú te has vuelto loca— Habla acercándose a la cama sin dejar de mirarme de una manera que me hace recuperar toda mi confianza. —Nunca, pero escúchame, nunca dejaras de ser la mujer más preciosa, sexy, y que más amo— Me dice de esa manera que hace que quiera lanzarme entre sus brazos y besarlo hasta sentir que su aliento y el mío dejan de existir individualmente para transformare en uno solo.

—No sabía cómo darte las gracias por todas esas preciosas palabras que has dicho, ya sabes, yo no puedo ir a una radio y gritarte mi amor, pero puedo prepararte una sorpresa y decirte que te amo infinitas veces mientras me haces el amor como solo tú puedes.— Le explico mientras que él se va acomodando sobre la cama después de quitarse los zapatos.

Su dedo índice comienza a recorrer el contorno de mi cuerpo tan solo cubierto por unas diminutas bragas blancas haciendo juego con el sujetador. —¿Así que me dirás "te amo" infinitas veces mientras te hago el amor?— Me pregunta justo cuando su dedo está en mi cintura haciéndome perder la razón.

—Si...— Intento responder sin moverme de aquí.

Lentamente él se acerca a mí, pero su dedo no deja de recorrer mi figura. Justo cuando llega al final de la tela del sujetador, él cuela su mano por debajo de ella y lleva su mano a mi pecho haciéndome delirar. Sin darme tiempo a nada sus labios se acercan a los míos —Veremos si te dejo hablar— Me susurra y antes que pueda decir nada me besa tal como si no hubiese mañana.

Mis manos desesperadamente y respondiendo a este deseo que me consume buscan deshacerse de su camiseta mientras que las suyas se adueñan de mis pechos por debajo de la tela, hasta que se deshace del sujetador que ya comienza a estorbar. Justo en el momento que nos vemos obligados a separarnos para poder quitar su camiseta aprovecho el poco aire que me deja —Te amo— Le digo haciendo que sonría y vuelva a callarme con esos labios carnosos que me matan de placer siempre que tienen la oportunidad.

Dejo que mis manos vayan viajando por su torso perfectamente trabajado hasta llegar a la cintura de su pantalón. Me deshago de su cinturón, abro el botón de su pantalón y luego la cremallera, para luego colar mis manos por debajo de la tela y acariciarlo haciendo que delire y deje mis labios por un momento —Te amo— le repito.

—¡Tramposa!— Exclama y vuelve a besarme.

Lentamente su ropa cae sobre el suelo al igual que mi braga y es así como su cuerpo y el mío están como tanto nos gusta a los dos, piel a piel dejando al descubierto todo lo que nos provocamos mutuamente. Este hombre que ahora tengo debajo de mi es y ha sido siempre el amor de mi vida. No solo es bello por fuera, pero es el ser humano más bello que he conocido por dentro. Me ama tanto que no sabría que hacer sin su amor.

Su boca sigue torturando a la mía de una manera tan sensual que me deja sin aire, sus manos acarician mi ser haciendo estremecer, y finalmente con su mirada me deja saber que no aguanta más al igual que yo. Me acomodo sobre él para que entre en mí y esta vez soy yo quien se mueve para sentirlo mientras que él responde a mis movimientos con sus caderas. —Te amo, te amo, te amo...— Le repito ya que es tanto el aire que nos falta que tuvimos que dejar de besarnos por un instante.

Puedo sentir su cuerpo temblar igual que el mío y ya cuando no damos más, nos desplomamos. Me acomodo a su lado mientras que sus brazos me sujetan fuertemente. —Y yo los amo a ustedes— Me susurra al oído y besa mi cuello. —Si sabía que esta iba a ser la manera que me recibirías después de gritar a los cuatro vientos nuestro amor, hubiese pactado diez entrevistas más mínimo.— Dice riéndose.

No puedo evitar reírme con él mientras me volteo para quedar frente a frente. —No te preocupes, con o sin entrevista repetimos cuantas veces quieras— Le digo y esta vez soy yo quien lo calla con mis labios.

Por Verte Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora