-15- Retos

508 53 2
                                    


[SANTIAGO]

Parezco su guardaespaldas al ir caminando detrás de ella por cada local de ropa que va entrando, pero la verdad es que no lo soy. En realidad, soy su exnovio, actual amigo y eterno enamorado acompañándola de compras, supongo que esa descripción es perfecta. Finalmente ella decide probarse algunas prendas en uno de los tantos locales que hemos entrados, y como la mayoría de los hombres, tomo asiento en uno de los cómodos asientos que hay fuera de los probadores —¿Me muestras como te quedan?— Le pregunto antes que cierre la puerta.

Ella se me queda mirando de una forma bastante graciosa y trato de no reírme —¿Qué?— Inquiere un tanto confundida.

—¿Qué si me enseñas como te queda la ropa? Prometo que te daré mi más sincera opinión.— Le digo con una amplia sonrisa en mi rostro.

—Realmente eres fuera de serie...— Me dice entre risas.

Sonrió ante sus palabras —¿Por qué?— Le pregunto sin entender mucho.

Ella me mira entrecerrando sus ojos como preguntándome si realmente no entiendo lo que dice —A los hombres normalmente no les gusta ir a comprar ropa — Resume en una frase.

—Tú sabes bien que a mí me encanta, disfruto mucho de todo esto.— Le recuerdo.

—Si, pero para ti.— Comenta y sé que se está burlando de mi

—Bueno, de acuerdo, lo admito... quiero verte desfilar para mí. Como amigos...— Le aclaro nuevamente, pero sé muy bien que no me creerá.

—Somos pocos y nos conocemos mucho Santiago...— Me dice con una media sonrisa —Pero, está bien te mostrare como me queda todo esto.— Accede y luego cierra la puerta sin darme oportunidad de decirle nada.

Me acomodo en el sofá y espero muy expectante a que esa puerta se abra para verla andar frente a mí. Pasan algunos minutos y finalmente ella sale con un vestido color negreo que llega casi a la rodilla y vaya que le queda bien. El vestido destaca toda su silueta y para hacer de esta situación algo un poco más tortuosa para mí, ella da una vuelta para que la vea de todos los ángulos posibles. —¿Y, como me queda?— Me pregunta mientras se mira en el espejo.

—Magnifico.— Me limito a responder ya que si le digo lo que pasa por mi mente me echara de aquí.

—¿De verdad?— Cuestiona y siento que no está muy segura de cómo le queda.

—Te dije que sería completamente honesto, aunque, claramente me estoy reservando parte de mi opinión.— Le digo sutilmente.

—¿Es acerca del vestido o lo que te gustaría hacer con el?— Me pregunta y solo puedo reírme ante sus palabras. A veces me olvido de que me conoce hace tantos años.

—Tú ya sabes la respuesta. Mejor pruébate la siguiente prenda.— Le digo.

—Va— Contesta.

Pacientemente espero a que esa puerta se abra nuevamente y esta vez es peor. Falda color blanca algo corta y suelta, camisa negra con los dos primeros botones desabrochados y yo aquí queriendo desabrochar el resto «¡Santiago contrólate hombre!» Me grita mi subconsciente. —¿Opinión?— Me pregunta dando una vuelta haciendo que la tela de la falda se mueva y deje ver un poco más de sus largas y bien formadas piernas.

—Si no te mueves así es perfecta para la oficina. Si vuelves a hacer eso, probablemente nadie trabaje.— Expreso entre risas intentando sonar calmado.

—Muy honesto señor Suarez— Habla divertida.

—Dije que lo sería... ah... y si me permites comentar acerca de la camisa, esos dos botones desabrochados... ufff...— Le digo y luego cubro mis ojos.

La escucho reír y siento que he recuperado a mi Jaz, aquella con la cual todo era honestidad. Entre nosotros no había medias verdades, siempre decíamos lo que pensábamos del otro así no fuera lo más correcto —Te contratare como mi asesor de moda— Bromea y luego vuelve a cerrar la puerta.

—¡Contrátame como lo que tú quieras!— Respondo lo suficientemente alto para que me escuche y nuevamente su risa inunda el lugar.

Ella va desfilándome una a una las prendas y de cada una de ellas tengo un comentario para hacerle, solo ha habido dos que no le hacían justicia a ese cuerpo perfecto que posee. Al terminar de elegir todo, he querido pagar por su compra, pero obviamente no me ha dejado.

Seguimos caminando por el centro comercial y disfrutando de este momento tan diferente a su lado —Bueno, entrare aquí...— Me dice señalando el local de ropa íntima.

—Está bien, te espero...— Anuncio y me siento en uno de los asientos en el pasillo del centro comercial y me pongo a revisar mis redes sociales mientras que ella compra. Me encantaría entrar con ella, pero debo darle su espacio, después de todo ya no somos nada.

Estoy muy concentrado viendo las muchas notificaciones que tengo en Twitter cuando dos manos cubren mis ojos —Sabes, estaba pensando que no sería la primera vez que me verías en ropa interior. No veo porque tengas que quedarte aquí solo.— Me dice al oído y creo que mi corazón se saldrá del pecho. 

Por Verte Otra VezWhere stories live. Discover now