-26- Enamorado

454 43 3
                                    

[SANTIAGO]

—¿Te quedas a dormir conmigo?— Me pregunta con una enorme sonrisa después de que terminamos de cenar y sonrió también.

La miro detenidamente, e internamente me pregunto si acaso eso estaba en duda —No podría irme a dormir solo a mi cama después de esto— Le respondo mientras que la abrazo desde atrás colocando mis manos sobre su abdomen y me pierdo en el aroma de su cabello, de su piel... de ella entera.

—Yo tampoco— Me confiesa y voltea su rostro para mirarme.

—¿Tienes idea de cuantas veces soñé con esto?— Le pregunto en un susurro a causa de la emoción que siento.

Finalmente, ella se voltea por completo y cuela sus brazos por encima de mis hombros —Me imagino, sin querer aceptarlo yo también estuve esperando por esto.— Me admite de una manera que hace erizar toda mi piel.

Mi boca busca sus labios, los cuales responden apasionadamente a mi contacto. —Amor... mañana tengo que trabajar.— Me advierte entre risas intentando separarse de mí, cosa que no le permito.

—Eres la hija del dueño, puedes llegar más tarde.— Respondo entre risas y la sujeto más fuerte para que no se aparte de mí —Además...—

—Además ¿Qué?— Me pregunta al notar que he dejado la frase en el aire.

Cuelo mis manos por debajo de su camiseta, beso su cuello y me acerco al oído —Te necesito como a nada en este mundo, me has hecho muchísima falta todo este tiempo— Le confieso.

—¿Pretendes desquitarte de estos seis años en una sola noche?— Me pregunta riéndose.

Sus palabras me hacen reír también —No sé si sea posible, aunque, me encantaría...— Digo y voy quitando su camiseta.

—Creo que mañana tendré que tomar mucho café— Comenta sonriente y también quita mi camiseta.

—Yo mismo te llevo una bebida energizante, pero no me pidas detenerme.— Le pido con picardía.

—Hemos vuelto a las noches sin dormir... y a no poder decirte que no.— Me dice y sus labios me besan apasionadamente haciendo que vayamos perdiendo el control una vez más.

[Al día siguiente]

Amanecer con mi cuerpo enredado en el de ella es algo que veía cada noche en mis sueños desde que ella se marchó y ahora por fin se ha convertido en una realidad. La observo detenidamente y acomodo su cabello castaño el cual está bastante alborotado. Me pierdo en esos lunares que tiene en su espalda y nunca olvide. Instintivamente mis dedos recorren el camino que dibujan desde la parte baja de su espalda hasta sus omoplatos, podría estar así todo el día si ella me dejara.

La alarma del despertador interrumpe mi felicidad y sus ojos se abren de par en par al verme despierto —¿Qué haces despierto tan temprano? Hasta donde yo sabía eres una marmota.— Comenta entre risas.

Coloco mis brazos en su cintura y la obligo a darse vuelta para que quede frente a frente conmigo —Esta marmota no ha podido parar de contemplarte.— Respondo con una sincera sonrisa.

—Que marmota tan romántica.— Susurra y pega su cuerpo al mío enredando una de sus piernas en mí.

—Esta marmota no te dejara ir a trabajar si haces eso...— Le advierto y ella automáticamente quita su pierna de mí.

—De acuerdo amor, mejor me levanto porque hoy entrevistaremos a no sé quién y debo llegar temprano— Me explica y no pienso decirle que el jueves tengo que ir a una entrevista en la revista de su padre, quiero que sea una sorpresa.

—Yo también tendría que levantarme, después de todo esta no es mi casa.— Le explico con una media sonrisa después de que ella me plantara un beso.

—Es cierto, pero te dejo la copia de la llave para que puedas seguir descansando.— Me deja saber y se pone de pie. Solo puedo verla como pasea su figura en el cuarto y me es inevitable no pensar que en ella encuentro todo lo que he buscado.

—Gracias cariño— Le digo y me vuelvo a acomodar sobre esta cama dándole la razón, si soy una marmota, una muy enamorada.

Por Verte Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora