-44- Locuras Juntos

351 30 0
                                    

[SANTIAGO]

Ya la gente en esta discoteca comienza a sobrar, el movimiento de nuestros cuerpos, ya no son aptos para estar con otras personas; y las ideas que rondan mi cabeza son demasiado intimas. —Cariño, creo que va siendo hora de que nos vayamos de aquí.— Le sugiero al oído mientras que ella se sigue moviendo de una manera provocativa y tengo claro que lo hace apropósito.

—Creo que será lo mejor antes de que nos echen por bailar de manera inapropiada.— Me responde y roza mi cuello con sus labios empeorando la situación.

—Si sigues haciendo eso, lo harán.— Le advierto entre risas y me separo de ella para tomarla de la mano e irnos de este lugar.

—¡Santiago!— La escucho decirme sin parar de reír.

—Tú te lo has buscado— Me justifico sin poder parar de reír. Parecemos dos adolescentes, pero me encanta. Hacia tanto tiempo que no me sentía así...

«Es solo ella quien lo provoca.» Pienso perdido en este mundo de sensaciones.

—¿Me llevas a la playa?— Me pregunta mientras caminamos por las calles tomados de la mano en medio de risas por nuestro comportamiento.

—Si, eso dije que quería que hiciéramos y lo haremos...— Le explico.

Una media sonrisa se dibuja en su rostro y conociéndola como lo hago, sé que trama algo. —De acuerdo, haremos lo que tú quieres, pero yo tengo una condición.— Aclara a modo de reto.

—¿Cuál?—

—Te la diré cuando lleguemos al sitio donde tienes planeado llevarme.— Me dice sonriente y ahora sí que estoy intrigadísimo.

[...]

Encuentro el sitio perfecto en esta playa absolutamente solitaria donde la luz de la luna es la única que nos ilumina en esta madrugada. La tomo por la cintura pegando su cuerpo al mío como lo he sentido toda la noche, pero ella da dos pasos hacia atrás —¿Qué sucede?— Le pregunto un tanto preocupado.

—Antes de dejarte hacer lo que quieras de mí, mi condición.— Explica con una sonrisa que es más de maldad que otra cosa.

—¿Y esa condición es?— Inquiero queriendo provocarla.

—¿Recuerdas cuando me pediste que te desfilara la lencería que compre aquella vez?— Me pregunta sin apartar su mirada de mí y me estoy confundiendo.

—Eh si... ¿Qué quieres que te desfile el bóxer que llevo puesto?— Le pregunto entre risas.

—Algo así— Responde mordiendo su labio inferior.

—Quiero vengarme.— Habla riéndose.

—¿Vengarte?— Pregunto asustado.

—Si... por eso y por aquel baile que me pediste en el último cumpleaños que estuvimos juntos—

«Creo que se ha vuelto loca... ¿serán los tragos?»

—Cariño, explícate mejor.— Le suplico.

—Quiero que me hagas un striptease.— Me pide sin más preámbulos.

—¡Que!— Exclamo casi sin poder parar de reírme —Amor, ¿tu estas ebria?— Bromeo.

—No... es mi hora. Quiero verte haciendo un striptease solo para mí en esta playa y después puedes hacerme lo que quieras.— Me propone y la última parte de su propuesta me ha parecido muy interesante.

—¿Lo que quiera?— Reitero.

—Si, pero vamos, no te veo escogiendo la canción en tu móvil.— Me exige.

—Vaya... sí que quieres que haga el ridículo ¿eh?— Le digo entre risas mientras saco el móvil del bolsillo de mi pantalón.

—Quiero verte desnudándote para mí...— Me aclara.

—¿Por qué no lo haces tú?—

—Porque no— Comenta sentándose en la arena.

Viendo que no hay más opción que esta, y que mi futura esposa tiene ganas de jugar, busco una canción de acuerdo con la ocasión y dejo el móvil a un costado. Me doy vuelta para dramatizar un poco más y muevo mis caderas al ritmo de la música. Siento que estoy haciendo el ridículo, pero todo sea por ella. Poco a poco coloco mis manos en el final de la camisa que llevo puesta y la jalo para sacarla de adentro del pantalón.

—Vaya, que buenos movimientos guapo.— Me alienta haciendo que me ría.

Me doy vuelta para mirarla y ella está muy cómoda observándome como si estuviera tomando sol en la playa con sus manos a cada lado de su cuerpo. Llevo mis manos al último botón de mi camisa y de esta manera, al ritmo de la música y haciéndome el sexy, los desabrocho uno a uno hasta llegar al último. Amago a quitarme la camisa un par de veces haciendo que ella se sonría, hasta que a la tercera vez lo hago dejándola caer sobre la arena.

—¡Quítate todo!— Me grita, tal como si estuviera en un club, y yo solo puedo reírme ante la situación.

Llevo mis manos a la cintura de mi pantalón y comienzo a desabrochar mi cinturón. Hago caer el cinturón al lado de mi camisa y luego bajo su atenta mirada sigo con mi pantalón. Lentamente bajo mi pantalón y cuando llego a mis pies quito mis zapatos y calcetines de manera provocativa... o al menos eso creo yo. Cuando ya no me queda más que mi bóxer, me doy vuelta dejándole ver mis nalgas y me muevo de manera divertida. —¿Me lo quito yo?— Le pregunto entre risas.

«Me siento tan ridículo haciendo esto.»

—Estoy pensándolo... me gusta la vista.— Responde de manera divertida.

—¿Me quedo así?— Cuestiono.

Estoy esperando su respuesta, pero para mi sorpresa ella me abraza desde atrás. —Te lo deberías quitar tú, pero sabes que... te lo quitare yo.— Habla y cuando menos me doy cuenta, son sus manos las que me dejan completamente desnudo.

Me volteo para quedar frente a ella y solo puedo reírme de esta situación —¿Ahora si te puedo hacer lo que yo quiera?— Le pregunto sujetándola de la cintura.

—No ha sido un striptease de diez puntos, te hace falta práctica, pero por ser el primero ha estado bueno...— Me dice sonriente.

—¿Entonces?—

—Entonces haz lo que quieras de mi.— Pronuncia haciendo que su vestido caiga en la arena y quedando solamente en ropa interior.

—Esta noche prometía mucho... no me he equivocado.— Le susurro y luego mis labios poseen los de ella comenzando el plan que tenía en mi mente o mejor dicho bastante parecido a como lo había imaginado.

Por Verte Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora