Extra V: Recuerdos de hace 20 años

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-¿Es seguro que ella esté con usted todo el tiempo, sabiendo incluso quienes somos, y los trabajos que usted está haciendo?-Preguntó Serpiente mientras caminaban hacia la sala de interrogación-Al fin y al cabo, todavía no es parte de los Dragones-Mako le miró de una forma extraña-Entiendo que es su ahijada, pero apareció de un día para otro, ¿Me equivoco? No creo que...
   ​-¿Todavía? Que sea mi ahijada no significa que se convierta en dragona, y que gane beneficios de eso. Y por supuesto que te equivocas, Katherine está aquí porque quiere pasar tiempo conmigo, pero como madrina, no como Gran Sabia; ella siempre ha sido mi ahijada, que hayamos consolidado nuestra relación hasta el punto de que ella pueda venir a mi oficina cuando quiera y como quiera ya es algo de nosotras-detuvo el paso, estaban al lado de la puerta de interrogación. Ahí estaba Perro y Hormiga.
   ​-Entiendo eso, pero...
   ​-Pero nada. Tú tranquilo, Serpiente. Ahora-Miró a los otros dos, que habían abierto la puerta-¿Babosa está dentro?
   ​-Si, Gran Sabia-Dijo Perro.
   ​"Mierda, no tengo a George" pensó al entrar "Tendrá que ser a la antigua".
   ​Babosa estaba cerca del hombre, sentado, atado en la silla por manos y pies, que delante tenía una mesa. En esta habían varios papeles, un par de carpetas, una botella de agua, y una taza de café.
​   El hombre tenía la cabeza gacha, oculta por su pelo. Estaba mojado, quizás por la transpiración, o porque Mako no era la primera en llegar. Tenía una camisa a rayas desgarrada cubierta de tierra, y unos pantalones caqui que le quedaban un poco cortos. Estaba descalzo, y sus pies muy rojos e hinchados. Su cuerpo demostraba una gran pelea, o días de un hombre perdido por las calles.
​   Estaba inconsciente. Babosa le comentó, mientras esperaban a los Grandes Sabios, que se había desmayado algunas veces cuando lo encontraron y lo trajeron; al parecer, no había dormido por mucho tiempo.
   ​Mako esperó a sus colegas, mientras se colocaba unos guantes blancos, que combinaba con su traje, de un color más perla.
   ​Minutos después, Fukusha y Søren llegaron juntos, Shigeo llegó después junto a otros Kyobu.
   ​-¿Vas a participar?-Le preguntó Fukusha, la sala ya estaba lista, Serpiente tenía una cubeta de agua en sus manos, esperando la señal. Ella negó con la cabeza, y exhaló con un poco de furia-Si quieres, podemos hacer que los viejos no se enteren.
   ​-Voy a estar presente. Solo eso.
   ​Le lanzó una mirada al Kyobu, y este le tiró todo el agua en la cara del hombre. Este despertó, buscando aire. Intentó mover sus manos, sus pies, como si estuviera convulsionando. Nadie hizo nada, los Kyobu se colocaron en columnas en cada pared, y dejaron a Serpiente y a los Grandes Sabios hacer el trabajo. Mako se quedó entre la mesa y la puerta, mirándole fijamente.
​   El hombre, con los ojos perdidos, encontró a la Gran Sabia suprema, e intento acercarse. Ese movimiento de salir, de tirarse a algo, hizo que Mako avanzara un poco.
   ​-¡Gra-Gran Sabia!-Gritó, interrumpiendo a Fukusha, esas palabras resonaron en su mente, fueron reconocidas-¿No-no me recuerda?
   ​Los otros le miraron, ella negó.
   ​-¿No? ¡Vamos, yo estuve ahí, 20 años atrás!-Shigeo cambió roles con Fukusha, este último se acercó a su amiga, le agarró del brazo. Mako no tenía una reacción impactante en su rostro, pero su estómago empezó a estremecerse-Yo fui uno de los sobrevivientes al ataque, uno de los que quedaron a la deriva.
   ​Fukusha se le acercó, susurrándole: "Eran varias tropas enviadas por Secilia, seguramente haya un informe acerca de él".
   ​-¡Quítenle la ropa!-Gritó Shigeo-Serpiente, el suero de la verdad, ¿Está listo?
   ​-¿Qué?¡No!¡¿Por qué desconfían de mí?!
   ​Prácticamente le rasgaron la camisa, sin cuidado alguno. Mientras Serpiente le inyectaba el suero, pudieron divisar el dragón en su espalda, además de tres serpientes que iban desde este hasta una de las manos.
   ​-¡No es lo que parece!¡Ellos me utilizaron, como a muchos!¡Ah!-Su cuerpo se calmó un poco luego de la inyección-Gran Sabia, no teníamos opción.
   ​-Traidor hijo de puta...-Exhaló Søren.
   ​-¡Yo no soy un traidor, soy parte de ustedes!-Tomó aire, y miró a Shigeo, que solo le miraba-¡Él también lo hizo! Tenía contactos con las serpientes, ¡Los chinos les abrieron el paso!
   ​Eso le abrió los ojos a Mako, su cuerpo se sucumbió a otro terremoto. Shigeo se volvió a ella, pero Mako le negó.
   ​-Fue hace 20 años. La gente cambia.
   ​-¡¿Cierto?! No hice nada malo, lo juro.
   ​-Fukusha, asegúrate que lo traten como un invitado. Eso es lo que es, nada más.
   ​-¡Puede ser nuestro enemigo!
   ​-¡Que soy vuestro aliado, lo juro!
   ​-¡Cállense!-Les cortó la jefa, ya enojada, su cuerpo le estaba en contra, no podía soportarlo-Como un invitado, Søren. Quítenle las amarras, y límpienlo antes de hablar con él-Los animales a su lado asintieron-Quiero saber toda su historia sobre lo que sucedió hace 20 años, como lo que ha pasado hasta ahora. Y si es necesario-Miró a Serpiente-Ocupa el mejor de los sueros que tengamos, me da igual. Lo quiero todo.
   ​-Sí, Gran Sabia.
   ​-Yo me retiro, tengo otras cosas más importantes que hacer.
   ​Antes de cerrar la puerta, Shigeo le detuvo tras hablar.
   ​-Es todo por la chica, ¿Me equivoco?
   ​Ella se quedó ahí un momento, más concentrada dentro que fuera, y siguió su paso, seguida por Fukusha.

   ​Se detuvieron poco después.
   ​-¿Estás bien? Parecías estar rompiéndote.
   ​-Fue algo muy parecido. Recuerdos así le hacen algo a mi cuerpo que no puedo controlar, ni menos soportar. Ese hombre lo conozco, estuvo ahí. Ahora, ¿Quién es? Ni idea, en realidad... aunque algunas memorias han vuelto, mucho sigue siendo borroso.
   ​-¿Crees que Katherine es la respuesta?
   ​-¿Qué? No. Nunca lo fue.
   ​-¿Cuánto tiempo le das para que se nos una?
​   Ella exhaló.
   ​-Ya se lo dije a Serpiente: esa es decisión suya, no mía. No es que esté muy de acuerdo con la Katherine que ahora está en mi casa entre a los dragones. Para eso, primero debo entrenarla-Se tocó la cien con el índice un par de veces.
   ​-¿El puente?
​   -Si, hoy iniciamos.
   ​-Bien, espero que sea algo fácil. Ella se ve muy...
   ​-Muy blanca, lo sé. Quiero por lo menos prepararla.
​   Este asintió, le besó justo donde ella se había tocado antes, y se retiró.

   ​Llegando a su oficina, le dijo a Mitsu que llamara a Ratel, luego de haber preguntado por Katherine, que ahora estaba patrullando la dehesa. Como la interrogación/charla con el hombre tomó seis Kyobu, más por seguridad que por necesidad, los que quedaban fuera debían recorren los lugares de los que no estaban.
   ​Por suerte no era tan tarde, así que la mayoría de los que estaban en la sala junto a los Grandes Sabios estaban libres, y a punto de ir a patrullar. A las diez llegaría la que le acompañaría a su casa, sabiendo que Katherine estaba junto a su hermana, esperándoles.
​   Para matar tiempo, estuvo un par de horas en papeleo, hasta que Fukusha, después de que Mitsu le avisara, volviera a ella para poder hablarle sobre el hombre. Le resumió sobre la "charla", en la cual nunca dejó de ser un preso para los que le interrogaron: "No lo trataremos como parte de la institución, tal como dijiste, es solo un invitado, fuera de todo. Pero el hijo de puta estuvo más de 15 años trabajando para ese hombre, todavía no puedo confiar en él" Le dijo, sabiendo la respuesta de su compañera. Al final, era la respuesta de los Consejeros.
​   Además, le entregó una cinta donde se encontraba toda la conversación, por si había alguna duda.
​Hablaba de un hombre que, aunque tenía una taza de té y comida en su mesa, cómodo en la silla donde se sentaba, se sentía desesperado. Todos le culpaban, todas las miradas eran hacia él, era entendible. Un hombre que hablaba de presión, de traición, de confianza. Que todo fue una trampa 20 años atrás, que nunca lo supo y fue secuestrado y obligado a ayudarles por más de una década. Fue parte de los que regalaron a su abuela, cuando ella enloqueció.
​   Gracias a gente como él, Secilia Tachibana estaba muerta, Mako perdió su hijo y vientre, y toda la institución sufrió un gran terremoto que cambió demasiadas cosas.
​   Con solo escucharle su cuerpo se estremecía, su mente no sabía qué sentir, mientras intentaba una y otra vez encontrar sus memorias. Pero era un caso perdido, como si no tuviera la llave a esa puerta, y aunque intentaba romperla a patadas, la puerta no se rompía. Era una caja fuerte, una caja aislada.
​   Sus titubeos, los gallos que salían de vez en cuando, como alzaba la voz, o cuando exhalaba lo que le quedaba en los pulmones; eso le enfurecía, perdía los estribos. Y no solo por la rabia que le daba lo que estaba diciendo ese hombre, sino que a la vez, la forma en que estaba reaccionando, les daba la razón a los viejos. Al final, quizás ellos tenían razón, y Mako no podía estar relacionada con este tema. Se sentía entre la espada y la pared, y lo único que podía hacer era calmarse, era concentrarse en Katherine, y esperar lo mejor para lo que se venía; esperar que George volviese igual que antes, y que su proceso sea tan normal como el de su hermana. Que en realidad ella debía ser la transición entre la antigua y nueva generación, y que no debía meterse en estos temas.
​   Pero era injusto, porque los viejos eran unos desgraciados ególatras y egoístas, que solo estaban pensando en sus negocios, y en su bienestar, ¿Qué van a saber ellos de la institución, de la gente que está en la calle, ahora consumiendo la peor droga creada por sus enemigos? Solo debía...
   ​-Gran sabia-Era Mitsu, quien abrió la puerta, y le miraba con intriga-Ratel está aquí, ¿Se encuentra bien?
  ​Ella movió sus pensamientos, y asintió, mientras veía a la Kyobu avanzar.
   ​-Gracias Mitsu, si quieres puedes retirarte.
   ​-Gracias, Gran Sabia-Hizo una referencia, y cerró la puerta.
   ​Ratel se detuvo al lado del espejo, y esperó mirando hacia el frente, hacia el sillón. Mako apagó la grabación y se relajó un poco. Movió un poco las manos, su cabeza para relajar el cuello, los hombros. Ordenó sus cosas y le preguntó a la chica si estaba lista.
   ​-Sí, Gran Sabia.
   ​-Entonces, vámonos. Tenemos harto trabajo para hoy, y no es que tengamos mucho tiempo.
   ​-Sí, Gran Sabia.
   ​Ella rio, y salió de su oficina, con Ratel a la cola.
   ​-¿Hiciste tu informe?
   ​-Sí, Gran Sabia. No es que haya sucedido mucho, por suerte. Lo más importante del día fue sobre el hombre que apresaron.
   ​-Bien, ahora relájate, que cuando llegues a mi casa, ya no estás trabajando.
   ​Ella movió su cabeza hacia un lado, y asintió.
   ​-Seguramente las dos se llevarán muy bien.
   ​-Eso espero.

La Vuelta de la HumanidadWhere stories live. Discover now