Sabía que debía hablarles, pero algo le detenía. No quería, algunas veces, ni verlos. Su madre lo había notado, su padre seguramente lo supo cuando Katherine llegó a la casa ese día. No quería tener una pelea, porque sabía que la iba a perder. Era mucho más de guardarse las cosas, y en un punto colapsar y alejarse un poco del mundo, esconderse en el suyo. Ya lo había hecho muchas veces, una de ellas le dio algo demasiado bueno, le dio a George. Pero ahora, ¿Qué le daría? Solamente un ambiente tenso, más tenso de lo que había en todas las mañanas al desayuno, en las tardes al almuerzo, en las noches al cenar. Era incluso agobiante, porque ellos intentaban comunicarse, y ella lo único que pensaba era en cómo podían ser tan mentirosos.
​   En esos momentos llegó a entender que no era el único secreto. Recordaba movimientos extraños, actos no habituales, incluso coartadas que no llegaban a ser muy creíbles. El ambiente que se había construido durante los años en esa casa empezaba a deteriorarse con las mentiras, y aunque no lo notó antes, ahora lo veía perfectamente.
​¿Fue idea de su madre?¿De su padre?¿De Mako? De ella no, de aquella persona que se lo dijo no podría ser. Era imposible. Bueno, ahora muchas cosas imposibles eran creíbles, solo debía enfocarse en ellas hasta que salgan a la luz.

​   El jueves le tocaba con Mako a primero hora. Como siempre, quince minutos antes, llamó a George. Este estaba completamente dormido, y poco se escuchó. No pudieron hablar mucho, eso sí, Keith les interrumpió, provocando que Katherine colgara.
   ​-¿Con quién hablas, señora oculta?
   ​-Con nadie-Guardó su teléfono.
   ​-¿Acabas de escuchar cómo te llamé? Sé que hablas con alguien, lo has hecho toda esta semana, y te has aprovechado que he llegado tarde. ¿Me equivoco?
   ​-No-Se amurró. Nadie le ganaba a una verdadera detective.
   ​-Ahora dime, ¿Quién es?
   ​-¿Quién crees?
   ​Ella suspiró.
​   -No puedo creer que sea George, ¿Y por qué no me dijiste?¿Él te llama? No me digas que tú lo has llamado todos los días-No tuvo que responder-¡Pero joder!¿Eres tonta? Al final se aburrirá de ti, y lo sabes.
   ​-Él me dijo que le gustaba-Intentaba arreglarlo, desanimada.
   ​-No importa. Si estás muy ahí y ahí y ahí, él se aburrirá. Todos lo hacemos.
   ​-¿Lo hacemos?
   ​-Las mujeres también. Solo te doy un consejo: mañana no le llames, y espera su llamada. Si te llama, puedes seguir. Lo mejor es hacer eso cada semana, una o dos veces. Siempre mostrar interés, pero no mucho.
   ​-Tienes razón-Miró su cuaderno. Asintió un par de veces, y lo abrió.
​   Minutos después llegó Mako. Empezó la clase hablando de una nueva película de superhéroes, Katherine no la había visto, pero Keith sí. Llevó la trama de la película al objetivo de la clase: La guerra civil del distrito de los dragones, cien años atrás. Gracias a la película, a imágenes de esos tiempos, y a cosas que ella misma decía, se creó una clase completamente entretenida. Era fascinante escucharla, mientras hablaba de los suburbios y de la Dehesa, como se peleaban sin ningún motivo sólido. Agregó un poco de lo que está pasando en el distrito de las serpientes, para que sea más entendible.
​   Ya sea por la profesora, o por la materia en sí, la historia le fascinaba. Solo escuchar relatos de personas que estaban ahí, hablando de lo que una vez pasó en la guerra, tanto de un bando como el otro; le hacía entrar, o más bien imaginar, el mundo que ellos vivían, el cual era super diferente al que ella estaba ahora. Sin embargo, las actitudes humanas, todas ellas, eran iguales en esos dos mundos.
​   Al final, aunque en momentos se lo quitaba de la cabeza, el tema de que esa profesora sea su madrina siempre volvía, la cara de sus padres siempre volvían. Solo podía imaginarse esa situación, como si fueran todas diferentes posibilidades de lo que en verdad podría pasar. En todas se iba enfadada, ¿Qué razón tendrían para ocultar eso? ¿Será por eso por lo que su madre estaba tan alejada de ese mundo?
   ​-¿Cómo crees que eran los comandantes en ese momento?-Le preguntó Mako a Katherine, apuntándole con el plumón de pizarra destapado.
   ​-Como unos cínicos. Hipócritas. Mentirosos. Egoístas.
​   La clase se quedó callada. Incluso Mako, que estaba entretenida hablando de la materia, cambió su cara. Esta última, sabiendo perfectamente a lo que Katherine se refería, miró a otro compañero.
   ​-Javier, ¿Qué crees tú?
   ​-Creo que... que estoy con Kathy. Convencieron a los soldados que ellos eran los buenos, y que los de los suburbios los malos.
   ​-¿Tú, Elisa?
​   -Que, a la vez, en la otra parte, ellos peleaban por lo que los de arriba llamaban "gloria", y solamente ocuparon su esperanza para provocar caos.
​   Esa palabra rebotó en su mente. ¿Esperanza?¿Qué esperanzas tenía ella sobre todo lo que estaba en su cabeza?
   ​-Exacto-Siguió Mako, viendo directamente a Katherine, que estaba un poco ida. La quería volver a la clase, sacar ese tema de su mente-Los generales ocuparon el "llamado del deber" para que los soldados tengan que matar a los que una vez protegían. Lo hacían, ellos decían, por el bien. Lo que en realidad pasó, y lo vimos perfectamente en las dos cintas, que cada general peleaba por su propio bien, y no por el del distrito. Bien hecho, Katherine.
​   Siguió con la clase, mientras Kat seguía pensando. Necesitaba a George en ese momento, decirle lo que pensaba, calmarse un poco. Era él a quien podía decírselo, era la única persona que tenía la seguridad de decir cosas así, más que a Keith. Pero ¿Significaba dar mucho? De algún modo su amiga tenía razón, y no quería que él se aburriera.
​   De verdad lo necesitaba.

​   Luego venía matemáticas. Era el reverso a lo que Mako hacía, solo memorizar. Bueno, solo un poco diferente: Mecanizar. Mitad de la hora, y ya se había aburrido. Miró a su compañera, que hacía las matrices con gracia y alegría. No lo entendía, ni la materia ni a su amiga disfrutando mientras las hacía ¿Cómo?¿Sabía incluso para qué funcionaba una matriz?
​   Y así pasó el día: Aburrido, tedioso, lento. Lo único que quería hacer era acostarse, ya sea llorando o no, pero después de la pelea. ¿Qué les diría?¿Cómo se lo tomarían? No es pillar un ratón con las manos en el queso de una trampa, fue algo verdaderamente elaborado que salió a la luz por simple casualidad.
​"¿O quizás no?" Era la otra pregunta que le aparecía en la cabeza, porque todavía no conocía, o no entendía, la causa de esconderle algo así a tu propia hija. ¿Cuál era el riesgo?¿Ser la ahijada de la Gran Sabia de la mafia era tan peligroso? Debería ser un lujo, algo que podría disfrutar en un futuro.
   ​¿Por qué odian tanto a los dragones?
   ​Terminó escuchando música melancólica. Low Roar lo hacía perfecto, le ayudaba a pensar, a desconectarse de todo. Le causaba risa, al término del semestre pasado estaba de la misma manera, y aunque era diferente, las dos eran crisis.
​   La otra explotó de un momento a otro; esta le va apagando de a poco, le va cansando, carcomiendo por dentro. Sabía que debía pelear contra ella, pero no tenía el valor de enfrentarlos.

   ​El almuerzo estuvo callado. Solo dijo que no se sentía bien, algo que los dos se lo comieron. Se veía triste, se veía sin luz.
   ​-Hoy es el aniversario de Robert-Nora miró a los dos, con una cara caída-¿Vamos a ir?
​   Nadie dijo nada por algunos segundos. Nora solo bajó la mirada. No era un día muy bueno para nadie.
   ​-Si tú quieres, puedo hacer un tiempo en el trabajo e ir con Tomás. ¿Mija?
   ​-No lo sé-Ni los miraba, solo miraba su comida-Debo ver si tengo algo mañana.

​   Clifford se levantó más temprano que antes, terminando su almuerzo, y se dirigió a su escritorio. Estaba pensando en algo, pero no quería saber lo que era, ¿Otra mentira?¿Un plan elaborado para otra cosa? Las dos le miraron, y él sonrió. Parecía distraído, pero se veía normal.
​   Ella terminó tiempo después, pidiendo las gracias y dirigiéndose a su pieza. Tenía clases en la tarde: Artes visuales. Sus cosas estaban allá, las tenía el profesor, pero no estaba ni ahí con el proyecto. Se enchufaría al llegar, y listo.
​   Se acostó, dejando el celular al lado. Este, como si no quisiese abandonarle, empezó a sonar. Era George.
​   Su ánimo volvió, una sonrisa salió mientras contestaba la llamada.
   ​-¿Aló?-Se sentó en su cama, pero luego decidió acostarse de nuevo.
   ​-¿Hablo yo con...?-No supo qué decir, tuvo que pensarlo.
   ​-Con ella con ella, ha dado en el clavo.
   ​-¡Me alegro!-La broma no salió-¿Cómo estás, Katherine?
   ​-Ahí, ahí, es algo muy largo de explicar.
   ​-Tengo toda la tarde, pero ¿Por qué me colgaste en la mañana? Tampoco te quería llamar, porque estarías en clases, pero no sé...
   ​-Tranquilo, solo me pillaron y tuve que cortar.
   ​-¿Eso es malo?
   ​-No... ¿Tienes tiempo?
   ​-Hoy sí, estoy desocupado. Literalmente tengo el día libre.
   ​-Entonces, te lo diré.
   ​-¿Qué cosa?
   ​-Tú solo escucha.
​   Se tomó su tiempo para sacarlo todo, cerrando incluso la puerta. Le dijo lo que en realidad sucedió en la comida con los Tachibana, hablándole además del sueño; comentó lo que le dijo su maestra en su casa, y todo lo que ha estado pasando esos días.

   ​-Entonces-George estaba realmente sorprendido-¿Mako es tu madrina?
   ​-Sí. O es lo que ella me dijo, no he querido decirles a mis padres, porque no sé cómo reaccionar.
   ​-No creo que esté mintiendo, pero... ¿Qué vas a hacer, dumdum?
   ​-Primero, no soy ninguna tonta. Prefiero el "bebé" antes que el dumdum. Segundo, no tengo ni idea qué hacer... son mis padres, ¿Sabes?
   ​-Por supuesto, pero te jugaron sucio, ¿No crees?
   ​-Sí, muy sucio. Pero...
   ​-¿Y si le preguntas a Mako? Ella debería saber.
   ​-Puede ser buena idea, pero... ¿Qué me diría?
   ​-La única forma de saberlo es preguntándole. Ella capaz que te guíe en la conversación, incluso le puedes preguntar si te pudiera acompañar. Entiendo ese sentimiento de desconfianza, que desaparece cuando alguien está a tu lado. Sin embargo, dumdum, no creo que yo sea el indicado, sino la propia Mako.
   ​-¡Que no me digas dumdum!-Resopló-Y... creo que tienes razón. Al final, de alguna manera que todavía no entiendo, somos muy parecidas.
   ​-¿Quieres que le llame?
   ​-¿Qué? No, no. Veré si tiene clases en la tarde, sino yo la llamo. Además, tengo los números de las hermanas, así que no me es problema contactarme con ella.
   ​-Vale.
​   Hubo un silencio un poco incómodo. George intentaba pensar qué decir para no hacerle sentir mal, sino que subirle el ánimo para que sonara como la Katherine que siempre escuchaba.
   ​-Gracias-Dijo ella-Creo que me siento un poco mejor. Más nerviosa que otra cosa, pero creo que necesitaba sacarlo todo.
   ​-Era eso o explotar, Kat. Gracias por ser yo a quien puedas desahogarte.
   ​-Lo eres. Eres como mi refugio. Keith, la mayoría de las veces, se enfada por las cosas que hago o digo, y me reprime. Tú solo escuchas, lo asimilas e intentas entender.
   ​-Puedo decir lo mismo. Creo que te tengo la misma confianza que la que tengo con Mess, y sabes que nosotros dos tenemos una historia larga.
   ​-Son amigos desde pequeños, sí.
   ​-Ella conoció a mi padre, tiene dos años más que yo. Lo recuerda perfectamente, y durante mucho tiempo me habló de él...-Se escuchó como resopló-Sabes, yo tampoco soy de contar lo que me pasa. Siempre he sido callado, respetuoso. Soy muy grande, desde hace mucho que lo he sido, y gracias a eso intento no molestar. Cuando agarro confianza, como por ejemplo con Seth, incluso con Wyx, hablo demasiado; porque sé que ellos no me cuestionarían por lo que les hablaría, sino que les diría lo que se me venga en mente. Pero Mess... Mess es algo como le dices tú, un refugio a lo que puedo sacar lo que creo que es secreto.
​   Estaba atenta escuchando, pero eso le quitó un poco el ánimo.
   ​-Eso sí-Siguió-Puedo decir que dentro de poco tú serás mi refugio. Mess tendrá a Diana a su lado, y yo te tendré a ti. Me alegra que siempre tengamos esa conexión tan sólida, pero encuentro que era momento de mirar para el lado y encontrar a las verdaderas personas que caminarán en nuestro camino, ¿Sabes? Para ella es Diana. Para mí eres tú.
​   Sonrió, incluso alejó la cara del teléfono. ¿Qué haría Keith en esta situación?
   ​¿Qué?¿Por qué Keith sabría cómo funcionaría George? Era ella quien debía decidir qué hacer y qué no. Era ella quien debía tomar las riendas a su manera.
   ​-Te quiero, bebé-Fue espontáneo, intencional, como si su propio cuerpo, luego de lo que todo ha pasado en estos días, necesitaba liberar algo así.
​   Se arrepintió en el instante, ¿Qué había dicho?¿Por qué?
   ​-Y yo a ti, dumdum.
​   -¡Que no me digas dumdum, joder!-Intentó evitar una situación majadera, tonta.
   ​-Mientras más me digas eso, más te diré así. Recuerda lo que pasó con el bebé.
   ​-Lo sé, pero de a poco me ha ido gustando más.
   ​-No me provoques, y no te diré más dumdum.
   ​-Vale, vale...-Suspiró, volviendo a su tragedia-Gracias, George.
   ​-No, no. Gracias a ti. Ahora, ¿Tienes clases en la tarde?
   ​-Sí. Hasta las cinco.
   ​-Vale. Si hablas con Mako me avisas, para estar al tanto.
   ​-Yap, te mandaré un mensaje si es así.
​   George se despidió, y esperó a que Kat cortara. Ella sonrió, sabiendo su plan, y solo colgó.
​   Vio la hora, faltaría poco para que Tomás le viniera a buscar. Agarró sus cosas, se lavó la cara para despertar, debía terminar el óleo que estaba haciendo, y joder, con esa cara por lo menos terminaría la oreja de Van Gogh. Se despidió de su madre, con el sentimiento deteriorado, y salió de la casa. Estaba como nueva, un poco más iluminada.
​Le habían encendido de nuevo su luz, lo que duraría lo suficiente para terminar el día.

​   Debía hablar con Mako para saber qué hacer, pero primero debía concentrarse en las clases. Por desgracia, bendita suerte, su teléfono murió, y debía terminar la pintura sin ninguna foto o inspiración.
   ​"Dame tu bendición, Dalí" Se dijo a sí misma, recordando un poco su musa, pero poniéndole un estilo propio.
​   Era el recreo, tenía veinte minutos para encontrarle. Siempre pensó que era un recreo muy largo, pero le encantaba. Fue donde el inspector de pasillo. Ahí había una tabla donde estaban todos los profesores, por nivel y por asignatura.
​   La encontró: M. Stormfield. El jueves tenía clases toda la mañana, con diferentes cursos, pero la tarde tenía libre.
​   Se maldijo, no tenía forma de comunicarse antes de llegar a su casa. Tendría que decirle por mensaje, o llamar a Marianne, sabía que podría ayudarle.
​   Decepcionada, volvió a su sala, para encontrar a Keith mirando la ventana. Estaban en el tercer piso, mirando la multicancha.
   ​-¿Qué miras?-Le preguntó, sentándose, e intentar avanzar en el proyecto.
   ​-A mi hombre. ¡Mira! Ahí está.
   ​-Él está en música, ¿No?
   ​-Sí, pero sé que se las salta. Le he estado mirando estas semanas, y me irrita un poco, ¿Qué pasa si le ponen alguna mala calificación o no sé, le dicen algo?
   ​-Pues tendrá que vérselas él. Además, Ki, es nuestro último año, déjale ser como eran los anteriores.
   ​-Es verdad, siempre estaban afuera-Volvió a su pintura, de un estilo diferente al de su mejor amiga, pero al parecer no le pegaba mucho. Se le daba las matemáticas, pero no el arte.

​   No lo terminó en los siguientes 50 minutos, iba de a poco con su nuevo profesor, el reemplazo de la profe Joselyn: Christian Greyman. Era pasivo, apasionado por el arte; y las veces que le ha tocado con él ha llegado tarde, pero siempre ha estado pendiente de lo que uno podría crear antes de un proyecto terminado para ponerle una nota.
​   Era parecido a su profesora, pero este estaba más enfocado en enseñar lo que sabía para que Katherine y los otros puedan emprenderlo; mientras que Joselyn, aunque les enseñaba qué hacer, siempre estaba en proyectos propios que le consumían las horas.

​   En la salida se despidió de su amiga, y empezó a caminar donde Tomás siempre le esperaba. Deseaba que él estuviera ahí, y que no hubiera algún otro problema que no podría saber porque no tenía cómo comunicarse con él.
​   Mientras caminaba, sintió a unas personas detrás. No le dio importancia, estaba concentrada en sus pensamientos, pero sintió como dos mujeres se le adelantaron, una por cada lado. Estas pusieron sus brazos delante, y el frenaron el paso. Otra, por detrás, le abrazó el vientre.
​   Su cuerpo se heló como nunca, pensando que lo que vendría no era nada bueno. Cerró los ojos, mientras esas manos le abrazaban, e inhaló.
   ​-¿Qué tal, Kit Kat?-La voz le habló por detrás. El miedo se le fue enseguida, era Marianne, las de al lado, Madison y Mabel.
​   Suspiró hondo, de verdad le habían asustado.
   ​-¿Era eso necesario?-Preguntó
   ​-Pero por supuesto-Dijo la menor-¿Qué haces por aquí?
   ​Les miró a las tres.
   ​-Ustedes saben perfectamente lo que estoy haciendo aquí, pero ustedes...
   ​-No te puedo mentir, Kat-Dijo Mabel, mientras las otras levantando la cabeza-George llamó a Mary, y dijo que necesitabas hablar con nosotras.
   ​-¡Siempre!-Gritó una.
   ​-Siempre siempre...-Susurró la otra.
   ​-¿Qué?-Preguntó Katherine.
   ​-Mabel es una aguafiestas-Se adelantó Mary-O sea, nunca puede seguir un juego-Parecía un poco enfadada.
   ​-George nos dijo que no contáramos que fue él quien nos dijo, parecía un poco preocupado-Terminó Madison.
​   Mabel suspiró.
   ​-Perdón-Bajó la cabeza, pero la subió en el instante más animada-Pero eso, Kit Kat. ¿Qué sucede?
   ​-Ehh...-No sabía qué hacer, estaba atrapada-Ahora iba dónde Tomás, pero...
   ​-¿Qué tal si te vas con nosotras a la casa de Mako, le esperamos hasta que llegue a cenar, y nos cuentas lo que sucede?
   ​-Debo decirle a Tomás, pero... Es sobre el tema de que ella es mi madrina.
   ​Ellas se miraron entre sí con una sonrisa.
   ​-Vamos dónde Tomás y le preguntamos si puedes, entonces.
   ​-Mientras, también, esperamos la respuesta de Mako. Todavía no me ha respondido el mensaje-Dijo Mary mientras caminaban.

   ​Tomás estaba ahí, en su celular.
   ​-Te he llamado un par de veces, tu madre igual. Quiere ir al cementerio-Se bajó al ver a las Tachibana.
   ​El saludo fue rápido.
   ​-Queríamos llevar a Katherine con nosotras, pero si debes ir para allá, entonces será otra ocasión-Mabel estaba con los brazos cruzados.
   ​-No tengo historia mañana, pero puedo ir a la sala de profesores a preguntarle.
   ​-Entonces eso será, supongo.
   ​-Pero ¿Quieres ir?
   ​-¿La verdad? No. No estoy en condiciones para ir a un cementerio-Mintió un poco, Tomás no sabía nada-Y sé que es el aniversario de la muerte de mi tío, pero... No puedo.
   ​-Entonces le diré que necesitas estudiar para un examen que tienes mañana, ¿Vale?
​   Ella abrió los ojos. Madison le abrazó su cuello por detrás, dejando su cara al lado de la de Katherine.
​-Entonces, ¿Es de nosotras?
   ​-¿Qué? No, Katherine tiene que estudiar con Keith para mañana, ¿Cierto?
   ​-Por supuesto, pero creo que las chicas me pueden llevar, ¿No crees?
   ​-Hmmm...-Estaban bromeando, como siempre-Claro, ¿Por qué no?
​   Se despidieron con risas, cada uno para un lado diferente.

   ​-Vale, Mako sale como a las 10 de la noche, entonces no podríamos hacer nuestra cena especial en su casa-Dijo Mary ya en el auto de Madison-Pero me dijo que estaba en reunión con los Grandes Sabios, y que cuando terminase, en una hora o así, podría darte un tiempo, Kit Kat.
   ​-Estaría bien, pero ¿Qué hacemos en una hora?
   ​-¿Tienes hambre?
​   Las otras tres asintieron.
   ​-Entonces vamos a comer a algún lugar mientras hacemos tiempo. Debe ser algo rápido.
   ​-Es fácil, Mary-Dijo Mabel-Un pollo asado con papas fritas. Listo
   ​-¡Estupendo!-Miró a Katherine-¿No hay ningún problema con eso?
   ​-Para nada.
   ​Madison movió las llaves tres tics, y el auto rugió. El supermercado Merca Fácil, una super bodega, donde todo estaba más barato que en otros; era el más cercano. Nunca había comido algo de ahí, pero se sentía aliviada no tener que hacer nada mientras estaba con las Tachibana, y concentrarse en qué decirle a Mako.
   ​¿Qué le diría?¿Qué necesita ayuda con aquel problema? Joder que era difícil, pero empezar con esa pregunta no era nada malo. ¿Qué le respondería ella? ¿Alguna historia del pasado? Eso estaría super bien, y se imaginaba perfectamente que lo haría, lo había hecho antes varias veces en clases, cuando debía responder por su opinión en ciertos casos controversiales.
​   Como esperó, no salió nada caro: 3.500 mísmatas. Con un billete de diez, y cuatro billetes de mil, que Mabel invitó por cada una, pagaron y se sentaron en una terraza que tenía el propio supermercado.
   ​¿Le preguntaría si le podía acompañar? Joder, salía a las diez, era muy tarde para eso, ¿No? Pero ¿Debía aguantar un día más sin decirle a la cara que estaba hasta arriba de todo esto?¿Qué diría Mako? Ser una Gran Sabia, ser profesora de historia y jefe era demasiado, ¿Cómo lo hacía? Más encima era la Gran Sabia Suprema, todo lo que pasaba en el distrito de sus esbirros debía salir y entrar por ella. Era el núcleo, la parte más importante, lo que terminaba en demasiado peso para una sola persona.
   ​El pollo estaba rico, un poco reseco, pero con una bebida que compró Mabel después, pasó todo con simpleza. Las patatas estaban buenas, pero tenían el sabor a prefritas, algo que no le gustaba mucho.
   ​¿Y ahora más encima tenía que ser madrina? Bueno, durante todo este tiempo lo era, y por suerte, al parecer le tocó unas pequeñas vacaciones mientras ella se paseaba por su casa mientras George entrenaba contra Haireaki. Seguramente pidió un descanso, pero igual debía estar siempre pendiente, uno nunca deja de ser lo que trabaja, más si eres la jefa.
   ​-¿Mako, cuando George entrenaba en el famoso Cubo, tomó unas vacaciones?-Preguntó, más intrigada de lo que se imaginó.
   ​-Más o menos-Aclaró la menor, que siempre estaba cerca de su hermana-Siempre estuvo al tanto de lo que pasaba, pero el señor Fukusha y el señor Søren tomaron el cargo mientras ella descansaba. Fue porque volvió... David, y Mako se estaba descontrolando un poco.
   ​-Ya sabes-Siguió Madison-Cuando se nombra a ese hombre o la batalla de las escamas cuando Mako está cerca, ella se pone un poco histérica. Y debería, pero... Uno tiene que tomar decisiones con una mente fría, más cuando eres la Gran Sabia Suprema, y Mako no lo está haciendo.
   ​-Lo quería tener en sus manos, aplastarlo como si fuera un grillo. Tal como hace quince años, intenta apresurar las cosas. Como si el fin justificara los medios-Terminó la otra.
   ​-Lo que nunca entendí fue... ¿Quién es el?¿Por qué tanto odio a ese tal David Cordier?
   ​-Es mejor que te lo cuente ella. Es demasiado personal, y creo que sería una falta de respeto que nosotras te lo digamos.
   ​-Entonces creo que le preguntaré eso.
   ​-No-Le detuvo Mabel-Esa conversación la tiene que empezar ella, porque significa que está en paz en su interior, y necesita sacarlo. Tal cual tú lo hiciste con George.
​   Entendió perfectamente lo que Mabel le dijo. Necesitaba un refugio, y capaz que Katherine nunca sería eso para su madrina. Al final, su relación no era tan sólida como ella sentía, pero quizás en un tiempo más lo sea.
   ​-Bueno, creo que es hora de que Kit Kat conozca el Cuartel General de los Dragones de Jade, ¿No creen?-En orden de edad, desde la más pequeña hasta la más grande, se levantaron, esperando a la niña que bebía de su chok-a-cola.
   ​-¿Cómo un salón de operaciones?-Se levantó despacio.
   ​-Más como un templo japonés, que funciona como salón de operaciones, y de muchas otras cosas más.
   ​-Entonces, andando-Rió, caminando hacia el auto. De nuevo, tres tics y el rugir del Lamborghini. Siempre que lo veía, que se sentaba en él, era un gusto que se repetía, pero siempre lo sentía como algo nuevo. Al final, era un maldito Lamborghini.

   ​-¿Hoy es el aniversario de tu tío?-Preguntó Madison en el volante.
   ​-Sí. Mi tío Robert y mi tata murieron en un asalto. Lo mataron entre cuatro dragones-Bajó la cabeza, no se sintió cómoda al decir eso.
​   Las hermanas se miraron. Fue raro, pero quizás era una reacción normal para ellas.
   ​-No todos los dragones son así, lo sabes ¿Verdad?-Mabel miró al asiento de atrás para verle a los ojos.
   ​-Por supuesto. En realidad, nunca tomé relación al crimen con los dragones, y tampoco por eso pensaría mal de ustedes. Además, era muy pequeña cuando pasó, no les tuve tanto cariño.
   ​-Una pena, siento oír eso.
   ​Mary, junto a ella, le abrazó.

   ​Al llegar al edificio, ubicado en el centro, Katherine quedó estupefacta. Nunca había visto un santuario como ese, más que en internet al buscar sobre los budistas.
   ​-Es una representación al Todai-Ji, un templo budista japonés, que es propiedad Tachibana, y a la vez, de los dragones como tal. Este lugar es sagrado, por lo que, aunque tengas problemas a muerte con alguien, deberás aguantarte dentro.
   ​-Aun así, hay un lugar que podríamos decir que está aislado del templo, y es donde ocurre las interrogaciones, y hace muchos años atrás, las torturas.
   ​-¿Ahí se interrogó al tipo que intentó robarle a George?
   ​-Exacto. Pero eso es un poco más secreto. Este lugar-Estaban en la puerta principal-También es turístico, por lo que no te impresione ver a gente sacando fotos a esculturas y estatuas de distintos materiales.
   ​-Vale, creo que es hora, ¿No?
   ​-Por supuesto, Kit Kat. Tienes los honores.

​   Las 4 juntas caminaron por el vasto jardín del Todai-ji, una antesala de al menos 20 metros de largo, con gente mirnado ciertas esculturas a su alrededor, como sacando fotos a la naturaleza a su alrededor. Al llegar al edificio en sí, pudo ver al Buddha dorado dentro, para luego pasar el portico de 5 metros, entrando a un mundo apartado al suyo, entrando al mundo de la Gran Sabia Suprema: Mako Stormfield Tachibana.

La Vuelta de la HumanidadWhere stories live. Discover now