XIV

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George salió a las 7 de su casa, llegando al Arditch 15 o 20 minutos después. Melissa no estaba de turno, y al ver a Oron, le dijo que le estaban esperando en casa, en el vecindario. Que él, como no podía irse tan temprano, llegaría a casa como a las 10. Le estaban esperando, todos excepto Seth ya estaban allá.
​   Al llegar, Melissa le abrió la puerta. Estuvieron un par de segundos parados, viéndose con una sonrisa, para que George recibiera a su hermana con un gran abrazo.
   ​-Te extrañé tanto...
   ​-No sabes cuanto yo lo hice entre los árboles. Siempre recordaba alguna frase tuya.
   ​Se separaron mientras reían, para entrar al salón. Ahí estaba Robert, quien le recibió con un apretón de manos, y un gran abrazo, golpeándose en la espalda. Al escuchar el ruido, los otros dos bajaron del segundo piso, y se tiraron encima de George.
​Ozs salió de la cocina, hizo lo mismo que Melissa, estar parado por un buen rato, mientras miraba al chico delante, con unas lágrimas que le empezaron a molestar.
   ​-He vuelto.
   ​Pero Ozs no dijo nada, y lo recibió con los brazos abiertos.
   ​-Él estaría tan orgulloso de ti-Susurró, pensando en su padre.
   ​-¿Y usted?
   ​-Yo ya lo estuve cuando te vi pelear contra el chino. Desde ahí que mi pecho brilla con orgullo.
​   Se iban a sentar, pero George los detuvo, faltaba alguien. Pocos minutos después, este tocó la puerta. El japonés la abrió, viendo a su mejor amigo. El saludo fue como si hubiera sido ayer la última vez que se veían, pero los ojos de los dos mostraban alegría, y satisfacción.
   ​-Al fin, marica. Al fin volviste.
​   -Ya sabes, uno siempre vuelve al nido.
   ​-¡Ya, a la mesa!
   ​George les contó sobre Oron, algunos ya sabían, otros empezaron a comer más lento para esperarle. Pero cuando llegó, ya todos estaban tomando. Vyk y Wyx tomaron un par de tragos suaves, hechos por el comandante; los otros tres tomaron incluso a acapella. Ni a George le importó, gracias a La Sombra, la gran resaca de la mañana había desaparecido, y ahora estaba mejor que antes para seguir tomando. Oron rio, felicitó a George como se debía, y tomó junto a ellos, de la misma forma.
​   Ya como a las una, la mayoría de los botellas que habían comprado se habían acabado, incluso el ron y el whiskey, que era lo que menos se tomaba. Jugaron a los naipes, diferentes juegos donde uno tomaba si perdía. Luego a los cachos, para terminar con un Uno diseñado para tomar. Lo había hecho el mismo Oron, y joder que les encantaba a los otros.
​   Los más viejos ya estaban cansados, y Melissa tenía clases en la mañana. Seth también, pero estaba tan prendido junto a su hermano, que lo tomó del brazo, y dijo que irían al centro, para seguir tomando.
​   Prendieron las motos, y se largaron al centro, buscando de aquí por allá algún bar que diera un descuento por cumpleaños.
   ​-Aunque ya no sea tu... tu cumpleaños-Los dos ya estaban bastante borrachos-Si lo dices, nos trataran mejor, te lo aseguro. Mira, te enseño-Entraron a un bar/karaoke al cual uno llegaba por un ascensor. La salida también eran unas escaleras metálicas por detrás-Hola, cielo. Sabe, aquí mi amigo pues está de cumpleaños, y vimos afuera que tiene, ya sabe, descuento por esas cosas, ¿No es verdad?
​   La mesera se rio a carcajadas.
   ​-Claro, señor Seth-Le dijo mientras lo mandaba a una mesa, George pudo divisar un poco de su tatuaje alrededor del cuello de su vestido-No se preocupe. Siéntese, y elija una canción.
​   Ni tuvo que hacerlo, Seth dijo que "Shine on you Crazy Diamond" de Pink Floyd era perfecta para la velada. Cantaron casi gritando; luego Seth tomó el micrófono y se cantó algunas canciones. Tocó algunas tan nuevas, como antiguas, terminando junto a George cantando Judgment mano a mano, como lo hacían cuando eran pequeños.
​   Ya cansados, volvieron a la mesa a seguir tomando, y a conversar de lo que sucedió durante el mes. Seth dijo que la mayoría fue estudio, y que muchos más problemas de lo que se imaginaría.
   ​-Primero, ¿Te acuerdas a principio de año que habían cambiado la gran prueba de medicina de siempre por una Tesis, como otras carreras?-Este asintió, recordaba que Seth estaba haciendo una investigación sobre el Ekisu y las habilidades Tachibana-Pues ha sido un caos en el sistema de salud, porque la gente no les gustó nada eso. Así que, luego de como tres meses de quejas y marchas, pues volvieron a hacerlo como antes, ahora debo estudiar para la prueba que la daré como en... enero, si no me equivoco, o la corren por todo el tiempo perdido que utilicé para hacer la maldita tesis, ¿Sabes?-Se le veía bastante molesto con el tema, George le entendía perfectamente-Pero eso no es lo peor, hay algo que puede incluso tirarte de la silla-Volvió a la mesera, luego de algunas canciones la reconoció, era una subordinada de Fukusha, estaba prácticamente en un bar que le pertenecía-Estoy investigando a un hombre que trabaja en el colegio de Katherine, con Mako. No tienen contacto alguno, ninguna de las dos, y gracias a dios que es así, porque este hombre es bastante peligroso...-Y le contó todo lo que sabía, incluso lo que había conectado en el fin de semana.
​   -El arquitecto más famoso...-Lo repitió un par de veces, sin poder recordarlo, quizás por la borrachera. La Sombra le detuvo un poco el pensamiento y se lo mostró-¡El arquitecto más famoso!
   ​-¿Sabes quién es? Porque joder, yo he estado investigando algún arquitecto que sea famoso, y que tenga algo que ver con el colegio o algo, pero...
   ​-¡No, hermano! Parece que no has estado en las calles-Seth negó, ha estado mucho más alejado de los dragones de lo que ha querido estas semanas, todo para mantener este tema afuera de la gente que le rodeaba-Rebecca Renfri está buscando al arquitecto más famoso, Hugo no sé qué, algo de sucralosa o algo así.
   ​-Espérate... ¿Rebecca?
   ​-Si, hermano. De hecho, este Hugo contrató a los DeLuca para callar estos rumores, y me fui guiado por estos hacia ella. Peleamos un buen rato, y no te lo voy a negar, es bastante fuerte, pero...-Se detuvo por la cara que tenía el otro, como si hubiera visto un fantasma.
​   Pero no eran más que sus neuronas calculando ese dos más dos. Era la pieza que le faltaba, y que la tenía delante todo este rato.
   ​-Ostras, ¡Ostras, hermano! ¡El puto arquitecto más famoso! ¡Joder!-Gritó al aire.
   ​-Exacto...
​   Seth se levantó con rapidez, su cabeza estaba conectando todo. La niña no se equivocaba, pero él sí. No era el nombre, no era la fama. Era la historia.
   ​-Me tengo que ir, lo siento. Pero esto quizás lo termine mañana, y ya no puedo dormir. Necesito respuestas.
   ​-Vale, vale-Empezaron a reír exponencialmente.
   ​-¡Bienvenido de vuelta, George!-Y salió corriendo.
​Este se quedó un momento en la mesa riendo, y tomando. Estaba completamente doblado, pero ya no tenía que sentir inseguridad o miedo por lo que vendría mañana. Ahora sí que le había encontrado una ventaja al tener a La Sombra. Tomar sin consecuencias, vaya sueño para alguien de su edad
​   La muchacha se le acercó, mostrándole otra botella, pero George le negó.
   ​-Está bien, señor George. Supondré que dejaremos esto en la cuenta del señor Seth, ¿Verdad?
   ​-Pues sí, no es que tenga dinero en mano.
   ​-No se preocupe, ¿No es su cumpleaños?
   ​-Bueno, no. Hoy, bueno ayer, llegaron los que fueron a las Wildmounts. Uno de ellos fui yo.
   ​-¡Qué alegría! Entonces lo podremos ver más tiempo por estos lares, ¿No es así? Con lo pasó hoy en la mañana, todos están hablando de usted.
   ​-¿En serio?
   ​-Pues sí. Se dice que un nuevo dragón anda tomando control de Shimano, y siendo sincera, me encantaría que fuera usted el de esas historias.
   ​-De hecho, ya que estamos. ¿Cómo anda el negocio con las otras Fuerzas Privadas y tal?
   ​-No tan bien. En esta zona están los Clavos Sueltos, y una banda coreana, llamada Luna Creciente. Gracias al señor Fukusha y a los Toaka estamos a flote, en realidad.
   ​-Es bueno saberlo, no sabía que el señor Fukusha tendría negocios por aquí.
   ​-La idea es que todos los Grandes Sabios tengan algo en el centro. El centro lo es todo, supongo entenderá. Pero, durante los años, se ha dividido y cada Gran Sabio tiene como un control casi máximo en una parte del centro. Shimano es de la señora Mako, pero los otros Grandes Sabios también tienen varios comercios por la zona.
   ​-Es recíproco, entiendo.
   ​-Algo así, siempre por control. Pero estos días las cosas han estado más volátiles. Han aparecido bandas y Fuerzas Privadas que están peleando el control de pequeñas pero específicas partes del centro, para empezar ahí a agrandarse. Algunas son amigas de los dragones, otras... bueno, contra otras... nosotros, lo que no tenemos nada que ver, salimos perdiendo.
   ​-Entiendo-Se levantó-Supongo que yo viviendo en Shimano no habrá problema alguno. Usted no se preocupe.
​   Ella asintió, con una mano tapando su boca, ya enrojecida.
   ​George se despidió para retirarse, pero al llegar al ascensor, chocó con un hombre bastante más musculoso y grande que él. Su pelo rubio le caía por el lado, su cara era tosca y gruesa, pero era coreano, y tenía una cicatriz que le cruzaba la cara, haciendo que el labio superior se levantara un poco. Este le miró, sonrió, y luego frunció el ceño.
   ​-Permiso-Dijo George, tratando de escapar, ahora la cara de la muchacha era de miedo.
   ​-Espera, espera, lobito. ¿Eres tú el tal George Kotaro?-Su voz era impotente, gravísima, que presionaba.
   ​-Pues sí.
   ​-Puedes llamarme Ocelote Menguante, jefe de los Luna Creciente.
   ​-Un gusto, ¿Puedo irme? Estoy bastante mareado.
   ​Ocelote le empujó, cayendo en una de las mesas. Solo su mano era del porte del pecho, el golpe fue extremadamente duro.
   ​-Puedo creer que es fénix-Se dijo así mismo, esperando que La Sombra le escuchara.
​   Se arregló los nudillos, y suspiró. Ocelote se mandó hacia él con una estocada, George lo resistió, haciendo presión en el hombro izquierdo, retrocediendo incluso. Le tomó del brazo con una mano, le golpeó con la palma de la otra en el codo, escuchando el grito de dolor de Ocelote, soltó el brazo con fuerza en diagonal, y golpeó con el codo en la costilla. Detrás del hombre, le golpeó en la rodilla, le agarró del mechón, y partió la mesa de madera con el golpe.
​   Otros tres hombres se le tiraron encima, George esquivó con facilidad sus golpes, a uno lo dejó en el suelo golpeándole en la garganta, otro lo lanzó por los aires con una técnica de judo, y el último con posición hacia la puerta que daba atrás, lo lanzó a volar con un Chesto!, produciendo que la chica se escondiera aún más.
​   En ese tiempo el ogro se levantó, y le esperó. Intentó hacer la misma estocada, pero George le golpeó para desviarla, le dio un golpe karate en el hombro, retrocedió e hizo otro Chesto!, esta vez chocando con una de las murallas.
​   George agarró un ron que estaba intacto, tomó de la propia botella, y se agachó, dejándola al lado del hombre.
   ​-Dime una cosa-Ocelote le miró, con sangre cayendo por su boca-¿Qué me puedes decir de tu banda, trabajas para las serpientes por si acaso?
   ​-¿Qué? ¡Por supuesto que no! Nosotros estamos aquí para hacer la vida de la gente un poco mejor.
   ​-¿Y por eso me atacas porque sí?
   ​-Eres un dragón nuevo, y ya peleaste contra dos bandas que tienen cierto control en diferentes zonas del distrito, ¿Qué quieres que piense?
   ​-Que por lo menos tenía una excusa para hacerlo-Le tendió la mano-Yo también quiero ver este lugar un poco mejor.
​   Ocelote dudó, pero terminó tomando de su mano, que le ayudó a levantarse.
   ​-La droga está matando a muchos, a otros los hace caer directo al hospital. Nosotros también queremos sacarla, pero los dragones no están haciendo nada, por eso Luna Creciente nació, somos una pequeña banda que nació en una luna creciente, y que luchará por la gente que quiere verla de nuevo.
   ​-Estuviste pensando esa frase durante todo este tiempo, eh-George le golpeó en el hombro un par de veces-Pero tú tranquilo, sigue haciendo lo que haces, nosotros los dragones no somos tus enemigos. Lo son los que trabajan con las serpientes, ¿Entiendes?
   ​-Por supuesto. Pero, ¿Trabajar con un japonés? Eso sí que será divertido.
   ​-Ya lo creo. Ya hay dragones que empezaron a moverse, no es la idea detenernos entre nosotros, la idea es ayudarnos.
   ​-Asegurado, jefe. Siento mucho esta pelea-Sonrió, y agachó un poco la cabeza, mostrando respeto.
   ​-Siento haber herido a tu gente, dile a la chica que todo a mi cuenta, ¿Sí?
   ​-Por supuesto, gracias jefe.
   ​George rio, satisfecho, pero más borracho, y se fue del bar. La Rivera se llamaba, lo iba a recordar.

​   Camino a su casa el alcohol le pegó más. La pequeña lluvia, los colores de las calles, el ruido de la gente y de los motores. Su cabeza necesitaba un tiempo para descansar. Había sido una noche alocada, habían tomado por horas, era momento de descansar.
​   Al llegar a su departamento, al abrir la puerta, un escalofrío pasó por su cuerpo. Era raro, diferente, nuevo. ¿La Sombra? Seguramente. Si, lo afirmó. Una intuición de que algo estaba mal. Quizás era el alcohol, que incluso al demonio le afectaba, o era que en su propia casa algo estaba diferente. El aire estaba más frío, sentía esa oscuridad tenebrosa. Al cerrar la puerta, se hundió en ella, y con sutileza y lentitud, caminó hacia su habitación, revisando todo. Llegó al baño, la ventana estaba abierta. Era al menos de un metro por un metro y medio, bastante grande para una ventana creía George, pero le gustaba. ¿Quién le iba a ver, si la perspectiva que tenía eran solo techos?
​   Suspiró, eso tenía más sentido que algún fantasma, sintiéndose idiota por incluso pensarlo. Se desvistió como pudo, aunque era una buena idea bañarse, lo dejó para el día siguiente, o la tarde, y dejó su mano en la cama. Cuando le sintió, ya sea La Sombra o su propia agudeza, agarró el cuerpo que estaba detrás, y lo aplastó en la cama. Se puso encima de este, controlando las quejas y las manos, y dejó sus brazos en una forma de X. Las piernas de la mujer se aferraron a su espalda, y George segundos después no se pudo sentir más incómodo.
   ​-Podrías, al menos... soltarme-La voz hizo que abriera los ojos como plato, ¿Qué hacía ella aquí? ¿Cómo?-Me gusta lamerla primero.
   ​-¡Pero qué dices!-Le soltó, saltando de la cama-¡¿Qué haces aquí, Rebecca?!
   ​Ella hizo lo mismo, quedando en el otro extremo de esta.
   ​-Quiero hablar, quiero entender-Su forma de moverse, su forma de actuar. Ella estaba igual o más borracha que el propio George. Este tenía a La Sombra para controlarle, ella estaba completamente sola. Pasaron unos minutos de incómodo silencio, como dos pistoleros esperando la señal para disparar-¿Se puede?
   ​-Al menos pudiste tocar la puerta, ¿No se te ocurrió?
   ​-No estabas, tuve que hacer algo para esperarte.
   ​-¿Y cómo mierda entraste?
​-Por la ventana de tu baño. Es suficiente para hacerlo.
   ​"¡Oh, por dios!" se dijo a sí mismo. Algo de razón tuvo al entrar. Suspiró, sacando la tensión de su cuerpo, y movió su brazo alocadamente para que siga hablando.
   ​-Quiero hablar de tu nuevo trabajo. De tu nuevo y primer trabajo.
   ​-Por supuesto, pregúntame lo que quieras.
​   -¿Al menos sabías del hombre con el que estás trabajando? ¿O incluso algún contexto o algo?-George negó con la cabeza-¡¿Nada?! ¡Joder, y yo pensé que eras idiota! Ese hombre es un manipulador, un asesino, ¡Un puto pedófilo!
   ​-Ahora, por lo menos, sé algo de lo que pasó años atrás.
   ​-¡Tú no sabes una mierda de lo que en realidad sucedió! Nada, absolutamente. Nadie lo sabe, y la gente que está viva de ese proyecto quiere eliminar esos recuerdos de su mente. ¿Sabes de algo así, George Kotaro?
​   A su mente volvieron sus compañeros de las Wildmounts. Bajó la cabeza, con un mueca, y asintió. No quería eliminar sus recuerdos, porque sus memorias vivirían en él hasta cumplir sus sueños, pero cuando el oso los mató... sus caras, la sangre en el pasto, la masacre en el bosque. Eso sí que lo quería olvidar.
   ​-Un poco, sí.
   ​-Exacto. Supe lo que pasó en las montañas, y qué quieres que te diga, bienvenido a este mundo, pero lo que sufriste ahí no es nada-Su voz era energética, algunas veces se perdía, pero era rápida, la rabia le estaba dando esas energías-Es solo la primera capa de este basto océano de dolor.
​   Sus ojos se abrieron, y una furia hizo cerrar sus puños. Ella no sabía...
   ​-Y aun así, sintiendo lo que pasaste, teniendo las memorias de los que cayeron, quieres destruir todo lo que la gente de tu alrededor construyó para sanarte, ¿Es eso lo que quieres, destruir tu futuro?
   ​-¿De qué hablas? En este mundo uno no se preocupa del futuro. Lo único que quiero hacer es poder olvidar mi pasado, y verlo muerto es lo único que sanará las quemaduras de mi cuerpo-Sus ojos se habían cristalizados, sin entender qué emoción las había causado.
   ​-Te equivocas. Eso no te llevará a nada, solo a tu propia perdición. ¿Qué quieres? ¿Matarlo y destruir todas las memorias de la gente que cayó en el proyecto? Porque si lo haces, eso es lo que producirás. Sus sueños, sus esperanzas, todo está en tus manos, y lo que estás haciendo es tirarlos a la basura.
   ​-Yo no quiero justicia, George. Eso ya no es para mí. Ese hombre me destruyó, me convirtió en el monstruo que soy, y lo único que puedo hacer para calmarlo, para calmarme, es ver sus ojos suplicar. No es sobre la muerte, es sobre el mensaje.
   ​-Y cuando lo hagas, ¿Qué sucederá?
   ​-Debería vivir en paz.
   ​-¿Eso es lo que crees?
   ​Rebecca bajó la cabeza, George empezó a avanzar hacia ella. Lo notó, se giró, pero...
   ​-¿Por qué estás aquí, Rebecca?-Estaban frente a frente, ella movió la mirada hacia un lado.
   ​-Tú... tú no lo conoces. Tú no entiendes lo que mi cuerpo hace cuando yo... cuando pienso en él. Necesito...
   ​-No, no lo necesitas-Sus ojos se volvieron a conectar, ella los abrió con fuerza, atacada-Sí, quizás yo nunca entenderé tu dolor, por eso tú eres la única que puede pelear contra ese demonio.
   ​-Pero... pero lo intento, ¡Yo soy el demonio, George! Y yo lo detendré.
   ​-No. Matarlo no es la forma de enfrentarlo. Tú no eres un monstruo, Rebecca. Mírate, eres la kohai de uno de los Grandes Sabios, fuiste elegida por algo. Tú debes ser la luz que esos niños necesitaron, debes ser la persona que cuide a los niños del futuro que tengan el miedo de ser... usados de esa manera. El demonio no eres tú, el demonio está dentro de ti, está aquí-Le apuntó en su sien, a su cabeza-Y te está controlando, te está hablando, y tú lo alimentas una y otra vez. Y si... si matas a este hombre, solo harás a este demonio más fuerte, más grande.
   ​-Estás mal. Él... él me destruyó, y yo debo...
   ​-¿Y qué te traerá destruirlo?
   ​-Alegría. Paz.
   ​-¿Segura? ¿Y cuánto tiempo eso durará? ¿Una hora, hasta que vuelvas a pensar de nuevo en él, y todo ese dolor vuelva a atacarte, tu cuerpo vuelva a quemarse?
   ​Ahora los abrió más, sin dejar de mirarlo.
   ​-No... tú...
   ​-¿Realmente entiendes lo que te estoy diciendo? Él no es el verdadero problema. Claro, él es la raíz, pero lo que él plantó ya ha florecido, y ahora él es solo el portador de tu sufrimiento. El creador de tu pasado. Pero tu pasado siempre va a estar ahí. El dolor siempre va a estar ahí. No hagas que el dolor te... te controle. Pelea de vuelta, ocupa ese dolor para poder iluminar tu camino, para poder salvar a otras personas del mismo dolor. ¡Eso es lo que hace un Gran Sabio! Esa es nuestra terea: Poder entregar recuerdos de lo que dejamos atrás, cuando ya no quede esperanza, nosotros ser el faro de luz, el faro de fe.
   ​-George, tú...
   ​-Rebecca, escúchame-Le agarró de las mejillas-¿Por qué en realidad viniste?
​   Ella le miró los ojos, esa dureza que mostraba al principio, revuelta con lo borracha que estaba, se había roto. Ahora parecía débil, confusa.
​   Le agarró de las manos, y le besó.
   ​Aunque haya pasado un segundo, en la cabeza de George fue una eternidad. Una decisión que se tomó con dos entes, pero que solo salió uno. George había pasado las riendas, para poder ver a la verdadera Rebecca. Lo había hecho para poder entenderle, para poder protegerle.
   ​Ya no dejaría que otra persona perdiera sus esperanzas, sus sueños.
   ​Y le besó de vuelta.
***

​   A Seth ya se le había ido la borrachera, solo la idea de estar conectando todas las pistas le llenó de emoción. Era lógico, pensaba mientras buscaba información del caso, cómo no se le había ocurrido antes. Él era un niño en ese entonces, por lo que no le fue tan impactante, pero las noticias y reportajes del caso que encontró por internet hablaban de prácticamente una bomba que cambiaba la visión de los dragones de jade. No tan solo el hecho de la experimentación con niños huérfanos comprados por la misma empresa a cargo de la investigación, sino el lavado de manos, y la oscuridad cubierta en el caso, que dejó la anterior Gran Sabia Suprema: Secilia Tachibana.
​   Por desgracia Rebecca no le contestaba, ella podría ser de tanta ayuda como los Poulhazand, pero nada. Su teléfono había muerto, y estaba entre las calles de neón del centro, sin siquiera saber muy bien dónde se encontraba.
​   Saliendo del ciber, llamó a Enzo DeLuca, pensando en que George no trabajaría solo en su primera misión, quien le contestó enseguida.
   ​-¿Está ocupado, Enzo DeLuca?
   ​-O sea, no estoy durmiendo. ¿Puedo saber con quién hablo, y por qué me llaman de un número de cabina?
   ​-Fue lo que me encontré, estoy sin batería. Soy Seth Toaka.
   ​-Entonces dime en qué puedo serte de ayuda.
   ​-Pues quisiera hablar sobre el caso que George manejó en la mañana. Entenderé que usted le ayudó en algo...
   ​-¿Pasó algo entre él y Rebecca de nuevo?
   ​-No, para nada. Es que tengo mucha información sobre el Hugo Sucralosa este que le puede servir. Sé cómo llegar al real.
   ​-Dime dónde nos encontramos, e intercambiamos.
   ​-Ehm...-Miró entre los edificios, directo al norte se podía ver la entrada del Todai-ji-¿Qué tal en el cuartel general? Estoy a diez minutos de ahí.
   ​-Ven y te espero, yo estoy más cerca.

   ​Se encontraron en la entrada, Enzo vestía un traje completamente blanco con una corbata negra, cubierta por una chaqueta más o menos gris. Incluso las botas color perla le sorprendieron en un día cualquiera.
   ​-No pensé que la celebración seguía-Le saludó.
   ​-Todo está en la presentación, niño-Rio, entrando en el Todai-ji-Ven, sígueme. Y dime, ¿Qué es lo que tienes?
   ​Mientras cruzaban los pasillos del Todai-ji, Seth le contó todo acerca de Sergio, y lo que encontró en su casa. Le habló de la niña, todo a detalle, y que ella misma le había dado ese sobrenombre.
​   Pasaron por un pasillo a un edificio lateral de la construcción, y llegaron a un cuarto parecido a una biblioteca, con varias estanterías y computadoras. Ahí estaba Jean Paul Poulhazand, con su traje de nieve.
   ​-Yo le llamé, él también nos puede servir de ayuda en esta investigación, ¿Verdad?
   ​-Por supuesto, por suerte él ya estaba al tanto de todo.
​   Empezaron a escribir enseguida. La idea era crear un resumen, o una tesis, que hablara sobre el caso para volver abrirlo. La idea era mostrárselo mañana a Mako, y poder hacer justicia, pero mientras pasaban los minutos, las cosas se volvieron más lentas. Eran las cinco de la mañana, y a los tres se les notaba.
​   A lo que llegaron como conclusión fue que Mako se enfadará tanto saber que el mismo director del proyecto Bridges se encontraba a su lado, que nadie la podrá detener. La cosa que les preocupaba era el nombre del hombre, porque no era Sergio Douglass, ni Hugo Cirodolasa. Alguna conexión tenían esos dos nombres, y Enzo fue el que la encontró.
   ​-¡Son anagramas!-Saltó de la silla, tras escribir varias veces los mismos nombres una y otra vez-Mira las letras, ¡Son las mismas!
   ​-Entonces el nombre que buscamos debe seguir el mismo patrón. Pero, ¿Dónde buscamos?
   ​-Tenemos que él se hace llamar el arquitecto más famoso porque quería construir prácticamente puentes. Pero estaba experimentando con niños.
   ​-Quizás buscando entre los arquitectos pre y post cataclísmico, y quizás algunos médicos o algo.
   ​-Quizás algún médico que desapareció de repente...
   ​-O algo sobre la química, o biología, porque debemos pensar que estaba investigando los Ekisu.
​   Los tres volvieron a las pantallas, buscando cosas que se les ocurrían, Enzo parecía estar buscando en una lista, mientras que los otros dos viajaban entre páginas y páginas.
   ​-También debemos pensar que trabajaba con el Ovejero, ¿Jean Paul, recuerdas el nombre de ese tipo?
   ​-Ehm... sí. Se llamaba Ivar. Ivar Gyornd.
   ​-¿Del este?-Preguntó Enzo, sin ni siquiera mover la cabeza.
   ​-Supongo, recuerdo que su cara era muy de los nórdicos, y tenía una barba...
   ​-Sí, me acuerdo.
   ​-Sería estupendo poder preguntarle algunas cosas, ¿No?-Seth se separó del pc, suspirando.
   ​-¿Y por qué no?-Enzo mostró su pantalla-¿Y por qué no cara a cara?
   ​Su ordenador mostraba la foto el hombre que Jean Paul acababa de caracterizar, mucho más viejo, y con algunas cicatrices. No se le veía tan bien.
   ​-¿Y crees que lo venda ahora, si ni siquiera dijo una palabra del proyecto en su tiempo?
   ​-Tenemos dos opciones-Se levantó Enzo-Ir a verle, y demostrar que la gente cambia; o no sacar nada, y mostrarle todo a Mako igualmente. El nombre es algo clave, sí, pero no es necesario teniendo toda la información que está en nuestras manos. Eso sí, Katherine y Rebecca deben estar ahí, sí o sí.
   ​-Es verdad. Las dos tienen perspectivas diferentes del mismo hombre. Entonces debe ser tarde, ¿No?
   ​-Veamos lo que sacamos mañana. Si tenemos el nombre, lo tenemos todo. Si no lo sacamos, empezará igual. Lo más importante ahora es sacarlo del colegio, y salvar a la niña.
   ​-Eso es lo que más me preocupa-Se levantaron los otros dos, Jean Paul parecía demasiado callado para ser él-Estamos contra el tiempo, no tenemos más que una semana.
   ​-Entonces nos vemos mañana, caballeros. Esto recién empieza.
***

   ​El cuerpo de Rebecca se estremeció, pero ella no hizo ningún ruido. La Sombra no era visible por la oscuridad que cubría la habitación, pero lo fuerte y duro que le trató se notó. A ella le encantaba ese rollo, y nunca pensó que George Kotaro sería de esos. Tenía cara de estar acostado y que ella hiciera todo el trabajo, cosa que tampoco le disgustaba.
​   Pero George, sin sentir nada más que estar en una prisión, se estaba esforzando para no perder la conciencia de lo ahogado que se sentía. Cuando el cuerpo de Rebecca cayó rendida en las sábanas, con la respiración tosca y agitada, George se levantó, y casi corriendo, fue hacia la cocina. Sintió como Rebecca sacaba unas risitas tontas, susurrando y suspirando, mientras iba al baño.
​   Al poder sentir su cuerpo de nuevo, casi vomitó. Llenó un vaso con agua de la llave, y se lo llevó a la boca sin cuidado. Empezó a tiritar, y un dolor punzante en la cabeza, parecido al palpitar de su corazón, le tocaba como alguien apura la puerta.
   ​-¡¿Qué hiciste?!-Le dijo a La Sombra, ahora delante de él, pero sin mover la boca.
   ​-Hice lo que querías que hiciera.
   ​-¿Follar?
   ​-Hacerme cargo. Tomar las riendas, darte un momento de respiro.
   ​-¡Joder! ¿Sabes lo que acabas de hacer?
   ​La Sombra guardó silencio, George no sabía qué hacer, ni qué decir. Escuchó la luz apagarse, y el ruido de la cama. George miró a las calles, a La Sombra, y corrió al baño de visitas. Se vio en el espejo, con la poca iluminación que tenía, y con su mano en terremoto, tocó su cara, y abrió los ojos con fuerza.
​   -Ya lo has hecho. ¿Qué más vas a hacer?
   ​-Tú no sabes lo que significa esto, yo...-Se rindió. La Sombra se calló de repente, había desaparecido, y un George desorientado empezó a caminar hacia su cama.
   ​Rebecca ya estaba durmiendo, acurrucada en las sábanas. Se acostó con lentitud, intentando no tocarle, y respiró, concentrándose en su misma respiración, para no pensar en nada más que eso, hasta que se durmió.
   ​Estaba la emoción de que él no lo había hecho, pero a la vez, sentía que había traicionado al amor de su vida. Y ya estaba sufriendo por ello.
   ​Luego de reconocer el dolor de la muerte de sus compañeros, y sacando afuera la verdadera solución de sus emociones; apareció lo que más temía: Haberle hecho daño a Katherine. Era o mentirle, y seguir los pasos de su padre hasta que la mentira salga a la luz, o decirle y afrontar el dolor que esa batalla traería.
​   Estaba perdido. Ya no sabía qué hacer, y La Sombra estaba haciendo todo el camino peor.

La Vuelta de la HumanidadWhere stories live. Discover now