Capítulo Primero: Una explosiva bienvenida

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I

"La vuelta de la humanidad es como una pared celular, moldeable y cambiante" Frase extraída de Grey Ming, Santísimo Cardenal del nuevo Vaticano, 33 segundos antes de quemar el primer Canto Legendario en sus propios jardines de violetas.

Hace ochocientos años atrás, luego del Gran Cataclismo, el ser humano tuvo que volver a desarrollarse desde cero, pero esta vez con los conocimientos, aunque escasos, de las antiguas generaciones. Les tomó un cuarto del tiempo para poder volver a la normalidad, a la actualidad. Genic como gran metrópoli, que gobernaba todo lo que estaba a su alrededor, era un inmenso sector más grande que todas las ciudades exteriores juntas que, sin contar éstas últimas, contemplaba casi todo el terreno del único continente sobreviviente luego de la catástrofe. Ésta en sí se dividía en cuatro partes, en cuatro zonas, la que eran gobernadas por cuatro grandes familias. Las familias, para limitar su sector, se autonombraron como: La familia Dragón de Jade (Noroeste), la del Elefante de Amatista (Noreste), la de la Serpiente de Rubí (Suroeste, luego denominada como "Serpiente de Ojos Rojos") y la del Tiburón de Zafiro (Sureste).
El tiempo fue pasando, y estas familias empezaron a estrecharse. Entre la segunda, tercera y cuarta generación empezaron a expandirse con gente no de su misma sangre, pero sí de su mismo territorio. Cambiaron y se denominaron "Casas". Entre las casas había una fuerte unión de comercio y lealtad, que duró por años. Pero gracias a las peleas, los conflictos, asesinatos y crímenes que empezaron a surgir, esas alianzas se cortaron, haciendo que, en la quinta y sexta generación, los clanes se distanciaron, e incluso polarizaron.
Ahora, en la séptima y octava, donde una estaba manteniéndose viva y la otra empezaba a surgir, las casas se convirtieron en "Clanes" malévolos y delictivos, pero a la vez, familiares y generacionales. No todos eran así, pero eran conocidos como algo excéntrico, oculto y antiguo de cada sector de Genic, por la gente común y corriente que ahora vivía en las calles de la metrópoli.

Todo esto estaba escrito en el cuaderno de Katherine Bloss para la prueba de cierre de semestre de historia. Al final lo había terminado, le había costado todo el fin de semana, una larga y aburrida charla con sus padres para saber más sobre la historia de Genic, un repaso rápido del cuaderno para poder comprobar, y listo. Le dolía la mano de tanto escribir, pero al fin estaba terminado. La chica, que vestía su pijama, se había levantado temprano para poder terminar el proyecto; estaba somnolienta, irritada, con los primeros botones de la pijama desabrochados, y su pelo castaño oscuro recogido para que no le molestase. Era temprano, pero el frío de las mañanas de la primavera estaba cambiando por las cálidas del verano.
Era lo último del final de semestre, eso sí, ya estaba todo por terminar.
-¿Y el título?-Preguntó su padre, Clifford Bloss, aquel hombre de tez bronceada y oscuro cabello, con su típico traje negro y camisa burdeo oscuro-¿Le pondrás algún título?
-Si me sale algún título interesante en la mente, se lo pondré. Pero si no...-Tiró el lápiz, se impulsó con un pie en el suelo para dar una vuelta en su silla, y al parar, frente a él, siguió-Le llamaré "Ensayo de historia".
Clifford, ya listo para llevarla a la escuela e irse a su trabajo, se apoyó en el lado de la puerta: "El interés de una persona llega al leer el título, mija. Si quieres la nota máxima, debes empezar poniendo algo que le llegue a tu maestra, ¿Me entiendes?"
-Sí, sí, lo hago-Volvió a ver su cuaderno lleno de palabras-Pero estoy cansada y no tengo ganas de ponerle un nombre ahora mismo-Miró las primeras palabras del ensayo, y una sonrisa apareció-Pero...-Lo volvió a mirar con una cara de cachorro-Lo debo entregar en un par de horas, ¿Me podrías ayudar con el título?
Clifford había entendido lo que su hija quería: estaba proponiendo un trato, tal cual él mismo le había enseñado de pequeña.
-Bueno-Dijo tras reírse a carcajadas-, pero nada es gratis, mija. ¿Qué me darías a cambio?
-No lo sé-Su cara cambió, no había pensado eso. Arrugó la frente y subió el labio inferior-¿Qué quieres?
-Mhhh...-Subió la mirada, para pensar en algo. Se le ocurrieron varias cosas simples: Una cena completa sin irse antes de tiempo; que fuese un poco más abierta tanto con él como con su madre; que le ayudase a su madre a hacer cosas en la casa. Pero al ver su cara de cansancio y preocupación, con unos ojos caídos, terminó sonriendo-Que te bañes, y que estés lista en menos de treinta minutos.
-¡Pero papá! Sabes que si me baño me demoro bastante más, y estoy segura de que en el término "Lista" te refieres a desayunar, y sabes que no me gusta desayunar en las mañanas-Cruzó los brazos y frunció el ceño, pensando si podía hacerlo.
Clifford solo levantó una de sus cejas, sin haber sacado su sonrisa mientras la miraba.
-¡Está bien!-Saltó de su silla, para darle la mano-Sabes que te odio, ¿Verdad?
-Yo también te quiero, mija.
Katherine sonrió, apretó lo más fuerte que pudo la mano de su padre, y de paso, le besó la mejilla, en cuclillas para poder balancear esos diez centímetro que le ganaba. Con rapidez, agarró el cuaderno y el lápiz, y se los entregó mientras lo empujaba para poder hacer todo lo que se refería con "lista".
-¡Te quiero afuera antes de las ocho! Si no, tendrás que ponerle tú un título...-Se escuchó de su padre desapareciendo de su mente mientras Kat se desvestía, buscaba la ropa para hoy, y se dirigía al baño.
No alcanzó a secarse el pelo, con una rapidez asombrosa, se arregló la cara, e incluso solo se puso encima una polera y el suéter del colegio, dejando en el suelo el sostén que antes había escogido. Eran las siete y cincuenta, tenía diez minutos para comer, y parecía que era el fin del mundo para ella. Así se tomaba cada trato que hacía con su padre. Eran parte de su relación.
Nora, su madre, no le tuvo piedad, y no le tenía nada hecho de desayuno. Agarró un yogurt, lo abrió con fuerza y lo estrujó encima de su boca abierta; luego agradeciéndole irónicamente a su madre, agarró un pan, se quedó quieta, y mastico lo más rápido que pudo. Tres minutos.
"¡Mierda, mi mochila!" Pensó, para no decirlo en frente de su madre. Dos minutos. La buscó por encima de su cama, la cual estaba debajo del desorden; agarró tres cuadernos que con suerte eran los que necesitaba: Física, Historia, Matemáticas. Un minuto, y su reloj dorado en las manecillas, y plateado brillante en la correa le indicaba que iba a perder el trato, y todo lo que había hecho sería para nada.
Menos de un minuto para estar en el Mercedes Maybach que ocupaba Tomás, el conductor privado de su padre, y hace un par de años, el suyo también. "Va a ser difícil" Pensaba, mientras bajaba las escaleras, pensando que seguramente su padre y Tomás estarían ya dentro de él. Pero no estaba lista para darse por vencida, y pensó en lo que le había dicho:"¡Te quiero afuera...!"
-No llegarás, y no podrás reclamar el título-Dijo Clifford sintiéndose triunfador, saliendo de la ventana para verla mientras ella veía su reloj, detenida en la puerta ya cerrada a sus espaldas.
-Y... las ocho en punto. Quiero mi título escrito por tu letra, no me lo digas.
-Pero, mija, no llegaste a tiempo-Tanto él como el chófer estaban desconcertados.
-Dijiste afuera, no dentro del auto, papi-Se burló-He ganado, el trato está hecho-Se subió a la parte trasera del auto, saludó a Tomás con una sonrisa, y dejó su mochila al lado-Ahora deberás trazarlo aquí, mira-Se asomó por el lado y con el dedo le apuntó un lugar en especial, que estaba con una línea-Si te falta espacio, lo borras, para ponerlo más pequeño.
Clifford seguía desconcertado, pero había entendido que sus palabras habían jugado en su contra. Sin decir nada colocó: "La vuelta de la humanidad".
-¿No será indiferente a lo que dice, papá?-Preguntó ella al leerlo.
-Déjalo así, mija. Ya verás que a tu maestra le encantará, ¿No, Tomás?
-Claro, señor-Dijo él con total conformidad, luego de haber trabajado con él durante 8 años ya-Un título que te hace pensar qué puede haber dentro de él, siendo si no me equivoco la historia de Genic durante los años; y si lo tomas como la vuelta de los humanos en la tierra los cuales estaban por extinguirse, el título tiene sentido.
Katherine no quería decir que tenían razón, solo para no dársela a su padre; pero dentro de ella lo había entendido y estaba a favor ahora con el título.

La Vuelta de la HumanidadWhere stories live. Discover now