VII

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Luego de ese lunes, las cosas cambiaron para George. El miércoles llegó Seth de su viaje al distrito de los tiburones de zafiro, y ese mismo día empezaron las "clases" con Mako en el dojo Tachibana; por desgracia, no se pudieron ver ninguna vez dentro del mes de entrenamiento. Los primeros días conoció el Cubo, lugar donde iba a entrenar todos esos días desde las once de la mañana hasta las seis de la tarde, para luego irse al trabajo; el cual era un espacio cerrado blanco, con focos impregnados en el techo, pasando desapercibidos, haciendo que parezca un cubo en blanco, sin absolutamente nada dentro. Ahí pasaba las horas intentando no desarrollar sus pensamientos, y estar concentrado. Esa era la primera tarea, encontrar la paciencia en su interior. Al principio era fácil, pero luego, mientras pasaban los días, cosas ocurrían dentro del Cubo: Primero fue escuchar la lluvia caer, que le costó dos días poder dejar de escuchar las gotas y poder seguir teniendo una imagen blanca en su mente; luego fue sentir y escuchar fuego, cosa que no fue nada fácil, ya no era solo el dejar de escuchar sino también dejar de sentir calor en su cuerpo. Cuatro días menos. Por último, fue poder concentrarse mientras un terremoto lo movía. Eso ya le costó una semana.
   Ya había perdido casi dos semanas en el primer paso, pero George se había acostumbrado a meditar.
   -Vendrán tres pasos-Dijo Mako al terminar el entrenamiento-El primero ya lo pasaste: La paciencia. Ahora dirás: ¿Para qué me sirvió todo eso?, pero luego lo comprenderás. El segundo paso será conseguir un estilo de pelea que se te acomode. Por desgracia yo te puedo enseñar dos: El Tigre y el Fénix, pero no podré entrenarte yo en sí, así que ocuparemos a mis hermanas para poder enseñártelas. Y el último será perfeccionarte para un enfrentamiento de verdad.

   Al día siguiente, en el Cubo se encontraba Madison y Marianne, sentadas esperándolo. Una le enseñaría el estilo del Tigre: Golpes rápidos pero débiles, que se ocupan para desgastar al enemigo de a poco, y gracias a la velocidad que obtienes al emplearla, es difícil de contrarrestar, pero muy fácil de detener con un solo golpe fuerte en una zona débil; y el estilo del Fénix: Golpes fuertes en una zona determinada que causaría muchísimo daño en el organismo del oponente, pero al ser un arte muy lento, es muy fácil de contrarrestar.
   -Tú debes elegir uno, enano-Empezó Marianne, sentada con las piernas cruzadas, con ya una cercanía-La idea es que conozcas los dos, pero contra Haireaki te recomendamos especializar uno.
   -¿Cuál me recomiendan?
   -Por mi experiencia como Fénix, te recomiendo el Tigre-Rió Madison, que estaba de pie-Haireaki ocupa el estilo del oso, y ese se concentra en contrarrestar los ataques del enemigo, pero si tus ataques son rápidos, y mofas, no podrá hacer mucho contra ti. Pero, puede haber la casualidad de que ocupe un agarre, y ahí el fénix te iría muy bien para quitártelo de encima.
   -¿No pueden ser los dos y listo?
   -No lo sé. Nuestra idea era pasar un día hablándote de cómo funciona cada uno, mostrarte ciertos combos con cada una, y la que te gusta más la desarrollaremos.
   -Enséñame lo esencial entonces. Lo otro me lo invento en la pelea.
   Las dos se tomaron un momento para pensar. George se sentó junto a la menor, mientras Madison se paseaba por el Cubo.
   -Entonces nos tomaremos diez días de los catorce-Habló Madi minutos después-Cinco para el fénix y cinco para el tigre, y luego los cuatro que quedan, que en realidad son tres, los ocuparemos para el paso final. ¿Eso te incomoda, Mary?
   -Hmm... Para nada.
   -Otra cosa si, George. Yo ya no peleo mucho, eso fue años atrás. Así que lo mucho que te puedo enseñar es teoría y cosas que quizás sean un poco antiguas. Si buscas consejos para la pelea, para eso está Marianne, que pelea casi todos los días.
   -¿Por qué?
   -Es mi trabajo-Sonrió.
   Empezaron con el tigre. Los dos primeros días aprendieron la teoría, los puntos de desgaste en el cuerpo, los brazos, las rodillas, el torso. La posición que debería tener para que sea más efectiva. Mary no era muy buena explicando cómo y qué hacer con el estilo, pero George entendió la idea del tigre en una pelea. Luego, le habló de circunstancias en la batalla, habló de experiencias y fallos que ella ha tenido, y que él debería tener en consideración. Cosas que debería tomar en cuenta de la posición del oso, cómo pelea y como él debería pelearle. Haireaki no era un hombre cualquiera, al fin y al cabo era un dragón guerrero, y a él los puntos débiles no le hacen mucho daño.
   Luego, Madison se encargó de enseñarle el estilo del fénix, enseñándole los puntos débiles del cuerpo humano, cómo golpearlos y la posición para que el estilo sea más efectivo. El ruido era otro factor importante, y al decirle eso, le explicó para qué sirve el primer paso. "Cuando hay mucho ruido y sientes que vas a perder, pierdes el control de tu cuerpo y mente, y para poder recuperarlo se necesita mucha concentración y tiempo, cosa que el enemigo no te dará. El terremoto, el fuego, las gotas eran tres cosas distintas que interfieren en tu concentración, cosas que cuando estés peleando se unirán e intentarán jugar en tu contra; la idea era que jueguen a su favor".
   Por último, cinco días antes de la pelea, empezaron a perfeccionar los estilos contra las mismas maestras. Tomaron esos días para pelear contra cada una, obviamente ellas defendiéndose, y corrigiendo los errores en la postura y golpes.
   Pero el último día fue el más importante. Debía intentar derrotar a la fuerza del Dragón Soñador.
   Tenía que derrotar a Mako.
   Antes de eso, las cuatro chicas-Ya que Mabel se unió al entrenamiento, pero de una manera de apoyo-se sentaron junto a George para hablar.
   Era otra clase de historia, precisamente de una profesora de historia.
   -Ya falta un día para la pelea, George, y hoy no haremos más que hablar antes de batirnos a un duelo. Te quiero hablar de la ciencia de los estilos, cómo fueron creados y cuál es su propósito-Mako extendió la mano a Mary, y ella le entregó un bastón largo metálico-Pearl configuró el Pa Kua con ocho trigramas, los cuales rodean a Szel. Encontramos al: Chien, Kun, Chen, Kan, Ken, Sun, Li, y Tui. Estos trigramas están posicionados de una manera especial no por casualidad: Representan a los cuatro estilos del Gong fú, Estos estilos son: El Tigre (Sun y Chen); la Tortuga (Ken y Tui); el Oso (Chien y Kan); y el Fénix (Kun y Li). Cada uno tiene un poderío primordial en la vida, elementos básicos que nos rodean: El tigre representa al viento y al trueno; la Tortuga representa a la montaña y al lago; el Oso representa al cielo y al agua; y el Fénix representa a la tierra y al fuego. ¿Entiendes a lo que voy?
   -Para nada.
   -Lo que trato de decir es que es un círculo sin fin, lo que significa que cada estilo tiene su debilidad y tiene su potencial contra otro estilo. El Tigre le gana al Oso, pero pierde contra la Tortuga; la Tortuga le gana al tigre, pero pierde contra el Fénix; el Fénix gana contra la Tortuga, pero pierde contra el Oso; y el Oso le gana al Fénix, pero pierde contra el Tigre. ¿Entiendes ahora lo que quiero decir?
   George negó con la cabeza. Mako resopló con una sonrisa.
   -Que pase lo que pase, tienes que darte cuenta qué estilo está ocupando tu oponente para tú poder contrarrestarlo. Por eso peleaste contra Mary y Madison, y por eso pelearás contra mí, ¿Mejor?
   -Sí.
   Mako y las chicas se levantaron, pero ella quedó en el centro del Cubo y las otras se esparcieron en las esquinas. Mako quería pelear en el momento, se quitó la chaqueta de Dragón, y se preparó, moviendo los brazos hasta ajustarse en la posición del fénix, cosa que George conocía. Vestía un top y unas calzas grises, lo que hacían resaltar sus tatuajes en los brazos y en su estómago, además de sus grandes pechos. Sus ojos se achicaron, juntó lo más que pudo las cejas, y suspiró.
   Golpeó el bastón con el suelo, creando un sonido que molestó un segundo al hombre, para luego tirárselo a su hermana.
   -¡Sasume!-Gritó.
   George no supo qué hacer en el momento, se levantó y como pudo se alistó juntando los brazos, en posición tigre. Recordó el consejo que le había dado el Gran Sabio, así que mantuvo la calma de una manera defensiva para poder conocer los ataques de su maestra. Pero Mako le provocó con los dedos, para que atacase primero.
   Avanzó como Marianne le había enseñado, haciendo amagues, hasta llegar hacia ella. Estaba nervioso, un poco descontrolado, pero su contrincante estaba sonriendo, tan tranquila como antes. Chocaron sus puños respetando la distancia, pero Mako tenía casi los brazos abajo, le estaba dando el espacio para golpear.
   Lanzó un par de puñetazos, esquivados con facilidad. Buscó el uppercut, pero Mako lo movió con su derecha. Parecía estar jugando, o por lo menos intentando no ser alguien agresivo. Eso a George le enojó, debía sentirse en el juego. Le pateó en la rodilla, fácil echarse hacia atrás, para esquivar de nuevo un set de golpes casi aleatorios de George.
   -Elige tus golpes.
   -Lo sé.
   Mako se adelantó para bufarle con casi una arañazo, pero George fue con todo, amagó con la izquierda en el ombligo, y cambiando su formación con los pies, pasando al fénix, conectó con la derecha en la palma de su maestra, tras adivinarlo. Pero George no había terminado, levantó la pierna derecha, saltando, y la cambió cruzando su izquierda en la mejilla. Mako tambaleó hacia un lado, y George retrocedió.
   -Esa fue buena-Dijo, masajeando su cara con una mano-Déjame ver tu defensa.
   George asintió, y Mako enseguida se adelantó, sin darle tiempo de reaccionar. Marianne volvió a golpear el bastón, y las luces se habían ido, George ya no veía casi nada.
   Colocó sus manos en su cabeza, pero presionando sus codos en su tronco, y con una mueca tragó. Mako empezó a mandar golpes en diferentes zonas de su cuerpo, la mayoría amagues, pero algunos conectando con una fuerza brutal. Combinó dos golpes en las costillas-Que fueron un poco resguardados por los brazos de George-y retrocedió. Cambio de pose, sus brazos bajaron y preparó el estilo del Tigre. Tres golpes cruzados, en distintas partes: En el brazo derecho, en la entrepierna izquierda, y en el último se abrió, abanicando con su izquierda, por lo que George, tras divisar el espacio, dio un golpe directo en la mandíbula.
   Le había quemado, pero George hizo lo suficiente para hacerle retroceder, y ceder al siguiente. Con un suspiro, moviendo los brazos, esperó a Mary, quien avanzó como su hermana.
   En comparación a la mayor, Marianne ocupaba mucho sus piernas, le desgastaba las rodillas, hasta en un momento se apoyó en el muslo de George, y conectó un rodillazo en su cara. Este retrocedió en un momento, y ella le dio un espacio. Chocaron los puños sin fuerza, y los dos se adelantaron a la vez. Marianne sabía que George iba a intentar golpear con los puños, acostumbrada ya; pero este ocupó una técnica que Madison le había enseñado, y cuando Mary bajó con la cabeza, este levantó su rodilla, haciéndole levantarse tras el golpe, y George, con el tiempo suficiente para cargar su ataque, cruzó su derecha en toda la nariz de la mujer.
   Una menos. Una más a la cual Mabel se le había acercado para ver si estaba bien.
   Esta vez fue Madison quien golpeó el bō, creando movimiento en el suelo.
   Madison apareció por detrás, queriendo terminar las cosas fácilmente. George se dio vuelta, abanicando una derecha, que fue esquivada bajando, y conectando un puñetazo directo al pecho, luego otro en las costillas por el lado, y el último parecido a un uppercut pero en el ombligo. Lo había destrozado.
   Pero Madi intentó levantar su cuerpo, y no podía. George le había agarrado con su brazo izquierdo, una llave en la cual su porte le estaba dando el poder suficiente para dejarla ahí. Con la otra mano, le agarró desde los jeans por el costado, intentando no ser muy grosero, y la levantó. Primera vez que lo hacía, le había costado, pero Madison hizo una semicircunferencia por el Cubo, para caer como peso muerto.
   -Terminé-Susurró, aguantando el dolor.
   George se levantó, y Mako le miraba directamente. Con el toque de la vara, se prepararon, George ya en las últimas, y dejó que Mako se disgustara, tras que muchas voces se prendieran en la sala, gritando sus nombres como si fuera la barra de la pelea. Esta mandó un derechazo, que fue esquivado, pero fue más que un amague para rotar su cuerpo y golpearle en la cara con el talón en la mandíbula, acercarse para estar tocándose, le agarró del cuello con la izquierda, y gritando lo levantó. George le ganaba fácilmente 15 centímetros, mucho más ahora en el aire, para caer de igual manera que la anterior Tachibana con esa gran Garra.
   -No intentes moverte, será peor-Dijo Mabel llegando a su lado, revisando su cara para ver si tenía alguna herida abierta, o algo quebrado-¿No habrá sido mucho, chicas?
   Mako volvió a tocar el suelo con el bastón, ahora todo había vuelto a la normalidad.
   -Yo creo que sí, Bel-Mary, que se estaba arreglando el coletero de que sostenía su largo pero revoloteado pelo castaño, agarró el bastón y empezó a girarlo-Pero para nosotras no fue nada.
   -¿De dónde sacaste esa postura, George?-Mako se había dado la vuelta, pero seguía pensando en su interior.
   -El Gran Sabio Fukusha me dio un consejo ese día en el cuartel general-Todas se miraron, mientras él recuperaba la postura, cruzando las piernas al sentarse-Me dijo que esperara a los ataques de mi enemigo, para poder conocer los que vendrán. Nada más, la posición salió por salir.
   -Impresionante...-Mabel lo veía con asombro, con una sonrisa gloriosa. Su estilo no lo había visto muchas veces, pero George lo hizo tal cual se lo habían enseñado antes de convertirse en dragón guerrero.
   Tras ver que todo estaba bien, subió una de sus manos a su boca, y empezó a morder la uña de su pulgar, pero sin llegar a cortarla. Estaba pensando, admirando al discípulo que podía tener a sus manos. Miró de reojo a Mako, que la miraba extrañada. Solo le sonrió, y ayudó a levantar al hombre.
  -Gracias-Susurró con la mano levantada, agarrado a la de Mabel. Se volvió a su maestra, que tenía el ceño fruncido. Parecía furiosa, con los brazos cruzados-¿Pasa algo?
   Mako negó con la cabeza, suspiró, y borró esa cara.
   -Estoy nerviosa. Me pongo así cuando estoy nerviosa. George, ¿Podemos hablar a solas?
   Antes de que él dijese algo, las otras tres se marcharon, una amurrada, otra concentrada en los suyo, y la última, Mary, enfadada al perder contra George.
   -¿Qué fue eso? ¿Cómo hizo que se apagara la luz, y esas cosas?
   -Ilusión sintética, hijo. El bō de Marianne puede hacer eso.
   -Entiendo. Ahora, ¿Qué sucede?
   -Además de estar nerviosa, estoy un poco ansiosa, y preocupada-Intentaba no mirarlo, eso le extrañaba al otro-Necesitaba decírselo a alguien, eso sí.
   -¿Hice algo mal?
   -No, no. Para nada. Es impresionante lo que has hecho en nuestras manos. Se nota lo que has crecido.
   -¿Hizo algo mal?
   -No ahora...-Miraba al suelo, miraba a las paredes, e incluso al techo, pero no a él.
   George se cansó de esa actitud, la agarró de los dos hombros y luego de una pequeña sacudida, se miraron a los ojos.
   -¿Qué pasó?
   Mako lo miró impresionada. Luego de diez de años como Gran Sabia nadie, excepto su familia, la había tratado de esa manera. Siempre encontró miedo y respeto, pero George la hacía sentir débil. Más bien como otra persona que conocía a la perfección. Al preguntarle, recuperó la compostura e intentó tragar. Le costó un momento, pero al conseguirlo siguió.
   -Hace unas semanas atrás... Bueno, ¿Recuerdas a Katherine?
   George intentó evitar responderle, pero asintió.
   -Ella ha estado un poco ansiosa por tu pelea. Más bien, ha querido verte muchas veces-Eso le alegró a George, pero sentía que vendría algo malo-Yo le he dicho que si quiere saber de ti, que cuente conmigo, y gracias a eso ella ha venido muchas veces a mi casa. La cosa es que... En el incidente que ocurrió hace mucho tiempo, veinte años o así atrás, más o menos, mi abuela perdió la cabeza y desafió al jefe de las Serpientes de Ojos Rojos, la Cobra llamada David Cordier, y se dice que pelearon a muerte, y los dos la encontraron. Y eso es lo que todos habíamos pensado, que ese hombre estaba muerto, pero...
   -Fue a tu casa-Mako asintió.
   -Sí, justo ese día estaba con Katherine. Casi se la llevan. Casi me matan-Soltó una risa nerviosa-Pero había gente cerca de mi casa, y no pasó a mayores.
   -¿Katherine está bien?
   -Si. No le ocurrió nada físico. Psicológico no lo sé, puede que sea una situación que pase a un trauma si vuelve a verlo, pero... eso es lo que me preocupa, George. Ya estar cerca de mí es algo peligroso, y estoy segura de que este hombre sabe lo que estoy haciendo contigo, y seguramente vaya hacia ti.
   -¿Te preocupas de su seguridad al estar cerca mío? Joder, Mako, la vi una vez.
   -Y no será la última. Mañana ella vendrá a verte pelear.
   Hubo un silencio, George no sabía qué decir.
   -Pero me gustaría que me hagas un favor.
   -¿Cuál sería?
   -Mañana vendrán varios Sabios importantes a verte, también. Quiero que te concentres en la pelea y no en ella. Si algo sucede mañana, y me refiero a la Cobra, ella estará bien. Estará con Melissa y Seth. Solo quiero que te concentres en Haireaki, para que los Sabios contemplen lo que yo he contemplado este mes, ¿Sí?
   George asintió. No entendía muy bien la preocupación, solo asintió.
   -Mira... Ella es especial, muy especial. La he tenido en mis manos un par de años, y ahora que ella está interesada en nosotros, lo he notado mucho más fuerte.
   -¿Qué cosa? ¿Por qué es especial?
   -Szel, la dragona... Lo he visto varias veces en ella, en sus ojos, en sus labios-Volvió a mentir-Ella misma lo ha visto en sus propios sueños...
   -¿Y? Es solo su mente. Es solo tu mente.
   Mako quiso darle una cachetada en un momento, luego de decir eso, pero se tranquilizó.
   -No. Es diferente a eso. Szel se pronuncia de esa manera. Y yo, que soy sangre directa de ella, puedo decirte perfectamente que Katherine es la siguiente.
   -¿La siguiente?
   Mako asintió repetidas veces, pero no le explicó bien a qué se refería con eso. George no siguió preguntando, miró a su alrededor, un poco nervioso, y volvió a sus ojos pardos.
   -¿Entonces...?
   Mako intentaba decir algo, su boca entreabierta agarraba la atención de George, pero al volver a mirarlo, la cerró, tragó un poco de saliva que estaba acumulada, y volvió a asentir.
   -Puedes irte, George. Estás listo.
   -Si, Mako-Bajó la cabeza, y se fue por donde las chicas anteriormente habían desaparecido. Mako se quedó en el cubo, pero George no hizo hincapié en volver.

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