XV

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Cuando abrió los ojos, sintió su conciencia revolverse. Su cabeza rebotaba, queriendo salir, y su garganta estaba congelada, con un sabor metálico que ya muy bien conocía. Además, había dormido pésimo, le dolía tanto el cuello como el hombro izquierdo, y su brazo estaba dormido.
   Se acomodó, levantando un poco el tronco, y encontró a Rebecca, con el pelo mojado y una camisa que le quedaba grande, que le miraba.
   -Parece que no eres bueno despertando.
   George no respondió, intentando relajar el hombro, y entendiendo todo lo que había pasado. En realidad no lo recordaba, muy parecido a lo que sucedió contra Haireaki, el otro kohai de un Gran Sabio. Esta vez La Sombra le hizo un favor, y además de bajarle la resaca, le mostró los recuerdos de esa noche. Al verla, bajó la mirada enseguida, con rubor en sus mejillas. Rebecca rio a carcajadas, y agarró su chaqueta de la cama.
-Nunca pensé que serías de esa onda-Le dijo, arreglándose-Pero parecías experto en el tema, lo suficiente como para incluso seguir doliéndome.
-¿De qué hablas?-Se sentó como pudo, sosteniéndose con el codo derecho-¿Recuerdas lo que sucedió? ¿Qué hora es?
-Son las once y media de la mañana. Y sí, fue la mejor discusión que he tenido en años. Joder que me sorprendiste, pensé que serías el típico que se queda acostado y deja que arriba se haga todo el trabajo, pero joder...
George sabía que La Sombra había hecho todo el trabajo, que le había dado las riendas para que hiciera lo que quisiera, pero...
-Oye, tampoco te desanimes-Retomó la atención del otro, ahora con un tono mucho más serio-Que en realidad lo estuve pensando, y quizás en algo tenías razón.
-¿A qué te refieres? ¿Vas a dejar de buscarlo?
-Por supuesto que no, lo he hecho desde que terminó el proyecto, y no lo dejaré porque alguien me dio como caja-Los dos sacaron unas risitas, el tono volvió enseguida-Pero quizás matarlo no es la mejor opción. Y es verdad lo que decías, lo único que estoy haciendo es ensuciar los sueños y esperanzas de las personas que murieron en ese proyecto, estoy creando memorias que me recordarán como otra persona consumida por el ciclo del dolor. Y no debe ser así, yo soy la kohai de un Gran Sabio, y seré una gran sabía en el futuro. Debo cuidar el futuro, tanto de mi vida como la de los niños que estamos construyendo. Nosotros debemos ser los pilares, y lo único que estaba haciendo era romper la base de los dragones.
-Me alegra escuchar eso.
-Ojalá me vengas a visitar en la UP, cuando quieras. Podemos incluso volver a pelear. Y no creas que me contendré de nuevo.
-Yo tampoco lo haré-Sonrió, tirándose en la almohada.
Rebecca exhaló con una sonrisa parecida, y empezó a retirarse. El teléfono de George volvió a sonar, y ella retrocedió.
-Suerte con ella. ¿Katherine, verdad?
-Sí.
Su cara cambió.
-No será la Katherine que siempre anda con Mako, ¿Verdad?
-Es ella misma.
-Mierda. Ojalá puedas mantener el tema entre nosotros dos, no seas poco hombre.
George abrió sus ojos como platos, y ella volvió a reír, desapareciendo por la puerta.

Al cerrarla, se encontró con una mujer con unos resaltantes ojos verdes, que quizás por colores de la calle, o porque el alcohol también le estaba pegando, reflejaban un rojo suave; que la dejaron aturdida por unos segundos. Ella le saludó, y pasó por su lado. Rebecca movió su cabeza, volviendo a su mente, y siguió su camino.
***

La desesperación volvió al cuerpo de George. ¿Y qué pasa si le cuenta a Mako? ¿A su padre?
¿Y por qué deberías decirle?
Su vida ya está envuelta de mentiras, ¿Por qué no una más?
-¡Cállate, mierda! ¿Cómo se te ocurre mentirle? ¿No has visto el dolor que le ha producido y que le producirán las mentiras de su padre? Es un suicidio hacerlo. Debo decirle, aunque se moleste, aunque nos deje.
Estás dejándote entre la espada y la pared
¿Qué harás?

Corrió esos pensamientos, y miró su teléfono. Eran tres mensajes de Katherine, donde le saludaba, y le preguntaba si hoy se juntarían. Le respondió que sí, y que si estaba ocupada para llamarle. Al ver su negación, que estaba en un recreo, le llamó al instante.

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