VIII

1 0 0
                                    

-¿Cuál será nuestra nueva siguiente jugada?-Preguntó Mako a los otros tres Grandes Sabios. Ninguno de ellos tenía a sus kohai en aquella reunión, como en todas las reuniones que se habían hecho después de la vuelta de David Cordier. Mako había abierto las manos, pero decidieron actuar en secreto-¿Han dicho algo los Consejeros?
   ​-Solo esperar, es cuestión de tiempo-Dijo Shigeo, con un tinto en su mano, la costumbre-Debemos esperar hasta que inicien las expediciones a las Wildmounts. No podemos arriesgar a los cachorros en todo esto.
   ​-Shigeo tiene razón-Le siguió Søren, acompañando a su compañero con la misma copa-Todos están pendientes de la iniciación. Hay algunos patriarcas que ni siquiera saben que este hombre ha vuelto. Están tan enfocados en su próxima familia que no están pendientes de nuestros actos.
   ​-Si tan solo supiéramos lo que harán...-Susurró Fukusha, con el mismo vanilla latte de siempre-George y Haireaki tomaron un poco de información, ¿Cierto?
   ​-Sí, pero...-Mako, con un café, intentó seguir, pero Mitsu entró luego de tocar un par de veces.
   ​-Siento que les moleste, Grandes Sabios, pero George está aquí-Mitsu miró a su jefa-Usted me dijo que le avisara si lo veía.
   ​-Claro, pero...
   ​-La verdad-Siguió Shigeo-Esto es lo mejor. Yo todavía no hablo con mi chico, podemos sacar toda la información que tenemos de ellos dos, y luego seguimos con esto; incluso podemos invocar a los Consejeros ¿No?
​   Los otros asintieron, era una buena idea. Los tres Grandes Sabios se levantaron, y empezaron a guardar sus cosas, mientras George entraba a la sala. Søren y Shigeo salieron primero, Fukusha tomó la atención del chico por un momento.
   ​-¿Has visto a Seth?
   ​-No. Ayer estuvimos toda la noche viendo películas, pero en la mañana ya no estaba.
   ​-Yo tampoco lo he visto, ¿Estará con la hermana de Mako?
   ​-Seguramente, señor Fukusha, pero no se preocupe, cuando pueda le preguntaré donde está.
   ​-Vale, dile que le tengo que decir un par de cosas, ¿Sí?
   ​-Sí, señor Fukusha-Se retiró con una sonrisa, tomando de su latte.

   ​Mako, mientras George hablaba, le miraba con una sonrisa. Cuando este se dio cuenta, le miró extrañado, pero ella sonrió más. En un momento, George no supo que hacer, y eso le sacó un par de risas a la Gran Sabia.
   ​-¡Siéntate!-Era divertido ver a alguien tan confuso por nada.
   ​Este asintió, y se sentó en el sillón que enfrentaba el largo espejo en la pared del frente. Mako seguía con la misma sonrisa, apoyando su cabeza con la base de sus dedos izquierdos.
   ​-¿Qué sucede?-Le dijo al fin, para romper el silencio.
   ​-¿Es verdad que usted es la madrina de Katherine?
​Mako descansó en la silla, aliviada.
   ​-Pues sí-botó el aire-... ¿Sorpresa?
​   -La verdad es que si estoy sorprendido. Usted ha sido su maestra por un par de años, ¿No?-Ella asintió-Y tuvo que aguantarse durante este tiempo, pero... ¿Por qué?
   ​-Porque ese fue el trato que tuve con Clifford.
​   Eso le recordó, sin intención alguna, el trato que tenía con él por Katherine.
   ​-¿Fue su idea ocultárselo?
   ​-No es tan fácil como decir: "Fue idea de Clifford ocultarle durante trece años que yo era su madrina, por esto, esto y esto otro", no, no, no. Hubo muchas situaciones que llegaron a obligarnos a ocultárselo.
   ​-¿Fue David Cordier?
   ​Mako tomó un tiempo mirando otra cosa que no sea George. Luego de un largo suspiro siguió.
   ​-Creo que estás entendiendo quién es el gran villano de mi vida, George-Lo dijo con una sonrisa, de una forma casi sarcástica.
   ​-Lo siento.
   ​-No lo sientas, joder. Aunque algunas decisiones que tomé en ese momento fueron las causantes de mi pelea con Nora, lo mejor fue ocultarle a cualquiera que Katherine era mi ahijada.
   ​-Le atacarían cuando supiese.
   ​-Exacto, y todavía no lo sabe mucha gente. Pero hay otra razón más.
   ​-¿Algo malo?
   ​-No...-Volvió a soltar un par de risitas-Katherine tiene algo especial dentro de sí, y...
   ​-Lo del alter ego.
   ​Eso le sorprendió. Jugó con sus dedos un momento con la boca abierta, sin saber cómo seguir.
   ​-¿Te lo dijo ella?-Le asintió-Entonces tienes un poco de conciencia de lo que estamos hablando. El Ekisu que tiene Katherine no es normal. Puede que su familia tenga alguna conexión con la mía de hace cientos de años o más, perdiéndose el apellido, pero nunca la magia. Conozco otros dos casos: Rebecca Renfri, la kohai de Søren; y Shira Lucius. Esta última está muerta, por mi culpa. De Rebecca se supo hace mucho que tenía el Ekisu, e intentaron hacer experimentos con ella. Pero esto salió mal, y ahora ella es totalmente independiente, aunque sea la kohai de un nórdico.
   ​-Una historia para otro día...
   ​-Exacto. A lo que voy es que el Ekisu es escaso, deberían solo tenerlo las mujeres Tachibana, pero ya vimos que no. Antes, por lo que sé, también se produjo algo así, pero fueron víctimas de experimentos y de maltratos parecidos a los de Rebecca, y murieron en ellos. Hace mucho que no se veía un Ekisu que no fuera Tachibana, simplemente porque tenerlo 1) es una leyenda que no termina bien si eres la protagonista, y 2) Te ocultan, y te tratan como una cosa especial... o lo envías a suicidarse, como lo hice yo.
​   -¿Es necesario que pregunte qué sucedió?
​   Mako lo pensó un poco, pero tomó de su café y siguió.
   ​-Cinco años después de la Batalla de las Escamas, envié a cuatro hombres a investigar en el distritos de las serpientes dónde él podría estar, además de encontrar algo de mi abuela. Todos muertos, recibimos sus cuerpo en cofres, con sus extremidades y cabezas fuera del tronco...-Tragó saliva con fuerza, le incomodaba hablar de eso-Robert Heian, Haru Wang, Shira Lucius, y Zhang Xihn... En ese orden fue.
Mentiras
   ​-Sus nombres...
   ​-Se quedaron grabados en mi memoria, como si fuese el recuerdo del error de joven que cometí. Todos cometemos errores, más cuando uno es joven, pero... Estos fueron jodidamente fuertes para la comunidad. Perdí el control como la jefa de los dragones, y los Consejeros empezaron a tomar las decisiones más... urbanas, si se puede decir; a gran escala en el Clan.
   ​-Siento oír eso...
   ​-Todos aquellos que murieron por mí están grabados en mi mente, como un gran epitafio de piedra con todos sus nombres.
   ​-La pregunta es, ¿Cómo lo hace? Desde joven es Gran Sabia Suprema, profesora de historia, y más encima ahora profesora jefe de Katherine. ¿Y más aún ahora actuar como madrina? Es demasiado... por lo menos para mí, por eso pregunto.
   ​-No te puedo contestar algo que algunas veces ni sé cómo responderlo yo misma. Pero lo que te puedo decir, tanto en Katherine como en ti, es que siempre estuve cerca. Para ella, siempre actué como su madrina, pero de una forma oculta... Igual, he tenido mucha ayuda, nunca he estado sola en todo lo que he hecho. Eso no quiere decir que no me lo puedo, pero siempre una mano es grata. Para cualquiera.
   ​-¿Cómo lo hará ahora?
   ​-¿Con lo de Katherine? No lo sé. Creo que ustedes dos siempre han sido lo que nunca sé cómo funcionará.
   ​-¿Nosotros dos?
   ​-George... Es solo pensarlo... Supongo que La Sombra te lo mostró.
​   Este bajó la mirada. Recordó haberlos visto más de una vez.
   ​-¿Quién me llama por mi nombre como si siempre me hubiese conocido?¿Quién puede interrumpir una reunión, como si fuese importante?
​   -Pero, ¿Por qué?
   ​-Joder...-Guio sus ojos a los retratos de los antiguos Grandes Sabios que colgaban en la pared, con una sonrisa traviesa, mordiéndose el labio inferior-¿Nunca te lo has preguntado?
   ​-No, porque sé la respuesta.
   ​-¿Sí?-"¿Cómo?" sonó en su cabeza.
   ​-Por los recuerdos de Secilia. Tú eras su amiga, ¿Verdad?
   ​-Su mejor amiga, George. Éramos inseparables, los tres.
   ​-Sí, es verdad.
   ​-Tu padre era un hombre excepcional, y joder... tus movimientos, la forma en que hablas, tus muecas... ¡Son iguales a las de tu padre! Es por él que tú ahora estás aquí, porque le prometí cuidarte hasta la muerte, porque debo ser como tu madre, aunque los dos sabemos que nunca pude serlo. Por la misma razón que no pude ser la madrina de Katherine. ¡Tú eres especial! Tanto porque eres el hijo de uno de mis grandes mejores amigos, como porque ahora tienes a La Sombra. Por eso me duele tanto que la tengas, porque no deberías. No quiero que termines igual que mi abuela, igual que tu padre. Quiero que te quedes conmigo, cerca mío, mientras pasa el tiempo, como si fuéramos personas normales-Sus ojos se cristalizaron-Joder... no tengo tiempo para muchas cosas, porque siempre estoy ocupada, pero siempre, ¡Siempre! tengo un momento para pensar en él-Bajó su mirada, deteniendo las lágrimas-Eres de los pocos que puede hablar con Mako, con la persona, porque es como que tengo que actuar diferente a todo momento, todos los días. Tú mismo lo dijiste, debo ser Gran Sabia y profesora, tanto jefe como de historia; pero cuando estoy con mi familia, en las que los Bloss y los Kotaro están dentro, puedo ser más... yo, ¿Sabes? La verdadera persona que está atrás de la Suprema Dama de los Dragones de Jade, de la profesora de historia que ocupa referencias e interactúa con sus alumnos. Mako. Y tanto tú como Katherine han podido llegar a ver a esa Mako que no muchos han podido ver. Joder, tan solo por tener ese demonio dentro me has visto de todos los modos posibles, porque me saca de juicio pensar que hasta ese ser tan impresionante no pudo contra un maldito humano.
   ​-Todo vuelve a él, ¿No?
   ​-Sí...-Su cara se volvió más seria-Durante mucho tiempo fue mi mundo, y ahora lo está siendo de nuevo. De formas diferentes, de amor y luego odio, y ahora un sentimiento peor y más podrido que eso.
   ​-¿Qué sucedió en su casa, cuando estuvo con Katherine?
   ​-No. Era... como un mensajero, y aunque ahora sepamos que en realidad era una serpiente como cualquier otra, este me engaño con sus ojos. Con ilusiones. Igual que a Katherine-Se frotó la cara con una mano, suspirando-Ya sabes, lo que ellos saben hacer. ¿Por qué lo hizo? No lo entiendo todavía... Pero ahora lo estamos haciendo demasiado despacio, intentando darle el suficiente tiempo para que se descuide, ¡Pero ese hombre nunca se descuida!... Joder, tiene tanto poder tan lejos, que ni entiendo cuál sería su próxima jugada. Y no puedo hacer nada con los Consejeros encima mio.
   ​-Los viejos, ¿Verdad?
​   -Sí, los que en verdad llevan las riendas de la institución. Ellos dicen que no tienen información suficiente para crear una guerra, y es verdad, pero...
   ​-Ahí es cuando entra Virgil.
   ​-¿Quién?
   ​-Virgil, parte de la Legión de David. Ella es la jefa que controla el movimiento de los colmillitos por el distrito, quien me dio una visita en la casa de Clifford, y ahora me llama Dante, porque me quiere llevar al infierno.
   ​-¿Por qué no me lo dijiste eso antes?
   ​-Porque no entiendo por qué se metió en la boca del lobo para provocar. He estado buscando respuestas, y la otra vez las intenté encontrar, pero Virgil se me fue de las manos.
   ​-Entonces ella es quien manda todo... Ella es aquella mujer... Quizás eso pueda hacer mover a los viejos.
​   -¡Por eso estaba tan desesperado en atraparla! Si la encontramos, podríamos saberlo todo.
   ​-Ella estaría entrenada para quedarse callada.
   ​-Sí, pero tengo su punto débil: El mismo David Cordier. Ella le teme, es como si fuera algo exterior a lo humano, un mesías que le obliga a hacer cosas que ella misma no quiere. Si la atrapamos... podríamos convencerle.
   ​-Lo intentaremos, pero como dije, todo debe ser lento, sin riesgos. Yo ya no tengo control en esta situación. No creo que quieran ocupar a La Sombra en nada.
   ​George calló bruscamente, ella tenía razón.
   ​-Tranquilo, ¿Sí? Debes concentrarte en la iniciación, porque es algo que cambiará tu futuro. Y a ti mismo, te lo digo yo.
   ​-¿Tanto es?
   ​-Por supuesto-Sonrió, terminando su café.
​   El silencio volvió a la sala. George pensaba en todo lo que acababa de pasar, en qué hacer ahora, qué preguntar.
   ​Mako hizo lo mismo, se aceleró un poco tras hablar temas tan delicados como esos.

​   Luego de unos minutos de silencio, de codificación, George volvió a ella.
   ​-Usted dijo que no quiere que termine como mi padre-Le miró, ella pareció un poco sorprendida-¿Qué le sucedió a él en realidad?
   ​-Bueno...
   ​-¿Qué le sucedió al padre de Haireaki, Yue Fei?
​   Mako se sorprendió aún más, bajando la cabeza. Cerró los ojos con fuerza mientras suspiraba, y lo expulsó todo.
   ​-No sé cómo decirlo.
​   -¿A qué se refiere?
   ​-No quería decírtelo ahora, pero no puedo contra esos ojos...-Le miró-¿Me prometes no hacer algo estúpido luego de que te lo diga?
   ​-Ya aprendí mi lección.
   ​-Yue murió junto a mi abuela, William murió por mi culpa.
   ​George no dijo nada, abrió sus ojos como platos, y tragó con fuerza. Se levantó, y avanzó lentamente hacia ella. Se apoyó con las dos manos en la mesa, y la miró directamente.
   ​-¿Qué?
   ​-Eso-No apartó la mirada-Lo mandé a buscar información donde David. El hombre que nombré Zhang Xhin es otra persona, fue el que encontró la espada de La Sombra. No te lo quería decir, pero no te puedo mentir. No si me miras así.
   ​-¿Mirarte cómo?
   ​-Con los mismos ojos de tu padre, de la misma manera que tu padre-Los apartó.
   ​George se enderezó, sin saber qué pensar.
​   -Han pasado veinte años.
   ​-Sí...
​   -Supongo que la Mako de hace veinte años no es la misma de ahora.
   ​-Por supuesto que no. Esas decisiones fueron errores de una Mako que tenía solo rabia en su corazón. Rabia y desesperación.
​   George, callado, caminó hacia ella, rodeando la mesa. Puso su boca en el hombro izquierdo de Mako, y se quedó ahí, pensando.
​   Ella le abrazó.
​   -Lo siento-Susurró.
   ​-No debes hacerlo. No es tu culpa.
   ​-Lo sé.
   ​Los dos se separaron, George empezó a caminar hacia la puerta.
   ​-Gracias por venir.
   ​-¿Gracias? ¿Por qué?
   ​-Dentro de mí tengo un vacío, George. Es una hondonada, un lago sin agua. Toda esa agua me la quitó... David en un momento, pero por alguna razón de una forma que todavía no conozco, ese vacío no me golpea tan fuerte porque no recuerdo nada-Se le acercó-Sé lo que es tener ese vacío, pero capaz que no pueda entender lo que es sentirlo en el momento que se vacía. Creo estar en lo cierto al decir que ese sentimiento lo tienes cuando debes ocultar a La Sombra, cuando te alejas de las personas que te quieren porque tienes un demonio dentro, y no quieres preocuparlos.
   ​-Es algo parecido, sí.
​   -Entonces hazme caso cuando te digo que la única manera de que esa depresión se llene es con amor. El amor lo llena, incluso sobrepasa el límite. Y tienes amor por todas partes, que no se te olvide eso. Tienes un amor puro que te espera.
   ​-¿Katherine?-Adivinó.
   ​-Por supuesto. Podrás tener todos los problemas que quieras, pero ella será quien te esperará en casa, será la persona que te escuchará, y te dará todas las horas que le quedan para llenar ese vacío. Pero primeros debes dejarle entrar-Su cuerpo se estremeció-Ella hará todo el trabajo.
   ​-Gracias, Mako.
​   -¿Qué? Gracias por venir y conversar. Creo que necesitábamos esta conversación.
   ​-Puede ser-Sonrió.
   ​-Lo mejor que puedes hacer es venir para acá e interrumpirme mis reuniones importantes.
   ​-Siento eso.
   ​-No es nada-Sonrió de lado a lado-Cuando puedas vuelve, y hablamos más de cualquier cosa. Es mi profesión, al fin y al cabo.
   ​-La historia es algo bastante interesante.
   ​-Dímelo a mí-Empezó a reír, de a poco hasta reír a carcajadas-¡Ándate, ándate! No quiero ver esa sonrisa de nuevo hoy día.
   ​-Vale, vale-Su risa era contagiosa.
***

​   George ya se había ido. Mako se sentó, y suspiró. Sus ojos se cristalizaron. Esa sonrisa, esos ojos. Esa presencia estaría junto a ella por siempre. Pero ahora estaba más que nunca.
   ​-Vuelve a la vida-Dijo, mirando al frente, presionando un lápiz.
   ​-¿Llorarás por mí?¡Eso me haría muy feliz!
​   William empezó a reír. Mako le miró, con lágrimas cayendo por sus mejillas.
   ​-Pero bueno... Supongo que es hora de que deje mi pluma. ¿Cuál sería un título apropiado para este libro?
   ​-La vuelta de la humanidad.
   ​-"La Vuelta de la Humanidad", ¡Me gusta! Espero que tenga un final más apropiado.
   ​Mientras reía, como si fuera un brisa verde jade, desapareció gracias a un viento inexistente de nostalgia.
   ​Mako cerró los ojos con fuerza, aguantando el dolor, rompiendo el lápiz, para luego poner su mano en el pecho y apretarlo con fuerza.
   ​-Tendrá un final apropiado, William el Sapo. Te juro que lo tendrá.

La Vuelta de la HumanidadWhere stories live. Discover now