George ya estaba en el Cuartel General junto a Clifford. Debajo de la sala de reuniones de los Grandes Sabios, había un gran salón de espera con varios sillones y mesas de vidrio, en una de ellas estaban junto a Mabel y Madison. Estaban esperando a Marianne y a Seth que llegarían juntos, mientras que Mako-Quien es a la que todos debían esperar-llegaría de las últimas.
   Cuando la pareja llegó, los cuatro se levantaron.
   -¿Como estamos, máquina?-Dijo Seth al saludar a George.
  -Nervioso, ¿Tú?
   -En las mismas.
   Las Tachibana se sentaron juntas en un sillón, y los tres hombres en frente. Aunque Clifford estaba ahí, George tenía la atención en su amigo.
   -¿Cómo estuvo lo de ayer?
   -Intenso, pero...
   -Exacto, detente ahí vaquero, debes empezar con los importante.
   -Lo sé, pero...-Tiró los ojos a un lado, indicando a su senpai.
   Seth abrió los ojos, sorprendido; y empezó a reír despacio. Ya sea suerte, o quizá un toque del destino, Clifford avisó que vendría en unos minutos, y se retiró del salón.
   -Eso es exactamente lo que necesitaba. Ahora, comienza a hablar-Aplaudió un par de veces-¿Qué sucede con Katherine?
   -Bueno...-Se dio cuenta que tenía la atención de las chicas del frente.
   Y le contó todo lo que había sucedido desde la cena, incluyendo los detalles de Virgil.
   -Cómo, ¿Cómo? Espera, ¿Y por qué lo haría?
  -Trabaja para la serpiente esa, la Cobra; necesitaba información no sé para qué.
   -Pero la información que le diste incluso la tengo yo.
   -Supongo que eso es una victoria.
   -Pero, ¿Por qué desnudarse?
   -Como si no quedaras anonadado cada vez que me saco el sostén-Dijo Marianne, antes de reír a carcajadas. Junto a ella, Mabel y Madison la acompañaron riendo.
   -Tu cuerpo es hermoso, no lo negaré, cielo-Dijo apuntando con el índice-Y eso va a otra pregunta, ¿Cómo era?
  -¿Qué cosa?
   -Su cuerpo.
   -¡Oye!
  -Era... perfecto.
   -¿Pudiste tocar?
   -¡Seth!-Este se burló con la lengua.
   -Bueno... contacto que ella forzaba.
  -Interesante... ¿Serpiente dijiste que era?
   -Sí, tenía un tatuaje demasiado bello. Un perro de tres cabezas que luchaba con varias serpientes, las cuales se entrelazaban hasta su brazo.
   -El... ¿Cómo se llamaba, joder? Lo que cuida las puertas del infierno.
   -¿El Cerbero?-Le ayudó Madison.
   -Eso, eso-Sacudió su cabeza, y volvió a su mejor amigo-¿Alguna vez sentiste o viste una luz reja saliendo de sus ojos?
   -Si lo dices así-George pensó un rato, pero además del neón al principio...-Nada.
   -Vale, para la próxima ten más cuidado, las serpientes son muy buenas para las ilusiones. Algunas con solo mirarte te ilusionan, y perdiste la pelea si no te diste cuenta.
   -Pues no creo que haya pasado, ella fue bastante... justa. Además de lo otro, claro.
   -Entiendo, entiendo...
   Este iba a seguir preguntando, pero de la esquina izquierda llegaron dos hombres: Eran los Guchi.

   El señor Shigeo Guchi venía junto a su kohai, Haireaki Guchi. Cuando entró, todos se levantaron y le dieron una reverencia. Él, con una sonrisa, les saludó con un ademán.
   El grupo se iba a sentar, pero Haireaki intervino.
   -George, ¿Podemos hablar un momento?
   Todos se miraron. Incluso Clifford, que estaba atrás de ellos, se devolvió.
   -Volveremos en un rato, hermano-Dijo Seth de la mano de Marianne, las otras Tachibana también se levantaron-Tómate tu tiempo.
   Desaparecieron, y los dos estaban solos.
   -¿Qué sucede?-Su toque era agrio, Haireaki se lo esperaba.
   -Me dijeron que te recuperaste rápido después de la pelea-Sonrió un poco-Yo estuve semanas en cama.
   -Me prepararon las mejores-Sonrió de vuelta.
   -Eso es verdad...
  -¿Qué necesitas?-Le cortó.
   -Vengo a darte mis disculpas. Sé que es demasiado para tan pocas palabras, pero... creo que lo que necesitaba era sacar la ira. El problema es que nunca fuiste tú la causa de esa ira, pero eras en quien yo me desquitaba.
   -¿A qué te refieres?
   -Puede que si conocieras mi historia... capaz entiendas un poco el desasosiego de todo nuestro asunto. Pero ahora no hay tiempo. He de disculparme porque Shigeo quiere hablar contigo, en la residencia de los Guchi.
   -¿Por qué?
   -Por el tema de los colmillos. Por el mismo tema que trataremos ahora.
   -¿Cuándo?
   -Sería bueno dentro de una semana. La idea es que vengas con Clifford o con alguien más.
   -Vale, lo pensaré.
   Mako abrió la puerta. Al mirarlos, se detuvo, impresionada.
   -Te dejo tranquilo, entonces. Gracias por escucharme.
   -Quizá eso es lo que todos necesitan.
   Con un ademán, se retiró. Mako llegó a su lado segundos después.
  -¿Qué fue eso?
  -Un hombre disculpándose.
   -¿Enserio? Me alegro.
   -Es algo por lo que alegrarse. ¿Cómo está todo? Te ves cansada.
  -Dormí poco, quizá Katherine te cuente, ¿Están todos dentro?
   -Están todos esperándote, Mako.
   -Entonces entremos, pues.
   La puerta se abrió, y la obscuridad de la pieza se inundó de la luz de fuera. Cuando todos entraron, el negro volvió a reinar.
   Fukusha prendió la lámpara del centro, dando un poco de luz al hombre que estaba en la silla.
   -Tú debes ser...-Pensó al aire-James Benjamín, ¿Verdad?
   El silencio le respondió. Su cabello ocultaba su cara, no se podía decir si estaba despierto o no. Mako dio una orden y un hombre que estaba a su lado agarró un balde de agua, y se lo lanzó al pecho. El agua rebotó en su cara, dejándolo un momento con la necesidad de respirar con la boca.
   -Gracias Mitsu. Ahora, como dije, ¿James Benjamín?
   El hombre no respondió.
   -Dije-Golpeó la mesa-¿James Benjamín?
   Él hizo un pequeño ademán.
   -Perfecto...-Estaba sonriendo, parecía alegre, aunque nadie lo compartía.
   Se tomó un tiempo para pensar.
   -... ¿Tu padre no es Benjamín Crusó? Lo recuerdo perfectamente-Soltó unas risitas-Era un buen hombre. Quería invitarlo, siempre que cometías algún error él venía y se disculpaba., y eso que no era tu senpai, ¿Sabías?
   -Mi padre está muerto-Dijo seco, con un nudo en la garganta.
   -Lo sé querido-Volvieron las risitas-No recuerdo bien, eso sí, por qué murió. ¿Por cáncer? ¿Por alguna enfermedad venérea?-Su cara se transformó en un segundo, mirándolo directamente con unos ojos penetrantes-¿O porque le dispararon en el pecho tras defenderte en una pelea contra serpientes?
   El hombre cerró los ojos con furia. Mako volvió a sonreír.
   -Sabes... Nunca pensé que te volvería a ver por aquí. La última vez me dijiste que desaparecerías, pero mírate. De nuevo en esta silla.
   James intentaba no mirarla.
   -Hagamos esto fácil... Déjame entrar...
   Al decirlo, La Sombra le cegó por un momento, dándole recuerdos de Secilia.
  -¿Por qué tan callado? Hagamos esto fácil. Déjame entrar.
   Era el mismo hombre en la misma silla, y Secilia estaba de la misma manera que su nieta.
   -Déjame entrar.
Let Me In
   -Let Me In-Repitió de La Sombra. Mako se levantó, con los ojos abiertos.
  -Exacto-Rió. Volvió al chico y golpeó la mesa-Déjame entrar...
   James la miró con los ojos como platos, rojos y con algunas lágrimas cayendo.
   -No...
   La sonrisa de Mako se hizo más grande.
   -Sí-Sus ojos mostraban una locura inexplicable.
   -No, no, no. Por favor, no.
   -Entonces, juguemos un rato.
   -Si, si, si.
   -Dime, James...
   -No quiero...
  -¿Qué sucedió el día viernes?-Su cara se convirtió en el demonio.
   -Ehh... Estaba junto a Oliver divirtiéndome un poco, y él... él... No por favor-Empezó a llorar, no podía con esa mirada.
   -Tranquilo. Cuenta.
   -Oliver trajo esa droga... Los colmillitos de rubí, y... Y lo consumimos todo. Fue poco, eso sí-Se detuvo para respirar, volvió a tener el control-Y fuimos a comprar más.
  -¿Dónde?
   -Eh...-No contestó.
   -Dime dónde, James.
Let Me In
   -¡No me acuerdo!
   Mako lo agarró de su cabello y lo estampó contra la mesa.
   George sintió una presión gigante en el pecho, en los hombros.
   -¡Dónde!-Le gritó en la cara, el hombre empezó a sollozar.
   -¡Mako!-Gritó a su vez Fukusha, esta se calmó.
   Y volvieron las risitas.
   Era algo que no tenía una sensación exacta: Extraño, un terror psicológico que a cualquiera lo dejaría loco. Estaba jugando con su mente, como un depredador juega con su presa.
   -Dime una cosa, James-Volvió la tranquilidad, junto con una sonrisa. Al momento, desapareció-¿Cómo se llamaba?
   -¿Quién?
   -La mula.
   -Ehh...
   -Yo sé que lo recuerdas. O si no...
Let Me In
   -¡Legión! ¡Su nombre era Legión!
   Mako empezó a reír. Al escuchar ese nombre, Los Guchi se miraron, y los DeLuca también.
   "Legión" Pensó George, junto a la imagen de Virgil "¿Será ella?".
   -Legión... su nombre era... Legión.
   La risa acabó.
   -¿Cómo era?
   -Era un hombre. Negro, alto, flaco.
   -¿Dónde fue?
   Ya no peleaba. Se podría decir que Mako estaba dentro de él, pero tanto ella como los otros Grandes Sabios y George sabían que no era así.
  Estar dentro era otra tortura. Era un Limbo.
   -Fue en la calle Ogre, en el centro norte.
   -Los franceses-Dijo Seth.
   Mako asintió.
   -Perfecto. Ahora, ¿Qué haremos contigo, James?
Let Me In
  -Por favor, eso no...
   -Está bien, está bien. ¿Søren?
   -Yo me encargaré, ¿Sí? Ya has hecho tu parte, querida. Rebecca, ayúdame-El Gran Sabio le hablaba a su kohai, que junto a ella sacaron el cuerpo del lugar.
   Mako sonrió y volvió a asentir. Se sentía orgullosa, una sensación triunfante que, de nuevo, nadie más la tenía. Algunos estaban confusos, otros estaban asustados.
   George intentaba unir las piezas que tenía, y no concordaban.

La Vuelta de la HumanidadWhere stories live. Discover now