Despertó de repente, en la misma reposera blanca del sueño anterior, con las mismas personas que estaban en ese sueño, en el mismo lugar: La casa de campo de Mako. Katherine, ya con los lentes de sol en su mano, lo miraba directamente, extrañada, con unos ojos opacos, obscuros.
   -¿Sucede algo, cariño?-Su voz era cautivadora. La había sentido cuando estaba en la oscuridad, su voz gritar su nombre, una y otra vez. ¿George? ¡George!-¿Un mal sueño?
   Pero George evitó la pregunta.
   -¿Cómo conozco este lugar?-Quería pensarlo, pero lo había dicho en voz alta. La gente que estaba a su alrededor se acercó, que extrañamente tenían los mismos ojos que Katherine.
   -Por mi-Dijo ella levantándose. A su vez, él se levantó, sin poder dejar de mirar sus pupilas.
Por mí
Bienvenido de nuevo, George
   Era esa voz de nuevo. Su respiración aceleró, al igual que su corazón. La sentía en todas partes, como si llegara a la vez en sus oídos de distintos lugares.
   Katherine lo miraba directamente. Esos ojos penetraban en su mente, que con una sonrisa la convertía en algo más tétrico. Los otros desaparecieron, estaban solos en una pradera, sin casa, sin piscina; en una arena suave, fina, que a sus pies descalzos hacía descansar. Entre ella, los matorrales de algo parecido al trigo estaban en todas partes, y le llegaban hasta las rodillas, pero más que molestarle, con un tranquilo movimiento rozaban su piel.
   La situación era la mejor para descansar, lo más tranquilizante, pero estaba aterrado ante ella. Paralizado, envuelto en terror.
   -Tú dijiste que ya había consumido-No sabía en realidad lo que significaba, hablándole directamente a Katherine, y a la vez hablándole a aquella voz que vigilaban por esos ojos-¿Qué quieres de mí?
Tienes razón. Mucha razón
  Los labios de Katherine se movían a la par que la voz salía a hablar, pero no molestaban a su cara tétrica.
Ya has consumido
Ahora
Serás recompensado
   -¿Qué? No ¡No!-Sus ojos se envolvían en negro, perdía toda la tranquilidad del trigo, del cielo anaranjado que dejaba suavemente al sol en el mar, de la fina arena que lo sujetaba del suelo; mientras veía acercarse a Katherine, a paso rápido, ya con los ojos de vuelta, sus ojos marrones que tanto apreciaba, como si hubiera recuperado el control. Lo agarró antes de que él se cayera, y antes de que lo negro absorbiera toda luz, los labios de Katherine se acercaron a los de George, y los besó.
   El beso no duró más de un segundo, al perder toda visión; envuelto en oscuridad, cayó torpemente en una arena gruesa y dura, con un color que George no podía apreciar. Todo había desaparecido, todo era negro ante sus ojos. Pensó estar ciego, pero si lo hubiera estado, no podría ver lo que estaba tocando sus manos, que aunque no podía ver el color de la arena, la veía entre sus palmas.
   Despacio, se levantó, intentando que esa abrumadora opacidad bajara, y poder ver donde en realidad estaba.  Sus sentidos volvieron con la bajada de temperatura, pero había algo diferente en el espacio, una resistencia diferente al aire, o al agua. De repente, George sintió un fuerte dolor en el pecho, en el cuello, mientras su respiración luchaba para poder escapar de él. La detuvo con fuerza, con desesperación, fallando al controlar sus emociones, mientras su cuerpo se movía sin problema de un lado para otro, en un lugar sin arriba, sin abajo, negro en todas las direcciones. Solo oscuridad, solo vacío.
   Sintió un movimiento, las sombras del vacío bailaban como una sola, de derecha a izquierda, con una velocidad que lo arrastraba y empujaba con la corriente que hacían; de izquierda a derecha, a su alrededor, en el exterior y en el interior. Su cuerpo se empezó a calmar, mientras este tipo de danza, una forma, se movía en espiral a su alrededor. A medida que la corriente tiraba de él, le golpeaba, no podía seguir peleando, pero el dolor que le apretaba en el interior del pecho fue nulo, al ver una masa gigantesca caer en el suelo al frente de él. Su cuerpo se tranquilizó, aunque se movía sin dirección alguna, escapando y volviendo al suelo una y otra vez; solo para ver dos ojos abrirse, blancos, potentes, que traspasaban a universos, llenos de estrellas y planetas, de brillos y oscuridades.
   -¿Dónde estoy?-Preguntó a los aires, al viento frío que traspasaba su cuerpo-¡¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?!
   De los ojos, vio como una boca similar a estos se abrió por debajo.
Observando
   -¿Observando? ¿A mí?
Aprender
Potencial
   -¿Aprender? Potencial... ¿Mi potencial? No... no estoy entendiendo-Su cuerpo, de nuevo, se estaba descontrolando.
Déjame entrar
Consume
   George empezó a gritar de desesperación, mientras que aquel ser no pronunció ninguna otra palabra, pero sus ojos lo miraban directamente a sus pupilas. Ya no podía con tanto, su cuerpo se estaba resbalando del suelo, como si la tierra diera vueltas y vueltas, y antes de desmayarse, vio como esa boca del infinito se abrió para decir algo nuevamente.
Paciencia
***

La Vuelta de la HumanidadWhere stories live. Discover now