Extra: Marianne, la Dragona Tachibana

0 0 0
                                    

Al llegar a la casa de Mako, Katherine se tomó un tiempo para dejar sus cosas en la pieza de abajo, que todas habían acordado que sería su habitación desde el miércoles pasado. Era el momento perfecto para preguntarle a Mabel, que estaba ordenando la mesa para jugar al shogi, acerca de lo que su hermana mayor le había advertido.
​   Y de algún modo pudo ver en sus ojos que algo si pasaba.
  ​-Entonces, Bel, ¿Como van las cosas?-Le preguntó, apoyándose en una de las sillas.
   ​-Pues como siempre, nada nuevo que comentar.
   ​-¿Segura?
   ​-Claro-Se detuvo, y le miró con los brazos en la cadera-¿Qué sucede?
   ​-La otra vez fuiste a entrenar, vi el cuaderno y estuviste bastante tiempo. Además, el martes y miércoles no fuiste al trabajo; Keg en un momento me llamó para decirme dónde estabas, cosa que es también raro. Para una persona que solo entrena cuando debe pensar, y que nunca falta en el trabajo, ¿Debería preocuparme?
   ​-No, no lo hagas-Suspiró, tirando la mirada hacia un lado-Tuve mis motivos para no ir, y fui a entrenar porque quise y punto, no hay algo malo en eso, ¿No? Ustedes siempre entrenan.
   ​-¡Pero tú nunca lo haces!-Se escucharon las pisadas de Katherine por el pasillo-Esta conversación no ha acabado.
   ​-De hecho, hermanita, si acabó. No hay nada de qué preocuparse, ¿Sí?
   ​-Estoy lista-Dijo la más pequeña, uniéndose al grupito, sin captar nada de la conversación.
​   Tanto Marianne como Mabel cambiaron completamente de ambiente cuando llegó, como si nunca hubiese pasado algo. Se rieron un poco, y Mary se despidió para ir a comprar, que terminó con una especie de amenaza con los dedos y los ojos entre las hermanas. Rápido, fugaz, que solo ellas dos entendieron.

   ​Debía esperar a Madison para que la viniera a buscar. De paso, le escribió a Seth que estaría con sus hermanas antes de ir a trabajar, por si pasaba cualquier cosa; y le marcó a Mako.
   ​-Hermanita-Dijo al contestar.
   ​-Kit Kat ya está en la casa, ahora vamos a ir a comprar las cosas. ¿Crees poder llegar como a las nueve?
   ​-Ni idea, Mary. Tengo demasiado papeleo. De hecho, me gustaría que llevases a Kat luego de la cena.
   ​-Bueno, pero... ¿Como van las cosas de la misión?
   ​-Bien. La semana que sigue Serpiente te pondrá al tanto de todo lo que ha pasado.
   ​-¿Y es demasiado?
   ​-No, pero es complicado. Se ha vuelto complicado, parecido a un trabajo de Kyobu-Eso les sacó una sonrisa-Dile a Kat que hay mucho trabajo, pero que mañana la estaré esperando en el dojo.
   ​-Anotado.
   ​-Ahora te mando la lista de lo que tienen que comprar, ocupen mi tarjeta.
   -Vale.
   -¿Algo más?
   ​-Hablé con Mabel, me dijo que no debía preocuparme. Pero lo noto en los ojos, algo tiene.
   ​-Entiendo, no eran solo suposiciones. Mantente atenta.
   ​-Lo sé.
   ​Se despidieron, y cortó la menor. En un par de minutos más, el lambo estaba en frente.
   ​-¿Buscando a alguien en especial, señorita?-Dijo con una sonrisa, bajando la ventana.
   ​-Buscando a alguien para poder divertirme, si sabes a lo que me refiero-La otra se sostuvo en el marco de la ventana.
   ​Madison abrió las puertas, y rieron a carcajadas. Sin dejar de reír, entró en el auto y se saludaron como siempre.
   ​-¿Tienes la lista?
   ​-Si. Mako me la mandó, me dijo que no podría llegar para cenar, que llegaría muy tarde, y que debía llevar a Kit Kat a su casa.
   ​-Lo hago yo, no te preocupes.
   ​-Gracias. Había pensado en irme temprano, pero sería cagar la fiesta. Contigo me puedo relajar-Madi le frotó la mejilla con cariño-Además, ya que estamos, quiero que le tengas un ojo a Mabel.
   ​-¿Por?
   ​-Ha estado actuando raro, haciendo cosas que la Mabel normal no hace. Lo noto en sus ojos.
   ​Madi asintió un par de veces, mirando las calles; y suspiró.
   ​-¿A qué te refieres con notarlo en los ojos?-Miraba hacia adelante, pero cuando podía movía la mirada hacia su hermana.
   ​-Ya sabes, esa desconexión del mundo real, como si estuviera conectando pensamientos en su cabeza, y que algunas veces falla y puedes ver esa confusión.
​   -¿Ves confusión en su cara?
   ​-Algo más. Pero si, algo así.
   ​-¿Quieres que le pregunte directamente, o ya lo hiciste?
   ​-Ya lo hice, pero mi manera no funcionó. Quizás tu puedas persuadirla, no lo sé. No creo que tenderle una trampa sea la mejor solución.
   ​-Te ves preocupada.
   ​-Yo soy la consternada en la familia, no ella-Rieron, pero no fue chistoso-Mira, si no fuera por el ataque de pánico, no creo que me hubiese dado cuenta. La semana de receso me dio nuevas perspectivas, y una de ellas fue la suya... No quiero que sea algo malo con Keg, yo creo que eso me tiene preocupada.
   ​-¿Piensas que tiene un problema?
   ​-Seguramente, pero no quiero que Mabel se quede callada por, no lo sé, miedo... o amor, incluso.
   ​-¡¿Piensas que hay violencia ahí?!
   ​-No puedo dejar de pensarlo...
   ​-Las Tachibana no somos así.
   ​Mary resoplo irritada.
   ​-Ni drogadictas, ni delincuentes, ¡Ni putas asesinas!-El grito espabiló a Madison, no se lo esperaba-¿Qué?¿O no lo somos?
   ​Mabel quiso parar el carro, pero solo bajó la velocidad y puso su mano en el muslo de su hermana, mirando a otro lado que no fuese ella.
   ​-¿Cuándo fue la última vez que mataste a alguien, Madison? Dime, ¿Alguna vez has matado a alguien que te has follado?¿Hmm? Ciertamente las Tachibana no somos personas que callamos ante los gritos o golpes, pero Mabel tendría una razón, y estoy segura de que Keg es la causa de todo.
   ​Ahora si dejo el auto a un lado, y lo apagó.
   ​-¿Por qué piensas eso?¿Cuál es tu razón para decir que Keg podría hacer algo así? ¿Por qué Mabel se callaría?
   ​-He notado cierta tensión entre ellos hace meses, y no lo podemos negar-Madison incluso asintió-Como que Keg siempre está preguntando donde está, mientras que Mabel intenta evitarlo, ¿Tú crees eso normal?-empezó a toser, más agresivamente que lo normal.
   ​-No creo que yo pueda opinar sobre ese tema, pero no, no es normal. Aun así, no creo sea que algo con Keg, estoy segura de que Mabel nos lo hubiera dicho... ¿Estás bien?-Terminó preocupada por la tos.
   ​-Si, estoy bien-Se aclaro la garganta. Iba a seguir, pero Madi le interrumpió.
   ​-¿Estas tomando pastillas?
   ​-Ehm... para dormir, y... antidepresivos. Pero eso no es él te...
   ​Madison le agarró el mentón, y la miro directamente a los ojos.  Tuvo un momento mirándole, y se le acercó para olerle.
   ​-¿Y las galletas?-Mary se soltó con fuerza-¿Sigue teniendo de esas galletas, incluso en la casa de Seth?
   ​-Seth no tiene problemas con ellas, sabe que son medicinales.
   ​-Pero la idea de medicina son los antidepresivos y la meditación.
   ​-Ellas no son el problema.
   ​-Se que no son el problema, pero que las tengas lo son. Sabes que me dan igual las drogas, pero que tú las consumas en una casa prácticamente ajena, porque te recuerdo que Seth lo conociste meses atrás; eso es lo que me irrita. Y lo sabes bien... Estás paranoica, desde el momento que entraste en el lambo te encontraba impaciente, te veías agitada, mirabas por la ventana como si te estuvieran siguiendo todo el rato o algo.
   -¿Y qué crees que se siente ser Kyobu?
   -Esta semana-Le cortó-la descansaste, ¿Verdad?
   ​-Obvio.
   ​-¿Completa?
   ​-Bueno... fui algunas veces a la UP.
   ​-¡Pero Marianne!
   ​-¡Es mi trabajo, joder! ¿Qué quieres, que lo pierda? No es como el tuyo, yo debo ser constante, puedo desaparecer en cualquier momento, puede salir alguien mejor que yo y pierdo casi literalmente mi trabajo.
   ​-Te está haciendo mal. Estás nuevamente perdiendo el control.
   ​-No. Una cosa es que nunca he podido tomarlo, y otra es que puedo suprimirme.
   ​-¿Y quién te dijo que no podías?
​   -No es que alguien me lo hubiera dicho, estoy harta de intentarlo, y salir dañada en el intento. No hay forma de que alguien me ayude.
   ​-¿Y Sergio?¿Por qué terminaste con él?¿Qué paso con las sesiones?
   ​-El Doctor K. me ayudó mucho en su momento, y cuando sentí que ya no podía avanzar, que ya estaba prácticamente bien, dejé de ir.
   ​-¡Pero Marianne! Así no funciona...
   ​-He estado bien, no he perdido tanto el control, ¿Vale? Ahora, ¿Podemos seguir? Que nos están esperando.
   ​Madison movió la cabeza de lado a lado, y prendió el lambo. Yendo por el supermercado, la tensión desapareció, y volvieron a obtener esa conexión tan fuerte que les representaba.
​   Pero su hermana tenía razón, y ahora ella lo estaba viendo claramente. Sus ojos se movían con rapidez mientras caminaba, intentaba identificar a cada persona que se les cruzaba, o que no querían ni pasar por su lado. Era un instinto que había crecido desde que era pequeña, pero que durante esos días crecía como una maleza.
​   Madi la sacaba de su cabeza como podía, con abrazos, hablándole de los productos y de la comida, de la lista y de cualquier cosa que no fueran esos demonios que las dos sabían que tenía.
​   La comida fue sencilla, las tres Tachibana le dieron completa atención a la niña, respondiendo preguntas, y contando historias de dragones de por allí y por allá. Pero cuando Katherine se fue a la cama, tampoco sabían para qué y no preguntarían, tanto Mary como Madison empezaron a mirar a Mabel con una mala espina. Querían que hablara, que lo soltara de una vez, pero resistía como el metal. Hablaba de problemas en el trabajo, de su mala técnica, de otras cosas que ellas sabían que no era la importante.
​   Mako llegó poco después de que Katherine se quedara dormida. Madison le despertó, y se la llevó a su casa, mientras que Marianne se quedó un poco más, ayudando a ordenar y lavar. Pensaba que su hermana mayor sería partícipe de la presión, pero en realidad estaba en el bando contrario, y eso le hizo enojar.
​   Terminó de secar los platos, y se despidió. Se subió a su moto y la prendió sin descanso alguno, sin ni siquiera ponerse el casco. Iba a su casa, dónde seguramente Seth le esperaba con una taza de té, mientras este seguía estudiando; pero cuando pasó cerca de una de las entradas de la UP, se detuvo, miró hacia los dos caminos que quería tomar, y prefirió retroceder.
​   Al entrar en la UP se llenó de esa pasión entre los gritos y la gente que se amontonaba en las graderías, haciendo un círculo hacia el cuadrilátero, una zona de batalla de arenisca, que mostraba los siglos que tenía. Fue a su camarín, todavía con voces en su cabeza, la de sus hermanas, las de Katherine y de su novio, que se revoloteaban y peleaban una contra la otra. Estaba aquí para sacarlas, era la única forma de hacerlo.
​   Esperó a que su nombre fuera gritado por el presentador, y caminó con los hombros erguidos, pero el tronco un poco hacia adelante, mostrando esa brutalidad y superioridad que siempre ha demostrado. Esa noche se peleaba por el campeonato femenino, su rival no era cualquiera.
​   Las dos ya presentadas, y preparadas para el combate, Mary no dudó en empezar lanzándose hacia ella, y derribándole con una lanza en el pecho. Golpeó varias veces con la mano empuñada, y sintió las piernas de su rival tirarla hacia adelante. Rodó con facilidad, y ya de pie se giró, encontrando el pie de la mujer en frente, golpeándole en la sien.
​   Mientras recuperaba la visión, que se había nublado y multiplicado por el golpe, escupió, y se volvió a lanzar.
​   Las voces habían desaparecido, ahora estaba concentrada en la pelea. Pero algo estaba fallando, cada golpe que Mary daba, era esquivado, para luego la otra golpearle de vuelta.
​   Con una patada hacia la nariz, Marianne cayó hacia la arena, rebotando un par de veces. El réferi empezó a contar, pero Mary, al verla, se concentró en sus labios, mientras decía cosas que captaba a veces.
   ​-¿Acaso vas a llamar a tus hermanas ahora para que te ayuden?
​   El dolor convertido en rabia se expulsó de su cuerpo con un grito tenebroso, y se levantó de un salto. Al estar a su lado, agarró el puño de su contrincante, y le golpeó en la nariz con la cabeza. Le agarró del pelo, y en la reja del borde de la arena, la mandó un par de veces y luego la pasó desde arriba para abajo, y para los lados. Retrocedió, y le dio una patada espartana.
​   La chica empezó a gritar, con la nariz rota saliendo sangre a montones, pero Marianne no se contuvo. Le agarró del talón, y la atrajo hacia ella.
   ​-¡Suéltame, monstruo!-Gritó la otra, con una mano en su cara, para patear a la Tachibana en el ombligo, y zafarse del agarre-¡Eres un puto monstruo enloquecido!
   ​Intentó escapar, pero Mary, enfurecida y fuera de sus cabales, le pateó por fuera de la rodilla, cayendo en el suelo. Le golpeó con la rodilla en el centro de la espalda, y moviéndose en media luna para poder quedar en frente, quedó en el aire, puso la cara de la mujer en la tibia derecha, y cayó, sintiendo como su nariz se trizaba.
​   La campeona de la UP quedó inconsciente, y entre medio de la furia, escuchó como la gente, enloquecida pero amando el combate, le gritaba de vuelta.
   ​-¡Marianne! ¡Marianne! ¡Marianne!
​   Entre la confusión en su cabeza, resonando una y otra vez el grito de la mujer, levantó los brazos, gracias al agarre del réferi, y miró a su público. Recibió el título, y celebró durante un buen rato, yendo y viniendo por la reja del cuadrilátero.

​   Ya al terminar, y viendo lo tarde que era en su reloj, corrió escaleras arriba hacia su moto.
​   Antes de llegar, vio como dos hombres tenían encerrada a una chica, no más de quince años, que parecía estar llorando. Todavía con el "Monstruo" en su cabeza, con las voces de sus hermanas, con los gritos de Madison; guardó las llaves, y corrió hacia estos.
​   Los dejó en el suelo, y les golpeó y golpeó hasta sentir sus nudillos romperse, sangrar y doler.
​   La niña lloró, y corrió hacia la oscuridad, perdiéndose por las calles del centro.
​   Se tiró hacia un lado, mirando la masacre. Quizás estaban vivos, seguramente estaban perdiendo el conocimiento; ahora con el control en su cuerpo, en sus acciones, empezó a llorar, y golpeó la pared, sintiendo como el roce con el concreto fue amortiguado por la sangre en la que su mano estaba bañada.
​   Era un monstruo. No, había un monstruo dentro de ella que no podía controlar, que carcomía sus pensamientos, la luz interior, y que crecía cada día que pasaba.

La Vuelta de la HumanidadWhere stories live. Discover now