≽˖՞💜 ۫ ۫։ຼ ۪۪۫۫ mingi atrapó un beso
volador, riendo como
un niño avergonzado.
yunho sonrió encantado,
hasta que el siguiente beso
fue aplastado como a un...
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Había tanto ruido que la gente comenzó a salir de sus casas para ver lo que estaba pasando en el vecindario. La casa de los Song estaba siendo vandalizada por un grupo de jóvenes, habían escrito y dibujado obscenidades con pintura y tirado papel y basura en su porche delantero.
Los vecinos cuchicheaban entre ellos con morbo por la situación.
Cuando el padre de Mingi llegó esa noche del trabajo, la policía ya había ahuyentado a esos delincuentes y había tranquilizado a los vecinos, ingresó rápidamente a su hogar, tan confundido y aterrado por no saber lo que estaba pasando. Gritó por el nombre de su esposa y la encontró en la habitación de su hijo, quien lloraba silenciosamente aferrado a ella.
―¿Qué fue lo que pasó? ¿Están bien? ―preguntó Minsoo sentándose del otro lado de la cama de su hijo.
Mingi no se atrevía a mirarlo a los ojos.
―¿Por qué le hicieron esto a nuestra casa? ¿Por qué escribieron esas cosas en las paredes? ―preguntó de nuevo, desesperado porque no le respondían.
Song Yugi tomó el brazo de su esposo y con su mirada le pidió silencio. Ella había pasado las últimas horas tratando de hacer que su hijo le hablara, pero su pequeño sólo había llorado y había pedido disculpas unas cien veces antes de por fin quedarse dormido, aunque eso sólo duró un rato. Cuando la policía se fue, la angustia de Mingi regresó.
―¿Hijo? ―Minsoo bajó el tono de su voz.
Mingi lo miró por fin, pero sabía que cuando les dijera lo que había sucedido, sería su fin.
―En la mañana recibiste visitas de tus amigos, pero muchas de las personas que vinieron no lo eran ―señaló―. ¿Y ahora esto?
Yugi colocó la mano en la mejilla de su hijo y le asintió lentamente, afirmándole que podía hablar con ellos sin miedo.
A Mingi le costaba mucho poder hablar, sentía tanta pena que podría morir; trató durante todo el día de buscar las palabras correctas para decirle a su madre, pero le era imposible, no había una forma correcta de decirlo. Su madre y su padre no se merecían lo que les había hecho, no podía traer la vergüenza a su familia de esa manera. Sin embargo, callarse era inútil, iban a enterarse en cualquier momento, podrían ver ese video o escuchar rumores, la escuela podría enviar un acta o sus compañeros podrían seguir yendo a su casa.
Mingi no estaba preparado para toda esa exposición.
―Mami, papi... ―sollozó cuando encontró su voz―. Pasó algo...
Yugi y Minsoo se miraron entre sí por un segundo.
―¿Qué fue, cariño? ―preguntó su madre en un tono bajo, emanando feromonas que intentaban tranquilizar a su bebé.
