≽˖՞💜 ۫ ۫։ຼ ۪۪۫۫ mingi atrapó un beso
volador, riendo como
un niño avergonzado.
yunho sonrió encantado,
hasta que el siguiente beso
fue aplastado como a un...
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Hongjoong ahogó un grito de sorpresa al ver, de cerca por fin, a su dongsaeng con ese disfraz de Gatubela. Se veía tan... apetecible. Sus grandes muslos se marcaban en esos apretados leggings, su enorme trasero parecía querer romperlos.
―De nuevo, ¿en serio no tenían a Batman? ―preguntó Jongho a su lado, riéndose a expensas de él.
Mingi abultó los labios y le sacó el dedo a su amigo. Este alzó ambas manos en señal de rendición y salió de la habitación con su disfraz de Robin en manos.
―Hyung, el tuyo es genial ―puchereó Mingi, viendo al líder vestido de El Joker.
Los cabellos antes blancos de Hongjoong estaban rociados por aerosol verde, haciendo que su piel se viera aún más pálida.
―Yeosang es Harley Quinn, y se ve mejor que yo ―se quejó nuevamente quitándose el antifaz, moviéndose incómodo―. ¿Cómo logré entrar aquí? Esto es látex inflexible, totalmente inflexible.
Habían grabado una pequeña presentación con esos disfraces y Mingi ni siquiera podía moverse cómodamente. Los ajustados leggings incluso chillaban cuando él caminaba.
―Por suerte ya te lo puedes quitar ―aplaudió Hong, acercándose a él para ayudarle a desprenderse del traje.
Hongjoong había seguido al incómodo dongsaeng en ese traje hasta aquella habitación, donde la mayoría de los miembros ya se habían desvestido y cambiado.
Lo que no esperaba era verlo tan duro dentro de este, y no se refería precisamente a su postura. Mingi puso ambas manos sobre su ropa interior al notar su enorme problema y sus mejillas se encendieron en fuego cuando notó que su hyung favorito no apartaba la vista de él.
―Hyung... ¿Me pasa mis jeans? ―Mingi señaló con la cabeza detrás de Hongjoong.
Hongjoong trastabilló y se dio la vuelta, mordiendo sus labios inferiores con fuerza. Su dongsaeng estaba semi desnudo, sonrojado y duro.
―Aquí están ―murmuró pasándole los jeans al menor―. ¿Seguro que quieres ponértelos? ―preguntó bajito, sorprendido de su enorme atrevimiento.
Mingi alzó la cabeza de repente, apretando sus genitales entre sus manos sin conciencia. Chilló bajo y negó rápidamente, luego asintió.
Hongjoong rio bajito, trabando la puerta con pestillo. Se acercó a su menor y sin que este pudiera darse cuenta, acercó sus labios al cuello del más alto, tomándolo con fuerza de la nuca. Otra mano apretó su pecho y jugó con su pezón suavemente, con temor a asustar a Mingi.
Mingi jadeó, sin embargo, no se apartó de él. Dejó que su mayor lo aprisionara contra la pared y le besara el cuello a su antojo.
―¿Puedo? ―preguntó Hongjoong, en un susurro, llevando la mano hasta el elástico de la ropa interior de Mingi.
El deseo más grande de Hongjoong era tomarlo sobre aquella mesa, sin embargo, no podía hacerlo. No si quería ser cuidadoso con su delicado cuerpo. No quería lastimarlo.
El rapero menor asintió, extasiado. La ágil lengua de su hyung favorito se introdujo en su boca, sin él poder hacer mucho por seguirle el ritmo. Las manos de Hongjoong acariciaron sus muslos después de bajarle la ropa interior de un tirón. Chocó sus cuerpos con impulso, sintiendo la erección de Mingi en su ombligo.
Con un chasquido de sus lenguas, Hongjoong se apartó, oyendo con placer el quejido de Mingi. Sin embargo, él ya no podía esperar. La erección de Mingi aguardaba, dura y goteante. Se puso de cuclillas, sin despegar la vista de los ojos aguados de su chico, sacó su lengua y lamió la extensión desde las bolas hasta la punta.
Mingi ahogó otro gemido, mordiendo su dedo índice. Hongjoong repartió lengüetazos tratando de lubricarlo lo más posible, succionó y apretó con sus labios, incentivado por los sonidos ahogados de su chico. Mingi trató de apartarse, siendo retenido por el mayor, jadeó e intentó hablar, no obstante, su orgasmo fue más rápido.
Hongjoong tragó el semen del menor y lamió los restos que quedaron en su rostro. Mingi estaba tan rojo que causaba ternura y pena ajena. Ver a su hyung arrodillado frente a él, con ese rostro tan hermoso y manchado con su semen, hizo que se le parara de nuevo.
―Hyung... ―lloriqueó el menor―. Deseo más.
Hongjoong sonrió, acunando el rostro ajeno, extasiado cuando el menor buscó tomar sus labios. Se apartó.
―Cuando lleguemos a casa.
Se acercó a la puerta, sonriéndole con coquetería antes de marcharse.
Al llegar a casa, Mingi esperó pacientemente a que anocheciera. Compartir habitación con su hyung favorito jamás había sonado tan excitante.
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