≽˖՞💜 ۫ ۫։ຼ ۪۪۫۫ mingi atrapó un beso
volador, riendo como
un niño avergonzado.
yunho sonrió encantado,
hasta que el siguiente beso
fue aplastado como a un...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yunho colocó sus manos encima del trasero de su novio, quien dormía boca abajo, y apretó con diversión, tratando de despertarlo. Mingi se removió, agitando el trasero de lado a lado para que el mayor quitase sus manos de encima.
―Mmm... Yunho... ―Mingi se quejó al darse cuenta de que el mayor no iba a detenerse.
―Tienes que levantarte, flojo ―dijo con voz aniñada, abrazándolo por la cintura al acercarse y susurrar en sus oídos.
Mingi gruñó ahogado en la almohada y se colocó de lado a duras penas, viendo al mayor con el ceño fruncido y los labios abultados. El chico de cabello azul tenía una sonrisita traviesa en el rostro y ojos pícaros, mientras su mano seguía presionando una de las nalgas del menor.
―Puer... co ―moduló Mingi, sacándole la lengua y ocultando su rostro nuevamente.
―Vamos. ―Yunho volvió a insistir, besando la marca de nacimiento en la espalda de su novio―. Tenemos que arreglarnos ahora; traerán cámaras ―murmuró, picando las costillas ajenas a la vez que apoyaba la cabeza en sus omóplatos.
Mingi bufó, rezongando en voz baja. Tenía tanto sueño y cada músculo de su cuerpo estaba adolorido, necesitaba descansar, no trabajar más. Sin embargo, se incorporó en la cama y frunció el ceño molesto al darse cuenta de que Yunho aún estaba desnudo también.
―¿Por qué me apuras? Ni siquiera estás vestido todavía ―gruñó el menor, acercándose a él para hundirse entre sus brazos y cerrar los ojos de nuevo.
Mingi sintió la pierna de Yunho colarse entre medio de las suyas y abrirlas, al mismo tiempo que pasaba la mano por toda su espalda hasta llegar a su trasero.
―Tu trasero es tan grande ―murmuró Yunho, pillizcándolo con diversión.
―El tuyo también lo es... ―Se escuchó la voz de Mingi en tono bajo y ahogado.
―Pero el tuyo es más lindo ―refutó, lamiendo el cuello de Mingi.
―Eres muy pesado, déjame en paz. ―Mingi se removió entre los brazos ajenos, mas no se quitó porque el mayor estaba muy calentito.
―Eres tan tímido en la cama ―rio Yunho, apretando el cuerpo del alto mientras este seguía quejándose con pequeñas risas que trataba de ocultar en el pecho pálido de su novio.
Aquello sólo causó que, minutos después, la parejita se observara mutuamente, con cariño.
―¿Tenemos tiempo para un rapidito antes de que vengan a grabar? ―preguntó Mingi, apoyando el mentón en el esternón de Yunho.
Mingi no siempre era tan tímido.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
