~• Prólogo •~

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Hoy es la primera vez que veo a mi padre, tengo seis años, escuchaba una discusión junto a mi hermana mayor escondida en el armario.

— ¡No voy a ir allí! — gritaba la loca de mi madre, que llevaba maltratándome desde que tengo uso de consciencia.

— Lo necesitas, yo llevaré a las niñas con unas amigas que cuidarán bien de ellas — hablaba calmado.

— Esas niñas no me importan, me abandonaste cuando Amelia nació y ahora quieres hacer de padre, vete de aquí, ¡Ahora! No pienso ir a un psiquiátrico porque tú lo digas — empezaron a escucharse cristales romperse.

Golpes constantes, mi hermana me abrazaba asustada.

Los golpes cesaron, y unos pasos subieron las escaleras hasta las habitaciones — ¿Niñas? — era nuestro padre. Estábamos tan asustadas que no nos movimos — Niñas, soy yo, papá — caminó un poco más — no os voy a hacer daño, os llevaré a un lugar seguro lejos de ese monstruo.

Mi hermana y yo nos miramos, nos separamos una de la otra saliendo del armario — Oh, ahí estáis — habló con una gran sonrisa — Mis niñas, May y Amelía, sé que llego tarde, pero os llevaré conmigo.

Me cogió en brazos, no dije nada solo me mordía el dedo pulgar, agarró a mi hermana de la mano. Salimos de casa y nos metió en un coche.

— ¿Y mamá? — preguntó mi hermana

— No te preocupes por ella, cariño — decía poniéndole el cinturón — Ella ahora está en un lugar mejor, con personas que la ayudarán.

Mi hermana no dijo nada más, condujo unas largas y míseras horas. Me dormí durante todo el camino al igual que mi hermana.

Cuando desperté estaba en los brazos de mi padre — Este será vuestro nuevo hogar.

Un barrio de mala muerte, un edificio que parecía que en algún momento caería en pedazos.

Entramos subiendo las escaleras, no sé cuántos pisos subimos, llamó a una puerta y abrió una mujer vestida de forma provocativa, detrás de ella había un par de mujeres más vestidas de la misma manera

— ¿Esas son las niñas de las que me hablaste? — decía con una pequeña sonrisa, recuerdo que era pelirroja, un rojo muy intenso y rizado.

— Si — me entregó a la mujer poniéndome en sus brazos — Vendré de vez en cuando, ya sabes que siempre estoy muy ocupado.

— Si, ya, tienes las puertas abiertas cuando vengas — no estaba muy convencida de sus palabras.

Él se fue, no sabía que él jamás volvería y que ellas eran prostitutas, aquí comienza mi verdadero infierno.

Mi Reina ✓ Completa  [#I Saga emperadores de la mafia]Where stories live. Discover now