Amelia
Hoy es el día de mi boda, veintiocho de marzo de dos mil veinte. Estaba que se iba a salir el corazón por la boca.
Estaba en una de las habitaciones donde se hará la ceremonia junto a mi hermano y mi cuñada, eran las seis de la mañana y no paraba de beber champán.
— Te vas a emborrachar antes de llegar al altar — dice Elena quitándome la botella.
— Estoy muy nerviosa. Nunca he sido la protagonista en nada — de un trago me bebí lo que había en la copa — No me gusta ser el centro de atención.
— ¿Qué no quieres ser el centro de atención? — dice Alessandro levantando una ceja — Has prohibido que se hagan pedidas de matrimonio y revelación de embarazo para tener toda la atención.
Me di la vuelta porque le estaba viendo a través del espejo del tocador — Ya que somos los protagonistas vamos a serlo de verdad.
Los dos rieron a carcajadas. Entré cerré los ojos, estaba muriendo de sueño.
La ceremonia es a las doce y media, ya tenía que estar levantada tan temprano. Vaya mierda.
— Te veo cansada — habla la pelirroja después de la carcajada.
— No he dormido en toda la noche de los nervios — volví a mirarme en el tocador.
Miré mis manos llena de anillos. Me los quité todos dejándolos en el tocador, quiero ir preciosa y bueno los anillos de plata no ayudan, ahora solo quiero llevar mi alianza en la mano.
Llamaron a la puerta, eran las peluqueras y los esteticistas, no solo me arreglarían a mí, también a mi cuñada y a mi hermano. Sentía que me iba a dar un infarto en cualquier momento.
La peluquera comenzó a peinarme a la vez que la esteticista me hacía la manicura. Tenía todo el tiempo los ojos cerrados, no quería verme hasta estar lista.
La peluquera iba a ponerme el tocado con pequeñas flores, pero entró alguien por la puerta — No le pongas eso — abrí los ojos, rápidamente me di la vuelta solo viendo a Aliona con una caja grande negra entre sus manos, por el momento la habían peinado.
— ¿Qué haces aquí Aliona? Deberías de estar con Damon — digo levantándome del asiento, menos mal que habían terminado de hacerme la manicura.
— En las bodas siempre hay que llevar algo azul, algo viejo y prestado.
— Si, lo sé. Azul es la liga, viejo los pendientes y prestado... — hostia, no llevo nada prestado, ¿qué hago ahora? — Creo que voy a infartar.
— Por eso vengo, te voy a prestar algo — abrió la caja viendo una preciosa corona con diamantes azules y hojas hechas de diamantes a su alrededor.
Me llevé las manos a la boca — Dios mío Aliona es precioso.
— Esto es lo que llevé el día de mi boda cuando me convertí en la reina de la mafia. Se lo iba a dar a algunas de mis hijas cuando se casarán, pero ninguna de ellas va a ser la reina de la mafia como lo fui yo, tú serás la reina, por lo tanto, te lo doy a ti — algo más que sentía que no podía aceptar.
Sé cómo es y con las joyas que me dio la difunta abuela Petrov no estoy en posición de quejarme — Gracias — se me saltaron las lágrimas y la abracé — ¿Sabes que eres la mejor suegra del mundo?
— Me alegro de serlo — nos separamos del abrazo, cerró la caja y me lo entregó — Nos vemos en la ceremonia, mi amor — me dio un beso en la mejilla y se marchó.
Llegó el fotógrafo después de que me maquillaran. Me puse el primer vestido, sí, el primer vestido voy a llevar tres durante el día. Este es estilo princesa de manga larga con transparencia en los brazos y en la zona de los hombros con encaje brillante. Una gran cola.
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Mi Reina ✓ Completa [#I Saga emperadores de la mafia]
Romance⚠️SE RECOMIENDA LEER EN ORDEN POR LOS SPOILERS⚠️ Hellen Widmer/Amelia Müller Mi vida nadie la querría, soy tan desgraciada, están difícil todo para mí, tan difícil que quiero morir. Me drogo, bebo y tengo un novio que es abusivo y me prostituye. Est...