~• Capítulo 22 •~

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Amelia

Desperté en plena oscuridad, una luz estaba encima de mi cabeza. Levanté mi torso sin conseguir ver nada, sé que estaba sobre una cama.

Quise levantarme, pero había una cadena en mi tobillo, mi miedo salió a la luz, tiré de la cadena una y otra y otra vez.

Quise chillar, pero de mí no salía la voz. Escuché unos pasos que venían hacia mí.

Me alejé chocando mi espalda con el cabecero de la cama, vi su silueta reconociéndolo al instante, Giovanni Widmer — Te encontré Hellen, eres mía, solo mía — extendió su mano hacia mí.

Abrí los ojos sobresaltada con un grito sonoro, con lágrimas en los ojos, levantando mi torso hacía delante.

Por culpa de esto asusté a Damon que dormía a mi lado — Amy — se levantó con rapidez a abrazarme.

No podía parar de llorar — Viene a por mí — dije entre sollozos.

— No, él no está aquí Amy, mi pequeña fierecilla — pasó sus brazos por debajo de mis rodillas subiéndome a su regazo — Él está muerto, él está muerto — acariciaba mi cabello mientras me acunaba.

No es la primera noche que me calmaba de esta manera, me sentía protegida cuando él me abrazaba o solamente con que estuviera a mi lado.

Mi cuerpo dejó de temblar y mis llantos cesaron después de un rato, Damon estuvo ahí consolándome — Recuerdo cuando me pusiste el primer apodo — me quité las lágrimas de debajo de mis ojos para mirarlo.

Se le notaba cansado, me sentía mal por despiértalo, pero no pude evitarlo, las pesadillas me atormentan cada vez que cierro los ojos. De sus labios salió una sonrisa — ¿Cuál fue? No lo recuerdo.

— Fue pequeña lobita.

Su cambio de expresión me mostró que se acordó — Es verdad, ahora lo recuerdo, ¿cómo pude olvidarlo? — se rio.

— Me has puesto tantos apodos que olvidaste el primero que me pusiste — reí, se me había pasado el mal estar gracias a él.

Nos reímos juntos durante un rato, volvimos a tumbarnos abrazados.

Desperté a las siete de la mañana con la voz de Ivanna — Venga cariño, despierta que hoy es un nuevo día — me froté los ojos, sabía que Damon no estaba porque me estaba despertando ella.

Damon lo hace con besos y susurros. Ivanna lo hace quitándome las sábanas para que me congele — Eres muy cruel para levantarme, querida Ivanna.

Estiré mi cuerpo solo escuchando la risita de ella, levanté mi torso quitando las legañas de mis ojos.

Me levanté de la cama y sentí un pequeño mareo, ¿cómo puede ser posible que me mareara si me levanté despacio? Se me pasó enseguida.

Caminé al armario vestidor, me vestí con una sudadera blanca básica con capucha, pantalones de chándal con el puño cerrado del mismo color, los mismos deportes blancos que llevaba ayer, he de admitir que me gustaban mucho y eso que no soy muy del blanco.

Bajé las escaleras a desayunar con Ivanna, pero para mi sorpresa Damon estaba ahí sentado.

— ¿Damon? — Me acerqué sentándome frente a él, se le notaba mucho las ojeras, empecé a sentirme mal, por mi culpa está tan cansado y agotado, no le dejo dormir con mis pesadillas — ¿Qué haces aquí? Pensaba que estabas trabajando.

— Si, lo estaba, pero no quería que desayunaras sola como todas las mañanas, bueno y yo tampoco — dijo mirando su taza de café.

No dije nada, solo sonreí levemente. Creo que los dos estábamos igual de cansados — Yo creo — hice una pausa pequeña, eso llamó la atención de él — que debemos dormir separados.

Mi Reina ✓ Completa  [#I Saga emperadores de la mafia]Onde histórias criam vida. Descubra agora