~• Capítulo 42 •~

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Amelia

Llegamos a casa en la tarde. Estuvimos echándonos una larga siesta los dos juntos en el sofá. Los viajes te dejan bastante cansados

Desperté sintiendo una mirada sobre mí, observé por un momento su rostro. Es hermoso en todos los sentidos — Me alegra verte nada más despertar — digo mientras le sonrío pronunciando esas palabras en un susurro, me doy la vuelta abrazándole por el cuello.

Besó mi cabeza con delicadeza sin decir nada abrazando mi cintura.

Después de muchos mimos, me senté en el suelo para seguir con los deberes que le me manda cada día Ivanna.

— A partir de mañana empezará tu entrenamiento — dice Damon sentado en el sofá a mi lado llamando su atención.

Le miro con curiosidad — ¿Serás tú el que me entrenará?

Negó con la cabeza — Será alguien mucho mejor que yo. También empezarás terapia con una psicóloga muy buena que he encontrado — miraba el teléfono — A primera hora de la mañana entrenarás, después tendrás las clases con Ivanna y ya por último en la tarde a la cinco terapia todos los miércoles.

— ¿Será una vez por semana? — pregunto.

— Por el momento sí. Conforme vayas avanzando con las terapias se irán alargando los días — dio una pequeña sonrisa mirándome

No estaba segura en el tema psicóloga, no suelo confiar en nadie, sea hombre o mujer. Los dos sexos me han hecho daño y mucho, pero es lo mejor para mí sí quiero estar bien — Está bien.

Sigo escribiendo. Sentí la mirada de Damon sobre el papel por un momento. No dejé de escribir en ningún segundo.

— Te quería preguntar algo que no tiene nada que ver con tu día a día — volví a despegar mi mirada del papel esperando la pregunta — ¿Qué hago con Lisa?

Lisa sigue en la bodega encerrada, he estado tan metida en mis asuntos que me he olvidado de ella, pensé que a estas alturas ya estaba muerta. Necesito saber la opinión de ella.

Apoyé mi espalda en el sofá pensando — ¿Por qué me preguntas esto? Haz lo que veas más conveniente — no entendía del todo esta pregunta, siempre ha hecho lo que ha querido en ese tema.

— Quiero que lo elijas tú, eres la persona que más daño en todo este asunto.

Empecé a darme pequeños golpecitos en la barbilla — Quiero que sufra, morir sería un escape hacia la paz, no quiero eso — miraba el techo — Quiero que sufra, pero que no muera — quiero que sienta lo que me hizo sentir a mí con sus palabras. Quiero que sufra el resto de su vida.

— Para eso tendría que dejarla en estado vegetativo — le miré confundida ante sus palabras — Las personas en estado vegetativo no pueden hacer cosas que requieren pensamiento o intención consciente. No pueden hablar, seguir instrucciones, mover sus miembros con un propósito ni retirarse para evitar un estímulo doloroso.

— Entonces que así sea — volví al papel sin nada más que decir.

— ¿No quieres hacerlo tú misma?

Negué — No sé torturar. Prefiero que lo hagas tú que eres profesional en esto — nunca he hecho algo tan bestial como torturar hasta matarlo. Si lo quiero muerto lo hago rápido. Un tiro en la cabeza y se acabó.

— ¿Que hago con su familia?

— Nada. Dejarlos vivir

— Algo tendré que hacer con ellos.

Mi Reina ✓ Completa  [#I Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora