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Con los días fui conociendo más a quien ahora se había adueñado de mis sueños, pensamientos y todo lo que a mi mundo giré. Cecilia Abbey, la jefa de mi abuela y profesora de mi escuela, para mi satisfacción no me da clases, capaz llevaría la materia hasta el año que viene sólo con verla. Pero también es cierto que me la encuentro en el pasillo, hablamos, a veces paso por algún salón donde da clases y conversamos un rato, mis amigos comienzan a presentir cosas pero lo niego todo.

-Darío dijo que le gustaste – dijo Antonio y frunzo el ceño –
- Ella ya tiene dueña – dice Layla y viró los ojos –
- Déjenme en paz – digo agotada y me voy hasta el patio trasero de la escuela, donde están las canchas –

Me siento debajo de las gradas y cierro los ojos para recordar en qué momento ella se volvió mi mundo, lo sé desde que la conocí e incluso cuando mi abuela nos presentó. Sonrío encantada.

-Hola – dijeron a mi lado y me espanté –
- Darío – chille asustada y se ríe –

Darío Brosh, el sueño de todas las chicas de esta escuela, es el capitán del equipo de fútbol y sin quitar su físico, es alto, fornido, cabello castaño, ojos color miel y sonrisa perfecta, el típico hombre perfecto que todas sueñan, menos yo. Es encantador es cierto, pero no es mi tipo, aunque a mis quince años no sé cuál es mi tipo porque nunca he tenido novio, pero aquí estamos con Darío a mi lado sonriendo y sacándome conversación.


-Hasta luego Darío, voy a clase – digo agarrando mi morral y ambos nos levantamos –
- ¿Puedo verte luego? – pregunta y sonrío de lado –
- Claro, no hay problema – digo y asiente para abrazarme –
- Disculpa – dice alejándose sonrojado y sonrío de lo tierno que se ve –

Me despido nuevamente y camino hasta entrar a la escuela, todo el mundo va entrando a su salón y al final del pasillo está ella mientras sus alumnos van entrando, gira la cara y nuestras miradas se conectan, ella sonríe y yo suspiro acabada.

Sigo hasta mi salón y entro para sentarme al lado de Layla quien no dice ni una palabra y lo agradezco, ya tengo mucho con mis pensamientos. Y así fueron pasando las horas en la escuela hasta que salí y mi abuela me esperaba en la salida, me despido de los chicos y camino hasta el coche de mi abuela para subirme y dejar mi bolso atrás, la abrazo y luego me pongo el cinturón de seguridad.

-Hoy vamos para que los Losano – dice mi abuela y me paralizo –
- Lunes – susurro recordando que ya ha pasado una semana desde que la conocí –

Un rato después llegamos a la casa de Cecilia y como el lunes pasado el señor Luciano nos abrió pero esta vez es distinto, me presenta a su hijo Mauricio, conectamos desde el principio pero debía ayudar a mi abuela, sin embargo, Mauricio se quedó con nosotras mientras limpiaba y nos íbamos conociendo.




                                       ********

-¿Mau que haces aquí? – pregunta aquella voz gruesa pero delicada y me giro a verla –
- Mamá hablando con Maia – responde y su mirada recae en mí haciéndome sentir pequeña –
- Maia – susurra sonriendo y me sonrojo –
- Señora Cecilia que bueno verla – digo y asiente lentamente –

Por alguna razón que no conozco, ninguna de las dos dice la verdad, que ella trabaja donde estudio pero creo que es mejor así. Cecilia le dice un par de cosas a mi abuela y a Mauricio para luego salir de la cocina, mi abuela se va a la sala mientras yo sigo hablando con Mauricio quien me acompaña por toda la casa mientras limpio, es agradable hablar con él.

Ahora les presento a Mauricio Losano Abbey, tiene mi edad quince años, es el hijo menor de Cecilia Abbey y es castaño como su papá pero con los ojos verdes de su mamá, es muy guapo la verdad. Me dijo que tiene una hermana mayor pero ella prefiere vivir con sus abuelos, ya que sus abuelos le pagan todos sus caprichos, distinto a Cecilia que claramente no lo hace, también esta apunto de comenzar la universidad y según Mauricio es la mejor de su clase un buen punto a su favor.

Distinto a Mauricio que es promedio normal pero es el mejor de su equipo de fútbol, por tal es el capitán, un gran problema ya que Cecilia quiere que él estudie mientras que Luciano lo apoya, apoyé a Cecilia algo que a Mau le incomodó, así que evadió el tema un par de veces hasta que yo misma cambie el tema.



Las horas fueron pasando hasta que mi abuela y yo terminamos de limpiar la casa, cuando entro a la cocina esta Cecilia tomándose una taza de café con mi abuela, así que me sentí muy pequeña pero también muy feliz de verla.

-Hija – dice mi abuela al notar mi presencia y Cecilia voltea a verme –
- Abuela debo regresar a casa, tengo tareas – digo suavemente y ella asiente –
- Siempre eres bienvenida – dice Cecilia levantándose del taburete y asiento mientras ella sonríe –
- Gracias Cecilia – dice mi abuela y la rubia voltea a verla para abrazarla –
- Hasta luego a ambas – dice y caminamos hasta la salida –

Nos despedimos de Mauricio y de Cecilia para salir de casa, bajamos las escaleras y caminamos hasta el coche de mi abuela, mi corazón latía desbocado, así que respiro profundo cuando me vi lo suficientemente lejos de ella para entonces calmar mis emociones, no puedo entender que me pasa con Cecilia, jamás me había sentido así.

Mi abuela me dejó un rato después en casa y logré convencerla de que entrará, cuando entramos papá nos recibió avisando que mamá esta de guardia, hice una mueca pero luego se me pasó cuando mi abuela me invitó a cocinar, siempre he amado cocinar con ella porque me tiene una paciencia increíble, así fuimos pasando el tiempo hasta que la cena estuvo lista y esta vez cenamos papá, mi abuela, Eithan y yo.





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-¡Hey! – dice papá entrando a mi habitación y me giro para verlo –
- Hola – saludo suavemente – ¿Qué ocurre? – pregunto quitándome las gafas de leer –
- ¿Cómo va todo en la escuela? – pregunta y pongo cara aburrida –
- Bien, hay nuevos profesores – respondo y recuerdo a Cecilia haciéndome sonreír y papá carraspea –
- ¿Algo que contar? – pregunta y niego – ¿Segura? – pregunta nuevamente –
- Nada, hay una profesora que me cae muy bien, pero no me da clases – respondo y asiente para levantarse –
- Bueno hija sigue estudiando, te amo, feliz noche – dice dándome un beso en la coronilla y luego se aleja, le lanzo un beso –
- Feliz noche pa, te amo más – digo y papá se va de mi habitación – Cecilia – susurró echando la cabeza para atrás mientras la silla giratoria da vueltas –







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Semanas después…

-¿Qué hay ahora? – pregunta Layla y pienso –
- Biología creo – respondo y se queja como todos los días con todas las materias –
- Deja de quejarte – dice Horacio llegando y nos reímos –
- Claro como a ti te encanta tener clases – dice Layla molesta y me rio –

Nos fuimos a clases, se había oído que la profesora había renunciado pero nada confirmado. Un rato después entra la directora confirmando que sí, la profesora de Biología se había ido por cuestión de salud, así que ahora tendríamos una nueva profesora.

-Entra, por favor – dice y se oyen un par de tacones retumbar el salón, mientras todos estamos a la expectativa y allí está ella entrando sonriente –
- Gracias – le dice a la directora y se gira sonriendo para dar una vista panorámica –
- Los dejo con su nueva profesora, se portan bien – dice la directora todos responden pero mi mirada no se va de ella –

Cecilia se da la vuelta y busca un marcador para escribir en la pizarra, unos segundos después vemos en la pizarra su nombre “Profesora. Cecilia Abbey”, suspiro pesadamente.

-Me llamo Cecilia Abbey pero díganme miss Abbey – dice suavemente y su voz gruesa retumba en el lugar –
- ¿No es ella? – pregunta Layla en un susurro mientras yo me siento peor que antes –
- Si – respondo seca y con el corazón agitado mientras mis manos sudan –
- Ahora seré su profesora, así que espero que nos llevemos muy bien – dice y todos vuelven a responder emocionados mientras que yo estoy tan feliz como muerta del miedo –

Nací para amarte Where stories live. Discover now