90.

374 36 4
                                    

-¡Claro que sí! Tú puedes – dice Juliana dándome seguridad y asiento –
- ¡Vale! – exclamo y aplaude – vamos – susurro y agarra mi mano –
- Están hermosas las dos – halaga Manuel y le guiño un ojo –
- Gracias guapo – digo y me lanza un beso –

Juliana enreda su brazo al de Manuel quien va cargando a Blue, yo me alejo y camino detrás de ellos, respiro profundo y siento mis piernas temblar, entramos al restaurante y miro a todos lados, hasta que la veo y le da un beso a alguien, entrecierro los ojos para ver a la persona pero no la reconozco, miro hacia la recepcionista quien sonríe y nos guía, camino lentamente hasta ellos y trago saliva, mi corazón se acelera y la recepcionista nos deja para irse, agradecemos y todos se quedan en silencio al verme, pero ella no me nota.

-¡Buenas noches! – exclamo y se queda paralizada –
- ¡Mamá! – chilla Emiliana y abro mis brazos para abrazarla –
- ¿Cecilia? – pregunta la pelirroja que esta con Maia y es cuando la reconozco –
- Hola – susurro alejándome de Emiliana y la ojos grises sonríe, en cambio Maia sigue sin mirarme –



  
                               *********

P.O.V Maia

-¡Buenas noches! – dice esa voz que me costó años sacar de mi alma, esa voz ronca pero delicada –
- ¡Mamá! – chilla Emiliana y es real, es ella, Valeria voltea a ver la escena y sonríe –
- ¿Cecilia? – pregunta y frunzo el ceño, este mundo no puede ser tan chiquito, Dios no –
- Hola – susurra la rubia y siento mi corazón acelerarse –

Giro la mirada lentamente y nuestras miradas se conectan, todo se borra a nuestro alrededor y sólo estamos nosotras dos, como hace casi cuatros años, como cuando nos conocimos, me levanto lentamente y siento mis piernas flaquear, recuerdo la pregunta de mi abuela y siento como se me agita el pecho, Cecilia me mira triste y yo siento que no puedo, no quiero y salgo corriendo, salgo del restaurante y me apoyo de una pared para respirar profundo, alzo la mirada al cielo y finalmente siento que no puedo más, cierro los ojos y lloro.

-Hey – susurra Horacio y me mantengo con los ojos cerrados –
- Hey – susurro ronca y el castaño me abraza –
- No le des el derecho de verte rota de nuevo – susurra y asiento –

Rota de nuevo, una tercera vez no debe ser posible, me rehúso a una tercera vez, así que me alejo y abro los ojos para sonreír, le pido ayuda a Horacio para ir al baño y que me tape para que Valeria no me siga y pida explicaciones, él asiente y me deja un beso en la sien, entra de nuevo al restaurante y respiro profundo, la profundidad del verde de sus ojos pasan por mi mente y me niego a pensarla, me molesta pensarla y saber que volvió, unos minutos después entro al restaurante y me desvío al baño, al llegar me encierro y camino hasta los lavabos, me apoyo de estos y me veo devastada, recuerdo cuando caí en el alcoholismo, cuando se fue y siento como si se me apretara el pecho, tanto que me duele. Respiro profundo y abro la llave para lavarme la cara y las manos.

Unos minutos después decido finalmente salir del baño, así que me giro y camino lentamente hasta la salida, abro la puerta y me tropiezo con alguien, cierro los ojos y siento sus manos en mis caderas, cuando abro los ojos la tengo tan cerca que nuestras miradas se entrelazan, nuestras respiraciones se mezclan y su perfume inunda mis fosas nasales, me siento drogada con su cercanía.

-Disculpa – susurra y me alejo de golpe –
- No pasa nada – digo seca y Cecilia se mantiene a unos pasos – permiso – susurro y paso por un lado, pero me agarra de las caderas –
- ¿Es tu novia desde cuando? – pregunta y su nariz se pone roja –
- No es tu problema, con permiso – digo molesta y me alejo de ella para girarme y caminar hasta la mesa de la cena –

Nací para amarte Where stories live. Discover now