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Maia Montero

-¿Puedo? – alzo la mirada y sonrío para hacerle señas a Emiliana –
- Hola cuñada ¿Cómo estás? – pregunto y entra para sentarse frente a mí –
- Nada bien cuñada – responde y me alerto –
- ¿Qué ocurre Emiliana? ¿es Eithan? ¿la boda? – pregunto preocupada y niega –
- Es mamá Maia, después de saber que tuviste algo con la tía Lía, no hemos sabido nada de ella en tres días – la miro asombrada y hago memoria de porqué no la he visto aquí –
- ¿Cómo supo? – pregunto aturdida y alza los hombros –
- La abuela – susurra y me levanto de golpe – Maia estamos preocupados y solo tú puedes hacer algo, por favor – dice Emiliana suplicante y miro a todos lados –

Siento el pecho agitado y de repente un miedo inmenso se apodera de mí, me quito la bata y agarro mi cartera junto a mi chamarra, salgo del consultorio y camino los pasillos del hospital hasta salir y camino el estacionamiento hasta mi coche, me subo y dejo mis cosas a un lado.

Puede que sí, no quiera nada con Cecilia pero no ha de ser fácil saber lo que me pasó y que me acosté con su hermana, manejo hasta el edificio dónde vive Cecilia. Un rato después me estaciono frente a éste y agarro mi chamarra, me bajo del coche y camino hasta entrar al edificio, me pongo la chamarra y sigo hasta el ascensor después de saludar al portero, toco el botón para que se habrán las puertas y espero.

Unos minutos después camino el pasillo hasta el departamento y al llegar a la puerta me quedo paralizada como si el valor se me fuera del cuerpo, recuerdo uno de los ejercicios de Olivia y cuento hasta cien mientras inhalo y exhalo hasta que me calmo y finalmente toco el timbre, nadie abre y me aterra pensar que alguna locura hizo, aunque no lo creo.

Toco repetidas veces hasta que escucho movimientos dentro y por fin me abre, al principio se sorprende y luego su mirada se vuelve fría, siento nervios y le pido entrar, me da espacio y entro, camino cautelosa hasta la sala y escucho que cierra la puerta, luego la veo frente a mí, meto las manos a los bolsillos de mi chamarra y detrás del sofá Cecilia se cruza de brazos y resoplo.

-Yo hubiese sabido que tú llamabas y no me rindo Cecilia – susurro y Cecilia me mira con tristeza – después de un año siendo una alcohólica, decidí dejarte atrás y ese día vine aquí, dejé la llave y luego fui con Lía, creía que me gustaba y por eso me acosté con ella – susurro sin quitarle la mirada pero en cambio ella mira a otro lado – luego entré a una clínica de rehabilitación y duré tres meses allí, al salir volví con Lía pero decidimos quedar como amigas, sabía que no podía dejar de amarte y ella es tu hermana, no es justo ni para ella ni para mí – Cecilia voltea la mirada asombrada y se tensa luego –
- ¿Y yo qué? – pregunta y suspiro –
- Tú te habías ido y creí que estabas con él – respondo con la voz ronca y ella niega –
- Te acuestas con mi hermana y quieres que haga como si nada – dice y niego – Miles de mujeres ¡Y tiene que ser Lía! – exclama molesta y resoplo – no puedo creerlo – susurra para poner sus manos en las caderas –
- Esta bien Cecilia échame la culpa – digo agotada y se ríe –
- Disculpa, la mártir Maia – dice irónica y suspiro, cruzo la sala y camino hasta la puerta, me giro para ver a Cecilia –
- Sólo te diré que Emiliana esta preocupada por ti, es todo – digo y salgo del departamento –

Camino molesta hasta el ascensor y toco el botón, espero a que suba y cuando lo hace sale Adrián lo saludo y entro para tocar el botón del lobby. Unos minutos después estoy saliendo del edificio, camino hasta mi coche y me subo, prendo el coche y regreso al hospital donde definitivamente debería estar y no preocupándome por nadie.

Un rato después llego al hospital y me estaciono, agarro mi cartera y me bajo del coche, camino hasta entrar al hospital y voy al ala de Odontología, saludo a las chicas y camino hasta mi consultorio, Lauren unos minutos después me avisa que tengo consulta y le agradezco para que la haga pasar, así sigo con mi día.




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