29.

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-¿Cómo estuvo tu día? – pregunta Cecilia volviendo con dos copas de vino y me ofrece una –
- Gracias – digo agarrando la mía – agotador, llegué a las 5 de la madrugada, para despertarme a las 8 de la mañana e ir a trabajar a las 9:30 de la mañana, sólo quiero dormir una semana entera – respondo haciendo muecas de dolor y se ríe –
- No puede ser, tan joven y ya sufriendo – dice burlona y niego –
- Bebimos demasiado Cecilia – digo dándole validez a mis quejas y más se ríe –
- Yo a tu edad me iba de rumba el fin de semana, volvía el lunes a las 5 de la madrugada y tenía clase a las 7 de la mañana, no me morí – dice orgullosa y frunzo el ceño –
- Eran otros tiempos – digo para mirar hacia la ciudad y la oigo reír más fuerte –
- ¿Quieres cenar? – pregunta y asiento rápidamente –
- Entre tanto, tengo mucha hambre – digo y pone su mano en mi rodilla para levantarse –

Me levanto para dejar la copa de vino en la mesita de al lado del sofá y camino hasta llegar al ventanal, me cruzo de brazos y entre la calma, el sonido de los tacones de Cecilia y el movimiento de la ciudad, sonrío afortunada de estar aquí con ella, me giro a verla cuando oigo su voz y la miro de abajo a arriba, sus zapatos altos, un jean alto, una camisa manga larga de botones, su cabello corto enroscado, sus ojos verdes brillando, su sonrisa hermosa, asiento y la sigo para sentarnos a cenar.

-¿En serio eso fue todo lo que hicieron en tres años? – pregunta Cecilia entre risas y niego –
- No, estudiamos y bebimos – dije y reímos a carcajadas –
- No puedo creerlo – dice y la miro ofendida –
- Mira quien lo dice la de “Yo a tu edad bebía todo el fin de semana y llegaba a mi casa a las 7 de la mañana” – dije imitando su voz y me ve con una ceja alzada - ¿Qué? – pregunto inocente y arrastra mi silla para quedar frente a ella –
- Dilo de nuevo – dice y niego asustada – Dilo – susurra cerquita de mí y cierro los ojos –
- Tú – dije titubeante y se ríe, abro los ojos y la veo mientras me ve burlona cruzada de brazos –
- ¿Yo? – pregunta y bufo agotada de este juego, me levanto pero en segundos me detiene y me gira para quedarnos a centímetros – No seas niñita – dice y la miro ofendida boquiabierta para soltarme –
- Yo no soy ninguna niñita – aviso y me alejo para cruzar la sala e ir al ventanal para ver la ciudad –

Oigo sus pasos lentos pero firmes y siento como mi corazón se quiere salir de mi pecho, Cecilia apoya su mentón en mi cabeza y resoplo por lo minion que me siento con ella, sus manos acarician mis brazos y se me eriza la piel.

-¿Molesta? – me susurra al oído y cierro los ojos fuertemente, su voz más ronca me estremece –
- No, nada que ver – titubeo y me regaño mentalmente –
- Mírame – vuelve a susurrar y niego para oírla reír por lo bajito –
- No quiero – digo con voz firme y sus manos bajan por mis manos para ir a mi camisa la cual saca del pantalón y trago saliva –
- ¿No vas a voltear a verme? – pregunta nuevamente y me deja un beso en el cuello –

La odio ahora mismo porque todos mis sentidos se quebraron en ese beso, me giro y quedo frente a Cecilia, sus ojos verdes están más intensos y oscuros, su sonrisa más ancha y con tres botones de la camisa desabotonados, sé que como yo, ella escucha los latidos desatados de mi corazón, mientras mis piernas flaquean y mis manos sudan. Sus manos se meten dentro de mi camisa para pasar por mi abdomen y un jadeo sale del fondo de mi garganta, siendo la excusa perfecta de la rubia para besarme.

Es un beso intenso, con mucho amor y pasión. Me guía hasta el sofá donde me acuesta y baja con besos por mi cuello, me siento y me quita la camisa, para luego soltarme el cabello, nos miramos fijamente y trago saliva, era el momento, estaba preparada desde hace años. Ahora paso yo una mano por su cuello y la atraigo para besarla, lentamente le quito los botones de la camisa y se la quito luego, mientras Cecilia recorre todo mi torso con sus manos, nuestras lenguas pelean intensamente mientras jadeos salen por nuestras bocas, me vuelve a acostar en el sofá y nos alejamos para buscar oxígeno mientras nuestras respiraciones son agitadas.

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