47.

334 36 4
                                    

Layla Losada

Después de dejar a Maia en casa, y subirme a un taxi, le doy la dirección de casa de Mauricio, realmente estoy temblando, porque hay millones de posibilidades de que Mauricio no regrese conmigo y es en estos momentos donde Horacio pasa por mi mente, sonrío por inercia y suspiro.

-Llegamos – avisa el señor y busco dinero en mis bolsillos, bendito Dios que sí conseguí –
- Gracias – digo y me bajo del coche para caminar hasta la entrada –

Subo las escaleras y cuando voy a tocar abren la puerta, sale Emiliana quien me ve sorprendida, sonrío de lado y me abraza, amo a esta mujer, le pregunto por su hermano y me avisa que capaz este en su habitación, le agradezco y termino de entrar, Emiliana sale y escucho la puerta ser cerrada mientras subo las escaleras, llego al segundo piso y camino hasta la habitación de Mau, toco la puerta suavemente y escucho un "Adelante" de su parte.

-Hola – susurro asomándome y el castaño se levanta de golpe –
- ¿Qué haces aquí? – pregunta con rabia y suspiro suavemente para bajar los hombros luego –
- Que hablemos – respondo y niega –
- Me mentiste Layla – dice y aunque intento acercarme, él se aleja así que desisto –
- Es Maia, me conociste por ella, no la iba a traicionar jamás – digo con los ojos cristalizados y la mirada nublada –
- ¿Pero a mí si? – pregunta y me quedo en silencio – lo sabía – dice y pone ambas manos en las caderas para darse la vuelta –
- Mau yo te amo – susurro con lágrimas en la cara, Mauricio se gira y también está llorando –
- No puedo perdonarte, también te amo pero esto duele demasiado – responde y niego para acercarme, lo abrazo y no pone resistencia pero segundos después se aleja –
- ¿Qué me quieres decir? – pregunto con la voz rota –
- Que te vayas, esto se acabó – responde firme y puedo ver su determinación en la mirada –

Asiento lentamente y no digo más nada, me doy la vuelta y camino hasta la puerta, al llegar me giro para verlo y sus ojitos están rojos por llorar, abro la puerta y salgo de su habitación ¿Es todo? ¿Se acabó todo? Me apoyo de su puerta unos segundos y me quedo allí mientras lloro en silencio. Un rato después salgo de la casa y llamo a Darío, quien me avisa que llega en cinco minutos y efectivamente cinco minutos después llegó, me subo al coche y le pido ir a algún bar, algo que le fascina así que maneja hasta el nuestro, el de siempre.




                                 *********

-Y todo acabó allí – finalizo y tomo de mi cerveza –
- Lo siento tanto chiquita – dice Darío y me deja un beso en la cabeza – con Horacio esto no pasaría – susurra y volteo a verlo, pero él mira a otro lado –
- Lo sé – digo y se gira a verme, bajo la cabeza y luego tomo de mi cerveza –

Después de muchas cervezas entre ambos, llamamos a los chicos y se llegaron, así que ahora estábamos Antonio, Darío, Alaia y yo, hablando de todo lo ocurrido, mientras que Antonio decía comprender la acción de Mauricio, Alaia y Darío apoyan a Maia y ahora que lo pienso, son las 9 de la noche y no sé nada de Maia.

-¿Sabes algo de ella? – pregunta Antonio y alzo la mirada para negar –
- Debería llamarla – digo insegura y todos asienten –

Cuando voy a marcar su número, me llega una llamada y es ella, miro a los chicos y les muestro el celular, todos sonríen y tengo un mal presentimiento sobre esta llamada, respiro profundo y decido contestar.

Llamada
-Mi vida – digo y miro a los chicos que me ven más preocupados –
- ¿Dónde estas? Por fin respondes – dice y recuerdo que prendí el celular cuando llamé a los chicos –
- Perdón se me fue el tiempo, estoy en el mismo bar de siempre con los chicos – respondo y la oigo suspirar –
- Voy para allá – avisa y cuelga –
Finalizada llamada

Veo la pantalla del celular y no entiendo nada, miro a todos y les digo que viene para acá, todos me miran igual que yo al celular, confundidos y con miedo, eso no debería estar pasando si se supone que Cecilia y ella se van a ver, seguimos tomando y hablando, mientras pasaba el tiempo y Maia venía en camino.



-Hola – dicen a nuestras espaldas y nos giramos para ver a Maia roja –
- Mi amor – me levanto de golpe y me acerco para abrazarla, siento mi hombro mojado y entiendo que esta llorando en silencio –
- Se fue y no me dijo nada, se fue del departamento, sólo me dejó avisado con el portero – dice titubeante Maia y me alejo para verla, incluso su labio inferior tiembla –

Todos los chicos se acercaron para abrazarla y luego nos fuimos a una mesa, sólo estábamos nosotros hablando y Maia de vez en cuando se perdía entre sus pensamientos, pero cualquier cosa hacíamos para que volviese con nosotros y así fueron aumentando las cervezas, si yo ya estaba ebria la cosa se puso peor después.



                               *******

-Te amo mi niña – le digo a Maia, estoy más que ebria –
- Yo también te amo, perdóname por arruinar tu relación – dice y comienza a llorar, niego quitándole la culpa –
- Es un imbécil, fin – dice Darío molesto y nos reímos –

Ya que todos estamos ebrios caminamos hasta casa, primero se quedó Alaia, luego se quedó Antonio, quien al principio no quería quedarse sino acompañarnos hasta el final, pero logramos que no siguiera con nosotros y Maia se iba a quedar conmigo, así que al llegar a mi casa después de tanto caminar, hablar y reír, nos despedimos de Darío quien prometió avisar cuando llegase a su casa, entramos y cierro la puerta en silencio para no despertar a nadie, aunque no recuerdo que mis padres llegasen a casa antes de todo esto que pasó.

Subimos hasta mi habitación y me quito la chamarra, Maia hace lo mismo con su chamarra y nos lanzamos en la cama. Me levanto un rato después y busco dos pijamas, Maia y yo nos cambiamos para luego caminar hasta la cama, nos lanzamos y nos reímos como dos niñas pequeñas, efectos del alcohol, me acuesto del lado izquierdo y la abrazo, para que apoye su cara en mi pecho.

-Tengo miedo Layla – susurra y la abrazo más fuerte –
- Ella aparecerá, seguro pasó algo – digo buscando darle fuerzas –
- No lo sé, todo es muy raro – dice y miro al techo, porque la verdad si es raro – no quiero perderla – susurra y le doy un beso en la cabeza –
- La tendrás a tu lado, mañana hay universidad – digo ya después de perder el día de hoy –
- Sí, capaz la veo – dice más esperanzada y nos reímos –
- Ves, claro que sí – respondo y respiro profundo –
- Buenas noches bebé – se despide Maia suavemente y sonrío para cerrar los ojos –
- Buenas noches mi niña – me despido y finalmente nos quedamos en silencio –

Siento como poco a poco Maia va pasando de ebria a quedarse dormida, hasta que su respiración es más pausada, más tranquila y allí sé que se quedó dormida. Tengo miedo, no quiero que mi amiga sufra y todo esto siento que nada está bien, que Cecilia se haya ido así, que no la llame, algo me dice que esto no va a terminar nada bien y la que va a sufrir más es Maia, no puedo dejarla sola, no puedo.

-Maldición Horacio, ven pronto – susurro más para mí y me quedo mirando el techo, minutos después me quedo dormida –





                                  **********

Los días fueron pasando, volví a la universidad, borré de todos lados a Mauricio y sabía que mi vida debía seguir adelante, más nunca lo vi ni por error y menos me llamó, y esa es la más grande respuesta de que la vida sigue. En cuanto a los chicos, Alaia y yo hemos tenido muchos encontronazos con Eithan por lo mal que trata a Maia, pero que bueno que ya no lo hace, al menos no delante de nosotras, Darío no se aleja de Maia por nada y se lo agradezco tanto, Antonio va casa de Maia después de clases o vamos todos al bar después de las 5 de la tarde, porque según Alaia es hora aceptable para beber. En cuanto a mí, nada, yo no puedo darme el lujo de sufrir, tengo una carrera que sacar, una vida que seguir y una amiga que apoyar.

Llamada
-¿Voy por ti? – pregunto saliendo de mi habitación –
- Nos vemos en el bar – avisa Maia y asiento –
- Va, allá nos vemos – digo y cuelgo, le escribo a los chicos y agarro la llave del coche –
Finalizada llamada

Nací para amarte Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt