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Cecilia Abbey

-Hola – susurro temblando y Maia camina hasta el ventanal –
- Hola – saluda y reconozco la caja que tiene en manos –
- Gracias por venir – digo suavemente y se gira para verme, su mirada fría me rompe un poco cada vez más –
- ¿Querías hablar conmigo? Aquí estoy – aclara y asiento para intentar acercarme a ella pero se aleja, y me siento en el sofá –
- Maia yo cuando me fui, sabía que era la decisión más dura que habría tomado en mi vida pero era necesario – digo con la voz quebrada y con un nudo en la garganta –
- ¿Por qué te fuiste? – pregunta y me quedo en silencio – ¿es cierto que te fuiste con Luciano? – pregunta de nuevo pero esta vez con rabia –
- Luciano y yo tenemos dos años divorciados – respondo segura y Maia me mira asombrada, para luego bajar la mirada –
-¿Por qué te fuiste? – pregunta nuevamente y me quedo en silencio, alza la mirada y no sé como explicar todo pero lo intento, respiro profundo –
- Esa noche que te pedí vernos, cuando llegué estaba Luciano en mi casa – comienzo y recuerdo todo claramente – me dijo que me amaba y allí entendí que yo no a él, entonces se lo dije y me dijo que si no me alejaba de ti, hablaría con el rectorado para acabar con tus sueños – siento lágrimas correr por mis mejillas y volteo a verla, también está llorando – si no me iba, todo iba a terminar mal y ¿mírate? Eres ahora una profesional – digo orgullosa de ella y Maia se limpia las mejillas –
- ¿Todo se iba a poner mal? Lucharía por ti Cecilia – dice molesta y cierro los ojos – pero no, tú preferible huir y dejarme con todo el peso a mí – finaliza y abro los ojos –
- Maia te quería cuidar – digo y se ríe irónica, deja la caja en el sofá y se mueve de un lado a otro con las manos en las caderas –
- ¿Me querías cuidar? – pregunta y vuelve a reír irónica – Cecilia yo – se detiene y me mira con rabia – se acabó – dice y se limpia las mejillas, me levanto y la miro con miedo –
- ¿Qué quieres decir? – pregunto con la voz temblorosa y me mira atenta –
- No me busques más Cecilia Abbey, que seamos familia no significa que hablaré contigo, déjame en paz y aquí te dejo tu regalo – dice señalando la caja y me niego, trato de acercarme y más se aleja –
- Yo te amo Maia – susurro y me mira fría –
- Hubo un tiempo que hubiese dado todo por ti, incluso mi carrera, hubiese luchado contigo contra todo y tú preferiste huir, ya déjame en paz – susurra y vuelve a llorar –
- Maia no, por favor – pido suplicante y pone su mano en modo de callarme, eso hago –
- Soy feliz, sin ti – su voz se quiebra y mi corazón se rompe – déjame en paz – susurra y bajo la mirada –
- Maia – susurro y alzo la mirada, camina hasta la puerta y la sigo, cuando abre Valeria voltea a vernos –




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P.O.V Maia

Valeria nos mira confundida y yo limpio mis mejillas mientras me tenso al ver a mi novia, veo el ascensor aún con las puertas abiertas y sin mirar atrás ni a los lados, camino hasta entrar al ascensor, Valeria me mira seria y en silencio, trago saliva y toco el botón del lobby, lo último que veo es su mirada preocupada y se cierran las puertas, me apoyo de éste y cierro los ojos para respirar profundo, hice lo mejor me repito para no sentirme miserable.

Unos minutos después estoy saliendo del edificio y camino hasta mi coche, me subo y me echo hacía atrás para asimilar todo lo que acaba de ocurrir, saco mi celular del abrigo y le aviso a Mauricio que voy al bar, bloqueo el celular y lo guardo en el abrigo, prendo el coche y salgo del estacionamiento para manejar hasta el bar, en el camino siento una ansiedad y ganas de llorar, la mirada de Valeria pasa por mi mente y sólo siento que quiero estar a su lado, pero no tengo ganas de explicar mi visita a Cecilia y ella merece una explicación.

Un rato después llego al bar y me estaciono, apago el coche y me quedo unos minutos en estado de calma para traer la paz. Me bajo del coche y le pongo seguro, camino hasta entrar al bar y no veo a Mauricio, busco una mesa libre y al encontrarla camino hasta ella para sentarme, siento inmensas ganas de beber pero me rehúso a caer, esta vez sé que no puedo hacerlo y no lo pienso hacer tampoco, me pierdo entre mis pensamientos mientras recuerdo la conversación con Cecilia.

Nací para amarte Where stories live. Discover now