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Cecilia Abbey

-¿Teresa San Esteban? – pregunto asustada y volteo cuando me llaman –
- Vamos, esta en habitación – avisa Juliana y la sigo –
- ¿Qué pasó? – pregunto y Juliana suspira –
- Contracciones y Tom se asustó, así que la trajo, el médico dice que es mejor tenerla aquí hasta que la niña nazca, pero que posiblemente sea para el 18 – me explica Jul y la miro asombrada –
- Pero, es en cuatro días – susurro asustada y llegamos al piso de la habitación –

Caminamos hasta la habitación y Juliana se detiene frente a una puerta con el número 45, toca y entramos luego. Saludo a Tom y veo a Teresa, me acerco y la abrazo con fuerza, respiro más aliviada y tocan la puerta, Jul abre y entra Lía, me hago un lado y me acerco a Tom, a los minutos llega Maia. Y a las dos horas llega Ximena.


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El médico entra y revisa a Teresa, avisando que está más tranquilo todo, le agradecemos y Tom va a descansar mientras nosotras nos quedamos con Teresa, voy por café y Ximena se ofrece a acompañarme, salimos de la habitación y caminamos hasta  el ascensor, tocamos el botón de este y esperamos a que abra sus puertas. Unos minutos después salimos y caminamos hasta la cafetería, vamos a caja para pedir los cafés, miro la hora y son apenas las 4 de la tarde, resoplo y pago para esperar el pedido.

-¿Cómo te va? – pregunta Ximena y agarro los cafés –
- Muy bien ¿y a ti? – respondo y pregunto miektras salimos de la cafetería –
- También, muy bien – responde y le doy su café – Gracias – susurra y asiento –
- De nada – digo y caminamos hasta el ascensor –
- ¿Cecilia puedo preguntarte algo? – pregunta la pelirroja y asiento cuando se abren las puertas del ascensor –
- Dime – digo y toco el botón cuatro
- ¿Vas a perdonar a Lía? Ella no está bien sin ti – dice Ximena y volteo a verla, sin embargo, la pelirroja no me mira –
- Tiempo – susurro y se abren las puertas –

Salimos del ascensor y caminamos hasta la habitación, al llegar abre Ximena y le agradezco, entramos y le doy un café a cada una. Desde enero no le hablo a Maia, como ella a mí tampoco, sin embargo, la asisto y un café no se le niega a nadie. Y de Lía ni digo nada, desde el año pasado no le hablo, si la extraño pero todo esto me sobrepasa y necesito tiempo.

A las dos horas llegan mis hijos y se acercan a Teresa para abrazarla con mucho cariño, sonrío y luego Mau se acerca para abrazarme, les explicamos como está Teresa y el bebé, así que Emiliana y Mauricio se entristecen al saber que no estará para la boda pero el bebé nace para esos días y es algo inevitable.

Una hora después llega una enfermera avisando que terminaron las visitas, Tom llega y nos despedimos, le pedimos a Tom que nos avise cualquier cosa, él acepta y nos vamos, me abrazo a Mauricio y caminamos hasta salir del hospital, le doy un beso a él y a Emiliana, les mando saludo a Eithan y Lucía, me despido de Juliana y de Ximena para caminar hasta mi coche, siento una mano en mi hombro y me sobresalto para ver a Maia frente a mí, miro a todos lados y es raro ya que después de la ruptura no me habló más al menos que sea por algo profesional.

-¿Podemos hablar? – pregunta y lo pienso, pero le hago señas y subimos al coche –
- ¿Qué ocurre? – pregunto y Maia suspira –
- ¡Basta Cecilia! – exclama y la miro seria – basta con Lía, ella no hizo nada y tú hiciste todo – dice y trago saliva – no es justo que le hagas sufrir tanto cuando quien se fue fuiste tú – finaliza y me irrito –
- ¿Es todo? – pregunto y me mira seria –
- Eres una prepotente – se queja y agarro sus mejillas –
- ¿Soy prepotente? – pregunto y asiente –

Maia se me queda mirando y no soporto un segundo más, la beso. Finalmente la beso y siento que todo encaja en mi vida, hace años que no la besaba, hace años que no me sentía viva, hace años que no me sentía suya. Nuestras lenguas se entrelazan y a los minutos se aleja agitada, me mira y se baja del coche, trato de asimilar todo y miro al frente. Unos minutos después prendo el coche y doy la vuelta, ya ella se fue y resoplo, salgo del estacionamiento y manejo hasta casa.

Nací para amarte Where stories live. Discover now