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Maia Montero

-¡Buenos días! – exclama esa voz gruesa que adoro y sonrío –
- Señor no vendemos pan – digo y se ríe, me le uno y volteo a verlo –
- ¿Cómo estás princesa? – pregunta Darío y miro mi reloj –
- Creo que alguien se cayó de la cama hoy sábado – digo y me fulmina con la mirada – mentira bebé y estoy bien – respondo más tranquila y asiente – ¿Tú? – pregunto y suspira para apoyarse del demostrador –
- ¿Puede gustarte alguien, en menos de una semana? – pregunta y me rio porque a mí Cecilia me gustó desde el primer día –
- Bueno te digo compadre que a mí la señora Abbey me gustó desde que la vi, aunque me costó aceptarlo – respondo y nos reímos –
- Me gusta que ahora la nombras y no te sientes mal, se te nota en la mirada – dice y sonrío – dame un café negro no más – dice y frunzo el ceño –
- ¿En serio? – pregunto y asiente, suspiro suavemente –
- Alonso, café negro – digo y el chico asiente para ir – anda, pago yo – finalizo y Darío exagera la sorpresa y le muestro el dedo del medio para reírnos –
- ¿Puedes hablar? Sé que esta noche será complicado, estará Lía – dice y lo miro asombrada, asiento confundida –

No entiendo, Darío sabe que Lía tiene novia desde hace un año, de hecho todos adoran a Ximena, le pido el favor a Alonso y mi amigo agarra su café para caminar hasta el fondo del café, nos sentamos frente a frente y espero a que tome de su café luego de echarle la azúcar, lo veo suspirar y sonrío mientras niego.

-Hace una semana fuimos Alaia y yo a la empresa de Lía – dice mirando a otro lado Darío y asiento recordándolo –
- Lo recuerdo – digo y mi amigo alza los hombros mientras respira profundo, sonríe de la nada –
- Allí conocí a la mujer más hermosa del mundo – susurra y me asombro – es una morena tan bella, con unas curvas increíbles, con unos ojos color miel, los más bellos de todos – dice con una inspiración que me da ternura – me gusta la secretaria de Lía – voltea a verme aterrado y me quedo sorprendida –
- ¡Wow! – digo conmocionada y asiente para tomar de su café – ¿Y le dirás? – pregunto pero niega y frunzo el ceño –
- Me da miedo, sabes que después de ti, odio el rechazo – dice y nos reímos –
- Hey – digo y agarro sus manos – vale la pena intentarlo, dale detalles, sé su admirador secreto si quieres, enamórala, eres demasiado guapo Darío, sólo que yo ya quería a alguien – digo y él asiente convencido –
- Eres un sol ¿sabes? Mereces ser feliz – dice y bajo la mirada, siento dos de sus dedos en mi mentón para subirme la mirada y verlo a los ojos – Gracias princesa – susurra y nos levantamos –
- ¿Me cuentas que tal? – pregunto y asiente feliz –
- Ahora sí voy a dormir, he tenido esto en la cabeza desde ayer pero con la graduación de los chicos no quería arruinar el momento – dice y me ahoga con un abrazo –
- Entiendo, pero ya todo resuelto, vas a enamorarla y serán felices – digo y se ríe para alejarse – ahora ve a dormir – finalizo y asiente emocionado para dejarme un beso en la frente –
- Nos vemos en la noche, por cierto ¿Por qué es la cena? – pregunta Darío confundido y alzo los hombros –
- Según Eithan, Emiliana quiere decirnos algo importante y por eso debemos estar todos – respondo y el guapo castaño frunce el ceño –
- Sigo sin entender, la idea es su familia, la familia de Eithan y sus amigos, pero nosotros somos tus amigos – dice y le pego en el costado – aush, dolió – se queja y me rio negando –
- Quejoso – digo y niega – estén allí y punto – chillo y Darío sólo asiente derrotado –

Camino con mi niño grande hasta la caja y me despido de él, rodeo la caja y me pongo detrás del mostrador después de agradecerle a Alonso, quien vuelve a su lugar y sigo atendiendo clientes que van llegando, sin embargo, no dejo de pensar en la situación de Darío, ojalá todo salga mejor de lo que pienso.



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-Hasta luego – digo despidiéndome de todos –
- Nos vemos Maia – se despiden y sonrío para arreglar mi morral en el hombro después de arreglarme la chamarra –

Nací para amarte Where stories live. Discover now