Layla Losada
-¡Por fin llegaste! – le reclamo a Maia quien llega sonriendo –
- Esta ansiosa lleva una hora preguntando por ti – comenta Darío y le muestro el dedo del medio –
- ¡Cállate imbécil! – chillo y terminamos riéndonos –Todos terminamos de saludar a Maia y Darío va por los tragos, nos sentamos y esperamos al castaño, unos minutos después llega el grandote con una bandeja de cinco copas de chupitos más una botella de tequila, Antonio prepara los chupitos y todos aplaudimos felices.
-¿Qué celebramos? – pregunta Alaia y si me entra curiosidad –
- ¡Verdad que sí! – exclamo ansiosa y Maia sonríe anchamente –Todos nos quedamos en silencio y una voz me paraliza, parpadeo lentamente y miro a los chicos, todos están tan pasmados como yo, menos Maia quien está emocionada, me giro lentamente y veo a Horacio frente a mí, una chamarra negra, su cabello castaño, sus ojos azules, su sonrisa blanquecina, su piel ahora bronceada, ahora mira a todos y suspiro embelesada.
-¿Se quedan allí o me vienen a abrazar? – pregunta Horacio sonriente y Darío grita para correr a abrazarlo –
- Mi amor – chilla Alaia y me alejo de todos mientras me cruzo de brazos –Una parte de mí está molesta y la otra está feliz de saber que esta de regreso. Saber que Horacio volvió, me mantengo pensando cuando siento una mano en mi hombro y me sobresalto, la mirada se me nubla y Horacio me ve preocupado, niego y sonrío para abrazarlo finalmente, siento que de esta manera encajan mis partes rotas y que Horacio es un imbécil por jamás haberme dicho la verdad.
-Te extrañé – susurro apoyando mi mentón en su hombro –
- También yo – susurra acariciando mi espalda –Nos alejamos un rato después y nos quedamos viéndonos fijamente, trague saliva pero Antonio se acercó emocionado para llevarse a Horacio, suspiro suavemente y me quedo en el mismo lugar hasta que Maia se acerca para abrazarme, sonreí de lado después de alejarme y le guiño un ojo para por fin sentarnos todos, Darío llega con una copa de más y Antonio le sirve a Horacio, todos alzamos nuestras copas.
-¡Por el regreso de Horacio! – chilla Alaia y sonreímos –
- ¡Salud! – gritamos para chocar nuestras copas, nos tomamos de un trago el chupito y nos quejamos pero ya a la segunda copa todo mejoró, mientras que el limón y la sal acompañaban al tequila en nuestro organismo –Los chicos felices del regreso de Horacio, sólo querían saber de su estadía en Italia, pero yo estaba nerviosa de saber que le ocurrió, Horacio les respondía emocionado y sonrío por el brillo en sus ojos, me alegra saber que tan bien le fue en Italia, tomaba trago detrás de otro mientras escuchaba a los chicos preguntar y Horacio responder.
-¿Y una novia? – pregunta Alaia y me detengo para alzar la mirada para verlo –
- Laura una siciliana muy guapa – responde y sonríe embelesado, me tenso y siento un nudo en la garganta –
- ¡Wow! Hasta tus ojos brillan – chilla Antonio feliz y miro a otro lado –
- Realmente me gustaba esa chica – comenta y volteo a verlo – ella me hacía sentir bien – finaliza y me levanto de la silla para salir del bar –Me quejo al sentir el frío de la noche pegar en mi cuerpo, respiro profundo y me abrazo para caminar lentamente hasta la pared de al lado del bar, me apoyo en esté y saco una cajetilla de cigarrillos de mi chamarra, saco un cigarro y el encendedor, prendo el cigarrillo y vuelvo a guardar la cajetilla junto al encendedor, cierro los ojos mientras el humo sale desde mi nariz y labios, respiro profundo y alzo la mirada al cielo, lágrimas ruedan por mis mejillas y siento dos pulgares que las borra, respiro profundo mientras que me abrazan y apoyo mi cabeza de su hombro.
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Nací para amarte
RomanceMaia Mitchell, una joven soñadora y con una vida por delante, estudiante de odontología y con una novia que la hace muy feliz, al menos eso hasta que regresa su pasado, aquel pasado que quiso bloquear por tres años... su profesora, su sueño más boni...