108.

354 31 5
                                    

Cecilia Abbey

Ya son dos semanas que estoy fuera del hospital y estoy feliz de volver al trabajar hoy, mamá se asoma en mi habitación para avisarme que el coche ya está listo, asiento y le agradezco para levantarme del tocador, agarro un abrigo y me lo pongo, me acerco por la cartera y la agarro, salgo de la habitación y me acerco a mamá, mientras hablamos bajamos las escaleras y me despido para salir de casa, saludo a mi nuevo chófer y me abre la puerta trasera para subirme, le agradezco y le digo donde vamos a ir.

-Claro jefa – dice el joven muy carismático y asiento –
- Gracias – susurro y miro por la ventana mientras el chico sale del vecindario para ir al hospital –

Un rato después llegamos al hospital y me despido del chófer para bajarme y arreglo mi ropa, agarro mi cartera y cierro la puerta para caminar hasta la entrada del hospital, entro y con la ayuda de mis recuerdos pasados camino el hospital hasta el ala de Odontología. Llego a Odontología y tres secretarias se levantan, sonrío y cuando miro hacía los consultorios sale la castaña que he querido ver desde aquel día cuando desperté, Maia Montero.

-Hola – susurra asombrada y sonrío –
- Buen día colega – susurro y volteo para ver a las chicas que están impactadas de verme –
- Soy Sacha su secretaria – se presenta la rubia y estrechamos nuestras manos –
- Sacha necesitaré paciencia pero regreso con todo, así que guíame hasta mi consultorio – pido y asiente emocionada para caminar delante de mí –

Es el consultorio del lado derecho del de Maia, sonrío y paso por su lado, me volteo a verla y ella me mira como si fuese una obra de arte, mi piel se eriza y regreso la mirada al consultorio para entrar, le agradezco a Sacha y lo admiro para luego caminar hasta el escritorio, me quito el abrigo y lo pongo en el perchero al igual que la cartera, cuando voy a ponerme la bata entra Eduardo y me volteo a verlo, él me mira impactado del regreso.

-Si volviste – chilla y me rio asintiendo –
- Te lo dije – digo obvia y niega –
- Cecilia duraste tres meses en coma – me regaña y se cruza de brazos – no esperas ni un mes y ¿vuelves? – pregunta y asiento tímida – Dios mujer – susurra y me rio – Llámame a Maia – le dice a Sacha y la rubia asiente –
- ¿Para qué? – pregunto en un susurro y me ignora –
- Díganme – esa voz me hace tambalear, me fascina –
- Necesito que asistas a Cecilia, ya que no cumplió el reposo y lo mejor es que la ayudes, yo no puedo estoy muy ocupado – pide Eduardo y Maia asiente procesando la informan – ¿Si podrías? – le pregunta ahora y Maia voltea a verme, nuestras miradas se conectan y trago saliva –
- Sí, no tengo problema – responde finalmente y Eduardo sonríe –
- Sabía que contaba contigo – se acerca a ella y la abraza, se aleja y voltea a verme – nos vemos mi corazón, al mediodía nos vamos a almorzar – finaliza Eduardo y sale del consultorio, me rio y niego para mirar a Maia –
- Gracias pequeña – susurro y Maia se queda paralizada, como asombrada – ¿Qué ocurre? – pregunto asustada y Maia se acerca lentamente a mí hasta quedar a centímetros –
- ¿Recordaste? – pregunta titubeante y bajo la mirada negando –
- ¿Por qué? – pregunto ahora y ella se aleja de golpe –
- Debo pasar consulta, Sacha avísame cualquier cosa – dice sin quitarme la mirada y veo una tristeza en esos ojos cafés que me duele –
- Gracias – repito y asiente sonriendo –
- De nada colega – susurra y se da la vuelta para salir del consultorio –

Resoplo y miro a Sacha, me ve atenta y sonrío para pedirle que me cuente como va todo por aquí. Se sienta frente a mí y yo me siento detrás del escritorio, la rubia me va contando todo sobre mis pacientes y asiento mientras trato de ordenar todo en mi mente, Dios necesito recordar pronto. Agradezco a Sacha un rato después y se va para dejarme sola.





                                   **********

P.O.V Maia

Me despido de las secretarias y veo mi reloj de muñeca, son las 12:30 del mediodía y antes de toparme con Cecilia y Eduardo, camino rápidamente hasta salir del hospital. Al salir camino hasta mi coche y me subo al llegar, dejo mi cartera a un lado y me pongo el cinturón de seguridad, giro hacia la entrada del hospital y veo a Cecilia junto a Eduardo, suspiro suavemente y bajo la mirada de sólo pensar que ella no me recuerda.

Nací para amarte Where stories live. Discover now