55.

374 38 21
                                    

Las semanas fueron pasando en un transcurso a veces lento, a veces rápido pero pasando al fin, ahora mismo estamos a finales del primer período, algo que no me ayuda mucho pero a la vez no me permite pensar, me encierro en los estudios, mi habitación, el trabajo y el alcohol, sobre todo lo último, cada noche después de salir del trabajo los fines de semanas voy a beber y termino en aquel departamento que al otro día prometo no volver. Y de semana termino alcoholizada en mi habitación, es mejor de vez en cuando, lo mejor es que ya la resaca ni me molesta, ya es parte de mí.

En cuanto a mis amigos, después de estar tan “desaparecida” como ellos dicen, un día fueron hasta mi casa y aunque mamá dijo que estaba dormida, llegaron a mi habitación y claro se dieron cuenta que dormida no estaba, así que nada, me tocó la reconciliación porque aunque no se iban de mi casa tampoco me querían hablar y tenían razón, ellos jamás se portaron mal conmigo, no era justo.

En cuanto a Lía, después de aquella cena iba más frecuente al café, a veces con Teresa, otras veces con Juliana y Teresa, creo que a Juliana no le caigo bien y claramente ella a mí tampoco por jugar con Lía, he estado conociendo a Lía cuando no estoy ebria y es una dulzura, no merece estar con alguien casada, menos con alguien que jamás la va a tomar enserio y eso me hace ver que Cecilia hizo lo mismo conmigo, tarde aprendí.

-¿Mujer y esa cara? – pregunta Ángelo asombrado y camino como zombi dejándole la palabra pero me sigue –
- ¿Qué necesitas Ángelo? – pregunto deteniéndome y volteando a verlo –
- Puedes tener esos lentes de sol, que por cierto te hacen ver guapa, pero Maia basta – responde y frunzo el ceño –
- ¿Basta qué? – pregunto confundida y el rubio niega –
- Basta que bebas así, es todos los días, nos damos cuenta Maia – dice y me tenso, respiro profundo y niego para darme la vuelta y seguir hasta el salón –

Una parte de mi grita que Ángelo tiene toda la razón del mundo pero prefiero ignorarlo, porque el dolor se va un poquito cuando estoy ebria y eso es mejor que vivir sobria pensando en ella, sufriendo por ella y preguntándome todos los días ¿Qué hice?. Prefiero estar ebria que estar sin ella. Me siento en mi puesto de siempre y miro hacía la ventana mientras veo a los chicos pasar, esperando a que llegue el profesor, siento a Ángelo sentarse a mi lado pero ninguno dice nada y es mejor así.

-Vuelve Horacio – pienso mientras una lágrima rueda por mi mejilla y la borro –
- Me voy pronto – dice el rubio y me giro a verlo –
- ¿Qué? – pregunto conmocionada y asiente sin verme – ¿Por qué? – pregunto sin comprender –
- El rector me avisó que ya es hora de volver y mi familia está feliz que sea así – responde suavemente y asiento lentamente, nos quedamos en silencio y lo abrazo fuerte –
- Te adoro tarado – susurro y nos reímos –
- Quiérete Maia, es lo primero que debes hacer – susurra y me tenso – también te adoro tarada – finaliza y nos alejamos –

Ángelo tiene los ojos cristalizados y yo frunzo los labios, pero el profesor llega y ambos nos giramos para prestarle atención a la clase. De vez en cuando volteo a ver a mi amigo y no es justo que pida que vuelva uno cuando de eso depende que se vaya otro, que aparte nunca se porto mal conmigo, la clase transcurrió con demasiada normalidad. Una hora más tarde salimos de clase y decido que si mi amigo se va pronto haríamos muchas cosas juntos, así que llamé a mis otros amigos para reunirnos en un parque.





                                   **********

Las horas de clases pasaron con demasiada normalidad y mi rubio estaba emocionado luego de que le avisé que le tenía una sorpresa, él aceptó diciendo que amaba las sorpresas y me reí mientras pasaba la mañana. Salimos de la universidad y le pido que se vaya conmigo, me mira con terror pero termina aceptando, caminamos hasta mi coche donde nos subimos, él de copiloto y yo al mando.

Nací para amarte حيث تعيش القصص. اكتشف الآن