Capítulo 2.

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- ¿Camila, lo dices de verdad? – Sonó la voz preocupada de su amiga.

- Sí, Dinah, lo digo de verdad... Yo... Yo ya he tomado una decisión. – Dijo Camila desviando sus ojos.

Dinah apretó su mandíbula mientras Camila se removía en el asiento de aquel restaurant donde estaban almorzando para luego volver cada una a las oficinas del trabajo.

- No diré que me pilla de sorpresa... Sólo pensé que... - La frase se perdió sin terminar.

- No sé qué estaba esperando. – Dijo Camila levantando los hombros.

El silencio se mantuvo hasta que el mesero llegó con la cuenta, ambas salieron caminando a paso rápido, la morena estaba segura que su amiga tenía tantas cosas que decir pero ninguna de ellas quería oír.

- Nos vemos mañana. – Dijo finalmente Camila.

- Cuídate, y mándale muchos besos al bebé. – Se despidió con un abrazo su amiga.

...

Lauren sentía cómo las gotas de sudor bajaban por su cuerpo, llevaba casi 50 minutos en la cinta de correr que tenían en casa, mientras el sonido de Metallica chocaba contra sus tímpanos a través de sus auriculares y mirando de vez en cuando el pequeño monitor donde por una pantalla se apreciaba a Cameron dormir en su cuna. Bendita tecnología, ella podía hacer ejercicio en la primera planta mientras su pequeño dormía en la segunda y aún no perder detalle.

Sus pensamientos estaban determinados en que aquella noche invitaría a Camila a cenar en aquel restaurant de comida India que su esposa tanto gustaba, hacía casi meses que no lo hacían, debido a que Camila se negaba a dejar a sus padres o a los de ellas cuidando del pequeño mientras ellas salían unas horas, lo cual le parecía un poco sin sentido si se comparaba que su esposa no había dudado en volver al trabajo cuando Cameron ya había cumplido los 6 meses y dejar que Lauren se quedara con él durante todo el día.

La ducha fría logró entumecer sus músculos, sabía que 1 hora en la cinta de correr no se podía comparar a todos los entrenamientos físicos que hacía antes, pero las cosas habían cambiado, y ella debía tomárselo con calma. Sin embargo se sentía bien de ver cómo su cuerpo no había perdido tanta forma.

Se vistió rápidamente al escuchar cómo Cameron lloraba llamándole en el cuarto contiguo, cuando entró lo vió de pie apoyado contra las barandas de su cuna que estaba a poco nivel del piso, para evitar accidentes.

- ¿Dónde está el chico más guapo del mundo? – Dijo con una voz graciosa sacando al pequeño de la cuna.

...

El trafico le hizo sentirse aún más enfadada, sus manos apretaban con fuerza el volante mientras escuchaba las noticias por la radio local, ya iba a atardecer y se sentía totalmente contrariada, por una parte lo que más quería era llegar a casa para poder estar con su hijo, jugar con él, arroparlo, o simplemente quedársele viendo... Pero por el otro extremo sabía que encontrarse con Lauren haría volver el caos a su mente.

Apretó los labios mientras recordaba aquel día que luego del trabajo había llegado al pequeño piso en el que aún vivían ambas, con un pequeño regalo en las manos. Recordó el rostro de curiosidad de la ojiverde cuando vió el paquete, y cómo ella con sólo una sonrisa cómplice lo había dejado en su regazo... Su esposa no había demorado ni dos segundos en abrir el regalo, y observó cómo Lauren sonreía con todas sus fuerzas para luego comenzar a sollozar, el regalo eran dos pequeños calcetines de recién nacido color blanco, lo cual simbolizaba la noticia de que ella había quedado embarazada.

El claxon del auto de atrás le hizo notar que el tráfico se había movido, luego de avanzar la camioneta se llevó una mano a la frente apoyando el codo en la puerta del conductor. En qué momento todo se había vuelto tan diferente, tan frío, tan distante, tan extraño... Tan ajeno.

...

Con su hijo en brazos recibió a su esposa en la puerta, observó con cuidado cómo Camila tenía un semblante serio que se esfumó cuando le sonrió al pequeño para luego tomarlo en brazos y quedarse en el pequeño antejardín por unos minutos, ambos enfrascado en una burbuja en la cual Lauren se sintió incómoda por no poder participar directamente, quería saludar con un gran beso a la mujer que tanto amaba, pero ella misma sintió temor de ser rechazada, lo que luego se volvió un dolor al percibir que aquella mujer no parecía ser la misma chica de la cual se había enamorado en el instituto.

Entraron los tres a la casa mientras Camila dejaba el ligero abrigo sobre la mesa del comedor y las llaves de la camioneta.

- He pensado, que quizás quieras salir a cenar algo de comida India. – Dijo suavemente Lauren.

- Ya sabes que no me gusta que salgamos de noche con Cameron, ahora que es cambio de estación él podría tener un resfriado o algo. – Espetó Camila quitándole importancia a las palabras de la ojiverde.

- Bueno, podríamos pedirle a tus padres o a los míos que se queden con él, sólo por unas horas.

Su rostro se sintió estudiado detenidamente por los ojos marrones de su esposa, la cual entró a la cocina con Cameron en brazos mientras con gran habilidad lograba servirse un vaso de agua.

- Lauren, no lo sé, él nunca se ha quedado tantas horas sin ninguna de las dos... Bueno... No desde que volvió a casa luego de salir del hospital. – Dijo con un tono apagado.

- Lo sé, pero creo... Creo que nos haría bien. – Mencionó delicadamente Lauren.

Notó cómo Camila fruncía el ceño, pero aun así no desesperó por una respuesta positiva, y mirando por el rabillo la hora en el reloj de la pared se concentró detalladamente en la vestimenta que llevaba su esposa aquel día.

- Llamaré a mi madre, tus padres viven más lejos y no quiero que luego vuelvan a la casa de ellos tan tarde. – Finalizó Camila saliendo de la cocina junto a Cameron.

Se apoyó contra la encimera sonriendo levemente, quizás, sólo quizás, las cosas comenzarían a mejorar entre ambas, trabajaría con todas sus ganas para amenizar la situación y hacer que ambas tuvieran una agradable cena.

...

La cena hubiera estado excelente si no hubiera sido por el gran nudo que sentía en el estómago y cómo se sentía casi incapaz de probar un solo bocado, o incluso, hubiera estado genial si hubiera logrado mantener el hilo de la esmerada conversación que intentaba mantener Lauren a base de los planes del viaje al lago, o de cómo la ojiverde quería remodelar el cuarto del pequeño.

Mientras caminaban en silencio por el aparcamiento del restaurant fue cuando sintió su pecho apretarse completamente, incluso dejando escapar unas lágrimas de sus ojos lo cual no pasó desapercibido por los ojos esmeralda de Lauren.

- ¿Cariño? ¿Estás bien? – Dijo preocupada Lauren tomándole una de sus manos.

- Yo... Lauren... - No pudo continuar.

Pudo ver cómo su esposa intentó abrazarla pero fue ella misma quien impidió la acción soltando sus manos para luego ver el miedo en el rostro de su esposa.

Soltó un fuerte suspiro para volver a mirar directamente a los ojos de la mujer que tenía enfrente, sintiendo cómo sus labios temblaban sin aguantar el llanto. Sin embargo entendió que Lauren no diría nada hasta que no fuera ella la que explicara la situación.

- Quiero que nos divorciemos. – Dijo finalmente Camila.


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Amor inmarcesible. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora